¡Escribí! Notas de Lector
Ir a la secciónPor Walter Santoro
La identidad es el conjunto de rasgos propios de un individuo, o de una colectividad, que lo caracteriza frente a los demás. Es la conciencia que una persona tiene de ser ella misma y distinta a las demás. La identidad de una comunidad se manifiesta en su historia, sus tradiciones, sus expresiones artísticas, su arquitectura. Mientras hay pueblos que están orgullosos de su idiosincrasia y se preocupan por conservar su patrimonio cultural y explotarlo turísticamente, hay otros que tienden con frecuencia a eliminar los vestigios del pasado. En nuestra historia, y acentuado en los últimos tiempos, no entendemos que somos todo aquellos que mostramos, o que desde la destrucción queremos ocultamos. Si hay algo que las historias nos han enseñado es que uno es artífice de su destino, y esclavo del pasado.
Actualmente la modernidad nos deslumbra con espejitos de colores que se les ofrecen a aquellos que uno quiere conquistar o dominar. Las conquistas o dominio pueden venir de cualquier lado, pero siempre tiene como eje, desarraigar a la persona o sociedad de su historia, sus costumbres, de todo aquello que le otorga identidad; creándoles la fantasía de un mejor futuro. Una manera de lograr esto, es por ejemplo, en las llamadas restauraciones o puesta en valor de nuestro patrimonio, que sin entender la importancia del legado a nuestra cultura, tradiciones o historia, se están modernizado, desarraigándonos y destruyendo cualquier vestigio de identidad. Ponen el eje de nuestra historia en la banalidad de algún tema intrascendente.
Las costumbres y tradiciones que se transmiten de generación en generación, son igual de importante que otros tipos de patrimonio, y merecen ser cuidados del mismo modo, y forman parte del patrimonio inmaterial y la identidad de los pueblos.
Patrimonio, cultura e identidad
Los enfoques más actuales en materia de patrimonio cultural hacen hincapié en la idea de construcción social, mediante la cual se entiende que el patrimonio no existe en la naturaleza, sino que se trata de una creación humana inducida desde recortes ideológicos, y legitimada, luego por el cuerpo social. En este contexto, el patrimonio se convierte en un referente esencial de la identidad cultural de la comunidad. En Argentina, la construcción de un patrimonio histórico tuvo una primera etapa durante las primeras décadas del siglo XX, en el marco de la construcción de una identidad nacional frente al impacto sociocultural de la inmigración.
El legado patrimonial natural y cultural -y los conceptos, tangibles e intangibles, que están presentes en nuestra sociedad- se convierten en patrimonio, son transmisores de una cultura y otorgan identidad. Si establecemos que la definición de patrimonio son aquellos bienes de propiedad de una nación, y reflejo de la identidad de una comunidad, podríamos confeccionar una lista variada de bienes que nos representan como país, pero que resultan a veces complejos de relacionar. Esto es producto de una comunidad-país multicultural, formado por las bases de pueblos originarios cuyos saberes ancestrales son incalculables -aunque la mayoría veces son menospreciados- así como el aporte de la inmigración, que hasta el día de hoy nos sigue marcando la identidad.
En los albores del siglo XX la Argentina era conocida como “El granero del mundo” debido a su enorme caudal de exportaciones agrícolas. Culturalmente hablando, no había ninguna referencia concreta sobre nuestro país, y no existían artistas destacados que representaran la cultura nacional. Si bien aparecían músicos y cantantes argentinos deambulando por España y Francia desde la década de 1920, ninguno de ellos logró trascender mucho más allá de los locales en donde se presentaban. Hasta que llegó Carlos Gardel. En septiembre de 1928 debuta en Francia con un éxito inmediato y arrollador. París era en ese entonces la ciudad de moda y allí se daban cita las personalidades más importantes del mundo. La voz y el encanto magnético de Gardel cautivó al público que cada noche agotaba las entradas. Fue amigo de las más importantes personalidades de la cultura a nivel mundial, tales como, Charles Chaplin, Luciene Boyer, la Mistinguett, Maurice Chevalier y tantos otros. Todos alababan su arte, convirtiéndose rápidamente en el argentino más famoso en Francia, y gracias a su carisma y profesionalismo fue difundida definitivamente la música popular argentina. Y con ella nuestra propia cultura e identidad. Gardel se transformó, como dijo alguna vez el periodista Roberto Casinelli, en “nuestro mejor embajador a nivel mundial” Agregamos, embajador del ser porteño, un Argentino de ley.
En 1933 Gardel viaja a Nueva York con el propósito de seguir filmando películas. Paramount se interesó en el artista y finalmente logró que firmara un contrato para la realización de dos películas, con opción a cuatro más. Las películas producidas por el propio Gardel, a través de inversores privados, fue un hecho trascendental en nuestra historia, algo que nunca antes había sido concedido a un artista argentino, y convirtiéndose en el artista extranjero mejor pago.
Las cuatro películas que llegó a filmar en Nueva York tuvieron un éxito impresionante en todos los lugares de EE.UU., Europa y Latinoamérica. El fervor era tal que el público obligaba en muchos casos a retroceder la cinta para escucharlo cantar. Eddie Cantor, Bing Crosby y Al Jolson, los tres más importantes cantantes nortemericanos de esa época, tuvieron palabras elogiosas sobre su canto e interpretación.
Gardel fue el artista más importante que tuvo y sigue teniendo la Argentina. Hay un antes y después de Gardel. Después de su trágica muerte en Medellín todos desearon ser Gardel porque él fue quien marcó el camino a seguir.
Han pasado 85 años desde la desaparición física de Carlos Gardel y su legado fue pasando a través de varias generaciones, sustentado en la pasión de aquellos que hoy conocemos como gardelianos, hecho que podrimos decir que define la identidad porteña. La Fundación Internacional Carlos Gardel, creada por los sucesores del artista, viene como albacea a custodiar su inspiración, e historia, en el compromiso asumido en su memoria.
Desde la fundación creemos que el saber puede ser contagioso, sólo hay que sembrar el virus. Somos una sociedad joven, con una interesante e intensa historia, que aún falta ser estudiada y, sobre todo, divulgada. La fundación pretende aunar esfuerzos para convertir a la industria cultural en el motor de crecimiento y fortalecer nuestra sociedad. Por medio del resguardo patrimonial revalorizar la historia, y a quienes desde su interés nacionalista creyeron en un porvenir. Proponemos bases educativas, en pos de la concreción de proyectos para el fortalecimiento de nuestra sociedad.
La fundación FICA cuenta con más de 5000 objetos correspondientes a Carlos Gardel, convirtiéndose esta en la colección más importante jamás reunida: 1583 fotos originales, de las cuales 430 se encuentran dedicadas; 110 enmarcadas; 1200 discos de pastas; 100 discos de pruebas; 270 programas de teatro desde 1914 a 1926; 45 objetos personales (mate, corbata, rastra de plata y oro, facón, smoking, cartera de cuero, la corbata de la suerte, etc.); 3 guitarras (Dos de Antigua Casa Núñez y una Breyer), 70 cartas de Gardel (60 en referencia a él);más de 200 documentos; todas sus películas en cinta; más de 1500 fotos digitales en alta resolución de todas sus películas; 2 álbumes regalo de la Paramount; 10 documentales de época sobre Gardel; 12 diarios de la época; 300 registros de sus canciones, en propiedad intelectual, realizados por José Razzano; 50 recortes periodísticas del accidente; copia del expediente del accidente aéreo en Medellín; y varios documentos y prontuarios de la policía federal y provincia de Buenos Aires.
A través de nuestro programa de rescate, y resguardo de patrimonio del Tango, hemos establecido un punto de partida con la conservación de más de 42.000 piezas correspondientes a la historia del 2x4. Desde la fundación sentimos orgullo de ser quienes hagan entrega a la sociedad de este importante patrimonio, base para el desarrollo de cualquier sociedad.
Fecha de Publicación: 22/12/2020
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