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Tras las huellas de los Jesuitas

La orden del Papa Francisco ha dejado una marca en todo el territorio de nuestro país, hacemos un recorrido por todas ellas.

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jesuitas en la argentina

Condensar en una sola nota la historia de la Congregación Religiosa de San Ignacio de Loyola es una tarea imposible de realizar, de manera que sólo nos limitaremos a recordar sus bases fundacionales, el paso por el territorio argentino y su actuación en él.

Un poco de historia

En 1534 Ignacio de Loyola junto a otros seis jóvenes, que lo habían conocido en la Universidad de París, hicieron un retiro y se unieron a él en votos de pobreza, castidad, y una peregrinación a Jerusalén. Si esta última promesa no resultaba posible, como no lo fue, se comprometieron a aceptar cualquier obra apostólica solicitada por el Papa. En 1539 Ignacio redactó el primer esbozo de la organización de la orden, que el Papa Pablo III aprobó el 27 de septiembre de 1540.

 

Esta Orden, de la que forma parte el Papa Francisco, se denomina Compañía de Jesús y tuvo un rol destacado en el impulso inicial sobre los territorios que en la actualidad constituyen buena parte de la Argentina. Dedicados en forma especial a trabajos educativos y productivos, desde su establecimiento en 1599 hasta su expulsión en 1767 por el monarca español Carlos III. Las instalaciones las liquidó la llamada Junta de Temporalidades a precio vil. Aunque son más conocidas las misiones jesuíticas instaladas entre los siglos XVII y XVIII en las actuales provincias de Misiones, Corrientes y Córdoba, se establecieron en la casi totalidad de los territorios entonces ocupados por la corona española en esta parte del continente.

Las Manzanas de los jesuitas en Argentina

Córdoba

Poco más de una década después de la fundación de la ciudad de Córdoba, en 1586, llegaron los primeros sacerdotes de la Compañía de Jesús a esta región de la Argentina. Autores indican que desde la fundación de esa ciudad tenían un predio asignado, es lo que hoy conocemos como Manzana Jesuítica. El terreno ya poseía una ermita bajo la advocación de los santos Tiburcio y Valeriano, protectores de Córdoba, erigida luego de que una invasión de langostas flagelara la economía local.

La orden del Papa Francisco ha dejado una marca en todo el territorio de nuestro país, hacemos un recorrido por todas ellas.

Desde el comienzo de esta centuria las obras hechas por los jesuitas en esta provincia durante los siglos XVII y XVIII son Patrimonios de la Humanidad por la UNESCO. El Camino de las Estancias Jesuíticas, de 457 km, recorren los estabelecimientos que fundaron allí. Ellas son, además de la Manzana de la ciudad Capital, Estancia de Caroya, Estancia Jesús María, Estancia Santa Catalina, Estancia de Alta Gracia, Estancia La Candelaria y Estancia de los Santos Ejercicios.

Ciudad de Buenos Aires

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En 1608 llegaron los primeros jesuitas al puerto de Buenos Aires. En un comienzo el solar asignado estaba en la actual Plaza de Mayo. Cincuenta años después fueron obligados a mudarse a la ubicación actual de la llamada Manzana de las Luces. Allí se alza la parroquia San Ignacio de Loyola, el templo más antiguo de la ciudad.

 
Santa Fe

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La ciudad de Santa Fe, en el noreste de la Argentina, se funda en 1573. Años después de su instalación en Buenos Aires, los jesuitas remontan el río Paraná para levantar ese templo y colegio junto a la plaza principal, el primero de la orden en Argentina. El Colegio de la Inmaculada Concepción junto a la Iglesia de Nuestra Señora de los Milagros forman parte del circuito turístico “Paso del papa Francisco en la Ciudad de Santa Fe”. Recorrido armado para recordar el paso del sumo pontífice por la ciudad

Los Jesuitas en Argentina

En 1732 había quince reducciones o pueblos jesuíticos de guaraníes ubicadas en las actuales provincias de Misiones y Corrientes, con unas 30.000 familias y unas 140.000 personas.

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Las reducciones en la primera de ellas cambiaron de ubicación varias veces, algunas incluso se erigieron fuera del territorio argentino. En orden alfabético son Corpus, Mártires, Nuestra Señora de la Candelaria, sede de la primera imprenta en la Argentina. Le siguen Nuestra Señora de Loreto, San Ignacio Miní, tal vez la más conocida por su cercanía con las Cataratas del Iguazú. También podemos nombrar a San Javier, San José de Itá-Cuá, Santa Ana y Santa María La Mayor.

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En la provincia de Corrientes, por su parte, se ofrece también una Ruta de los Jesuitas, un paseo que recorre cuatro localidades que formaron parte de las celebradas misiones jesuíticas: Yapeyú, La Cruz, Santo Tomé y San Carlos.

Jesuitas en el Norte Argentino

Entre 1550 y 1593 los conquistadores españoles instalaron varias ciudades desde San Salvador de Jujuy hasta La Rioja. El objetivo de estas era asegurar las rutas comerciales y mantener contenidos a los pueblos originarios que peleaban para recuperar sus tierras.

 

En 1550 se organizó la tributación de los nativos pacificados otorgados en encomiendas. Eso se transformó en un punto de conflicto con los sacerdotes de la Compañía de Jesús ya que entendían que para cumplir con su misión evangelizadora debían preservar a la población nativa de la sobreexplotación. Esto los puso en una posición enfrentada a los encomenderos, de los cuales dependían para su supervivencia. Por lo que, buscando un financiamiento propio, comenzaron con sus obras fundacionales.

 

Catamarca

La dispersión de los Jesuitas en la provincia de Catamarca, en el Norte Argentino comienza en el año 1716, con la compra de la Merced de Balcosna, y luego en el Valle Central de la actual Capital con la donación por parte del cabildo de un lote de tierras para que la Orden pudiera levantar allí un convento. Muchas de las construcciones de la Compañía de Jesús en esa provincia pasaron a manos privadas con su expulsión.

 
La Rioja

La Casa de la Compañía de Jesús en La Rioja fue una de las últimas en fundarse en la otrora provincia jesuítica del Paraguay, en el año 1624. Asimismo, fue la última orden religiosa en establecerse, ya que desde su fundación en 1591 la ciudad contaba con la presencia de Franciscanos, Dominicos y Mercedarios.

 

Según autores en la provincia se encontraban las propiedades de La Saladilla, Las Cañas, El Duraznillo y Las Higuerillas. En la Sierra de Velasco, la estancia de Guaco, y en el Valle de Famatina, las haciendas de Malligasta y Nonogasta, los parajes de Anguattá, Guanchipá y Capalgapán y los potreros de Massangano, El Duraznillo y Agua Negra.

 
Salta

En la provincia de Salta la obra de la Compañía de Jesús fue importante, pero, inexplicablemente a mediados del siglo XIX se demolieron su templo mayor y el colegio, uno de los edificios coloniales más importantes de la ciudad. En el Museo Histórico del Norte, ubicado en la capital de la provincia, se pueden ver las rejas de las ventanas y balcones del colegio y el hermosísimo púlpito del templo, pintado y dorado a la hoja. En el Mercado Artesanal de la capital funcionó el primer molino jesuita de la provincia.

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El poblado de San Carlos, en los Valles Calchaquíes, tuvo asiento una reducción. También en Rosario de la Frontera las huellas que se pueden vivenciar en la que fue la capilla de la Estancia Jesuita La Caldera. Allí se entronizaron como Santos Patronos del pueblo a la Virgen del Rosario y a San José.

 

A mediados del siglo XVI se erige la Misión Nuestra Señora de la Columna de Macapillo, actual pueblo de El Quebrachal (Departamento Anta). Otras misiones en la provincia fueron la de San Juan Bautista de Balbuena, San Carlos de Borromeo y la de Cerrillo en el Valle de Lerma para el comercio de mulas y ganado en pie para el Alto Perú.

 
Santiago del Estero

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Autores indican que San José del Boquerón, fue el primer asentamiento jesuita en Santiago del Estero. En la actualidad se puede visitar la iglesia San José de las Petacas, parte de una Reducción Jesuítica, fundada en 1751.

 
Tucumán

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En la provincia de Tucuman se pueden visitar las ruinas de la Misión San José de Lules, en la que se observa una antigua capilla y un convento que fueron fundados por la Compañía de Jesús en 1670. En el mismo siglo se levantó la Estancia San Ignacio y tiempo después la Estancia en Tafí del Valle y la Iglesia en la Villa de Trancas.

Huelas Jesuitas en otras provincias del país

Provincia de Buenos Aires

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En el siglo XVII los jesuitas en Argentina levantaron en el partido de Zárate, sobre el rio Paraná, la Estancia Las Palmas y las capillas Nuestra Señora de la Begoña y del Rey. A mediados del siglo siguientes la Compañía de Jesús administró en Laguna de los Padres, ubicada a minutos de Mar del Plata la ciudad balnearia más importante de ese país, la reducción Nuestra Señora del Pilar.

 
Formosa

En el siglo XVIII se erigió la Misión El Timbó, en la ribera derecha de la laguna Herradura, la que fue íntegramente destruida años más tarde.

 
Mendoza

En esta provincia de la región de Cuyo en 1608 se levantó Circa, aunque no quedan restos del asentamiento, destruido por un terremoto en 1861. De 1619 es la Estancia Jesús, María y José de Uco, en La Arboleda.

 
Neuquén

Entre 1669 y 1717 los Jesuitas evangelizaron el actual territorio de la Patagonia Argentina. Provenientes de Chiloé, en Chile, llegan los primeros misioneros y se instalan en la correría del Nahuelhuapi, que estaba emplazada en la península del Huemul, a escasos kilómetros de Villa La Angostura. En la actualidad existe un proyecto para la edificar un centro de interpretación histórica en esa villa lacustre.

Fuente: Turismo Religioso.Travel

Fecha de Publicación: 04/05/2021

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