¡Escribí! Notas de Lector
Ir a la secciónBuenos Aires - - Miércoles 01 De Febrero
Durante siglos, el hombre ha destrozado lo que la naturaleza le ha brindado sin que le importaran las consecuencias. Así, perdimos ejemplares únicos de nuestros ecosistemas, algunos de los cuales jamás podremos recuperar. Afortunadamente, aún quedan pequeños espacios donde fue posible frenar la depredación antes de que fuera demasiado tarde. El Parque Nacional Copo, en Santiago del Estero, es una muestra de ello.
Ubicado en el departamento de Copo, intendencia de Pampa de los Guanacos, en el corazón mismo del Impenetrable. El Parque Nacional Copo es uno de los pocos sitios del país donde conviven especies en vías de extinción, como el yaguareté, el tatú carreta, el chancho quimilero, el oso hormiguero grande, el águila coronada y la boa de las vizcacheras, entre otras especies amenazadas de la fauna nativa. Se creó en el año 2000 y abarca una superficie de 118 mil hectáreas.
A su vez, es uno de los últimos reductos del quebrachal que sobrevivió a la feroz explotación que tuvo lugar en el resto de la provincia durante el siglo XX. Esta explotación se llevó a cabo en los años en que llegó el tren a la zona, se talaron indiscriminadamente campos de quebracho colorado para transportar a lo largo de la pampa en forma de postes o durmientes para las vías. Además del quebracho colorado, integran estos bosques otros árboles, como el quebracho blanco, el itín, el guayacán, el mistol y el yuchán (palo borracho).
La millones de hectáreas de monte taladas en esa época hicieron que el clima se tornara mucho más árido y los pueblos tuvieran que buscar nuevas fuentes de trabajo. Esto sumado a la ganadería sin control impidió la recuperación de la arboleda. La cantidad de monte que sigue en pie es apenas el 20% de lo que existía a principios del siglo XX en la provincia. Este inconveniente es el que aceleró la creación de un área protegida a través de la constitución de Parque Nacional.
En principio, en 1968, fue una reserva natural. Tuvieron que esperar hasta el año 2000 para convertirlo en el parque que es hoy. Cuenta con una biodiversidad única en la región y es una de las áreas protegidas más aisladas del país por lo que no cuenta con la infraestructura habitual para los visitantes. Es por eso que conocerlo está reservado para los amantes de la naturaleza y de la aventura, ya que es posible acampar en un sector reservado para tal fin, pidiendo autorización previa a los guardaparques. Otra alternativa es alojarse en localidades cercanas, como Pampa de los Guanacos –donde hay hospedaje, casa de comidas, proveeduría, estación de servicio y sala de primeros auxilios– o Los Pirpintos, a 27 km, con una oferta similar. Para llegar hay transportes que acercan a los turistas hasta Pampa de los Guanacos, desde allí se debe contratar una excursión o ir en vehículo particular hasta el parque. El ingreso al parque se debe hacer siempre con los guardaparques y en un vehículo acorde, ya que, no hay senderos marcados y el camino no siempre es de fácil tránsito.
Se recomienda visitarlo durante el otoño, invierno o primavera. Los lugareños desaconsejan visitarlo en verano, ya que, el calor resulta excesivo y las lluvias son abundantes. En ocasiones pueden llegar a cortar los caminos por inundación. Es imprescindible llevar ropa liviana,sombrero y protector solar en cualquier época que se visite porque el clima es bastante hostil. Es el único parque del país sin ríos, lagos ni mar en el total de su extensión. Sin embargo, es una experiencia inolvidable para los amantes de los paisajes agrestes y la naturaleza vírgen.
Fecha de Publicación: 16/05/2018
Te sugerimos continuar leyendo las siguientes notas:
10 lugares para acampar en Buenos Aires
Para anotar: consejos para acampar en la montaña
Parques Nacionales difunde normas para seguridad de los turistas en sus áreas protegidas
¡Escribí! Notas de Lector
Ir a la secciónNo hay comentarios
Comentarios
Uno de los barriadas más pequeñas, fácil de caminar en una tarde, con orígenes en la inmigración vas...
Cumpleaños, eventos masivos, compras veraniegas y hasta la habitual gastronomía se vieron impactadas...
Como la tierra fantástica de promesas y temores, la industria editorial argentina transitó algarabía...
Hace medio siglo la Ciudad Feliz mostraba una singular vida turística, tiempos donde gran parte de l...
Suscribite a nuestro newsletter y recibí las últimas novedades