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La belleza de la cerámica

Un taller de cerámica de gran calidad y un barrio histórico de Santa Fe: La Guardia.

 

Tradición, trabajo e innovación se conjugan en las piezas del Taller de Cerámica Artesanal de La Guardia. Es un espacio que identifica a los santafesinos. Este taller está ubicado en el distrito costero de La Guardia. Sus fines son la formación, investigación y rescate de las técnicas prehispánicas de trabajo en cerámica.

Una de las claves para la calidad de su trabajo es la utilización de la excelente materia prima de la zona. En este espacio creativo se da forma allí a piezas únicas en cerámica bruñida que recrean las figuras zoomorfas típicas de la etapa prehispánica en la región.

El taller de La Guardia nació en 1960 con el fin de formar a artesanos aprovechando los recursos naturales del lugar. Con materia prima recogida del riacho Santa Fe, alumnos y docentes modelan día a día fragmentos de su propia cultura.

Fue Alfredo D’Auría, primer maestro y director, quien en la década del 60 comenzó a realizar las primeras piezas a mano. Estas eran, luego, moldeadas para ser producidas en serie y vendidas en Santa Fe, Buenos Aires y en ferias artesanales en distintos puntos del país. Entre otras piezas realizadas por los alumnos, surgió entonces la típica cerámica zoomorfa negra bruñida, que identifica a la ciudad y la región.

En la actualidad, este espacio enseña un oficio. Su objetivo es rescatar la identidad del lugar, investigando, replicando y recreando las formas y técnicas prehispánicas. Es decir, rescata tradiciones de los antepasados, parte de la cultura, con una producción artesanal creativa altamente valorada.

El taller está dividido en un área formativa (con un sector infantil y otro de adultos) y otra de producción. Al primero se puede ingresar desde los ocho años. Al segundo sólo si se reúnen las condiciones que las docentes a cargo requieren para el trabajo grupal.

Un barrio bicentenario

Con más de 200 años, La Guardia muestra su cara visible hacia la Ruta 168. En estas tierras de la costa santafesina se armó la guardia del Brigadier Estanislao López, cuando éste se alzó con el gobierno de Santa Fe. Hoy, sus cuadras de tierra aún cobijan a aquellos que desean rodearse de naturaleza. Su historia se diferencia de todos los barrios de la ciudad de Santa Fe.

Con los años, se sucedieron los gobiernos, pero sin grandes cambios en la fisonomía de la zona. Los mayores avances se produjeron quizás en los últimos 60 años, luego de que se creara por ordenanza municipal la Administración del Distrito Colastiné (hoy Delegación La Guardia-Colastiné).

Al trabajo municipal se sumaron las instituciones, que pusieron su granito de arena para brindar alternativas a los habitantes. Entre ellos, el Club Atlético Velocidad y Resistencia. En las décadas siguientes, las instituciones deportivas proliferaron en la zona, aunque muchas tuvieron corta vida debido a la falta de fondos para sostenerlas.

Del trabajo social también se encargan entidades intermedias

No es casual que el taller funcione en esta zona de “arcilla bendita”. En 1928, cinco hermanos habían creado la primera fábrica de materiales cerámicos de todo el país. Tenía 19 hectáreas y su producción se enviaba todo el país. Cerró en 1955, en medio de la crisis económica que frenó sus exportaciones y que la obligó a apagar para siempre los hornos que tantas fuentes laborales generaron durante casi tres décadas.

Tal como atrajo en la década del ‘30 a las primeras fábricas de tubos, ladrillos y tejas, La Guardia hoy proporciona una materia prima con todos los elementos necesarios para la producción en el Taller de Cerámica. También participan en él, vecinos de otros sectores de la Costa e incluso de los barrios emplazados en pleno casco urbano capitalino.

 

 

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