Este espejo de agua no solo es poseedor de una perfección natural, sino que además tiene una historia de mitos, leyendas que lo convierten en un símbolo cultural del paisaje precordillerano. El explorador de la Patagonia, Carlos María Moyano descubrió el majestuoso lago durante el siglo XIX, debido a la inmensidad que le brindó, apenas comparable con la amplitud del por entonces Gran Buenos Aires, fue que él mismo la bautizo con ese nombre.
Si bien, el gran lago es conocido del lado argentino como Lago Buenos Aires, en Chile recibe el nombre de Lago General Carrera. Con el devenir de la historia, se conoció su nombre original que era Chelenko, del idioma Tehuelche que quiere decir “lago de las tempestades”.
Este lago tiene origen glaciar, y se impone al visitante que transita por la Ruta 43 al noroeste provincial con una imagen de imponente azul profundo que nace en el horizonte cordillerano con el Cerro Castillo como testigo tanto del pasado con sus antiguos exploradores que trazaron sus rutas, como del presente dónde visitantes de todo el mundo recorren sus costas y comunidades cercanas de Argentina y Chile. Sus aguas desaguan en el océano pacifico a través del río Baker.
Se destaca de este lugar que tanto en estaciones cálidas y frías la magia de su compañía se puede disfrutar de los servicios adecuados para visitantes exigentes.
Paisajes de ensueños
La superficie de su inmensidad consta geográficamente de 1850 kilómetros cuadrados destacando que su mayor porción corresponde al lado chileno, más específicamente a la Región de Aysén del General Carlos Ibáñez del Campo que lo convierten en el mayor lago del territorio trasandino. Allí, uno de los mayores atractivos turísticos consiste en el paseo por la Catedral de Mármol. Un islote en medio del lago compuesto por rocas de tonos blancos y marfiles. Esta excursión simplemente transporta al turista a un mundo desconocido dónde la armonía de colores y la riqueza mineral son imposibles de representar a través de palabras.