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Dique Cabra Corral, un paraíso a pocos kilómetros de la capital salteña

Cabra Corral es una de las opciones más placenteras de Salta. Paisajes verdes y lago, turismo aventura y un espacio espléndido para disfrutar en familia.

El Dique Cabra Corral es una de las mayores reservas hídricas del norte argentino. Se encuentra a tan solo 65 kilómetros de la capital de Salta sobre la RN 68. Es, indiscutidamente, uno de los destinos favoritos de los salteños para pasar el fin de semana. El embalse de agua cristalino ofrece naturaleza pura, deporte de aventura y también historia. Construido entre 1966 y 1972, este espejo de agua se construyó en base a una garganta natural formada por la confluencia de diferentes ríos

La pesca es sin duda uno de sus mayores atractivos porque constituye uno de los espacios más privilegiados del norte de nuestro país. Pescadores disfrutan de los paisajes mientras buscan algún pejerreyes, bogas, bagres y sábalos. El turismo gastronómico también despliega sus encantos e inclusive se puede disfrutar de un excelente almuerzo con vistas panorámicas y directas al Dique.

El turismo aventura adquirió un gran protagonismo en los últimos años y se incorporaron deportes de moda deportes como bungee jumping. También pueden realizarse travesías en 4x4 escalada, tirolesa o rapel. Otras opciones, más alejadas de la adrenalina, son el trekking o el moutain bike. Algunas posadas ofrecen inclusive la posibilidad de realizar equitación, una oportunidad ideal para conectar con la naturaleza de una forma única a través de esta actividad ecuestre.

Tras las huellas de la historia...

Una de las alternativas más atractivas consiste en su pintura Rupestre de Ablomé en el perilago de Cabra Corral. En las zonas habitaron pueblos originarios y dejaron sus huellas pintadas en piedras. Se puede acceder a ellas en lancha o kayak para atravesar el dique, una vez allí el trayecto debe hacerse a pie y con calzado cómodo. La caminata se disfruta desde el primer momento y mientras se recorre pueden avistarse animales autóctonos como corzuelos, loros o iguanas. Una sugerencia útil es descargar aplicaciones que funcionen como GPS para marcar el camino.

La primera parada es el Gran Peñol, un hermoso mirador al que se arriba después de una hora de caminata y que ofrece una de las mejores vistas del dique. Rodeado de cerros y vegetación, las aguas cristalinas invitan a una tranquilidad única en este pequeño pulmón verde no tan alejado de la capital.

Al bajar por el Peñol se llega a las pinturas rupestres, huellas indiscutidas de la historia. En este momento del paseo pueden tomarse fotografías y descansar. Muchas de las pinturas se relacionan con la cultura Santamariana que apareció entre los años 900 y 1.000 después de Cristo, aunque otras datan de sociedades aún más antiguas.

Coronel Moldes

Muy cerca del embalse de Cabra Corral, y como parte del circuito de los Valles Calchaquíes, se encuentra Coronel Moldes. Esta zona ofrece un clima privilegiado y articula la naturaleza con las tradiciones agropecuarias de la región. Aquí se puede visitar el Museo del Tabaco. Un emprendimiento privado, único en nuestro país, que extracta lo significativo del ritual precolombino de este cultivo. El visitante conocerá todos los secretos del tabaco, desde sus orígenes en estas tierras y de que manera fue creciendo hasta nuestros días.

En Coronel Moldes otro imperdible es el Museo Arqueológico Santa Anita. En el discurre la historia desde los cazadores recolectores de 10.000 años atrás hasta la época de los trueques. Por medio de piezas únicas queda testificada la vida precolombina de la región.

Una joya arquitectónica que se encuentra en Coronel Moldes es la Iglesia San Bernardo que fue construida en el siglo XVIII. Cerca del pueblo se encuentra este pintoresco templo del siglo XVIII. Tiene una particularidad, esta construida en una elevación del terreno eso permite, desde ahí, tener una lida vista del pueblo

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