Tanto hemos oído hablar de la selva misionera. Tiene leyendas, canciones, personajes fantásticos e inmensa naturaleza. Con animales y vegetación coexistiendo a la par, que le añaden magia al paisaje. Pero tampoco olvidemos que ha sido un lugar de asentamiento de distintas poblaciones humanas con el correr de la historia. De hecho, los primeros pobladores fueron los guaraníes, quienes fueron evangelizados por los jesuitas por medio de sus misiones en la zona. Asimismo, ha servido como una fuente de inspiración de la más rica literatura argentina. Así que es hora de dialogar de la flora y fauna que podemos encontrar en su suelo porque siempre es posible sorprendernos más.
Inabarcable y natural
La selva de la tierra colorada representa una de las áreas de mayor biodiversidad de la Argentina. En este sentido, forma parte del Bosque Atlántico, una ecorregión que se extiende desde la Serra do Mar, ubicada en la costa brasileña. Luego, rodea el Este del Paraguay y casi todo el territorio provincial. Y acá es donde nos toca hablar del rol preponderante de su flora y de cómo se esparce sobre los kilómetros de espesura. Para ello, vamos a aclarar que dicho fragmento natural se encuentra dividido en dos distritos fitogeográficos diferentes.
En primer lugar, está la selva propiamente dicha. La cual se caracteriza por la presencia de árboles como el palmito, el palo rosa, los laureles y especies de cañas o tacuaras. En segundo, nos chocamos con la parte de los pinares, que se sitúa en rincones más elevados. Allí, los reyes que dominan son el Pino Paraná y la Araucaria. Sin embargo, también abundan múltiples ejemplares para admirar y estudiar. Entre los más importantes figuran el lapacho, el timbó, el guatambú, el petiribí, la palmera, el cedro maco y el incienso. Asimismo, lo hacen el laurel blanco y el negro, la maría preta, la mora blanca, el urunday y muchos más.
La flora misionera se destaca por contar con pisos o estratos bien definidos. De esta forma, tenemos al herbáceo en el piso de la selva y el arbustivo con plantas que alcanzan hasta 15 metros. Adelante, hay un nivel intermedio formado por helechos y árboles en crecimiento. Mientras que posteriormente está el del dosel o esqueleto, que alberga especies de hasta 30 metros. Para finalizar con el sector de los emergentes, integrado por gigantes que tocan los 45 metros de altura. Cabe destacar, que la provincia es igual de famosa por sus orquídeas que concentran el 50% de las existentes en el país.
Autóctona de las nuestras
La fauna de Misiones es muy rica en sus variedades de especies. Inclusive, las investigaciones realizadas en parques nacionales y otros ecosistemas de la provincia dan cuenta de ello. Por supuesto, que hay espacio para estrellas estelares que han obtenido su reconocimiento en el tiempo. Es que desde 1989, el yaguareté, el tapir y el oso hormiguero son considerados "Monumento Natural Provincial y de Interés Público". Iniciativa que prohíbe la caza y/o posesión de estos amiguitos dentro del territorio con el fin de lograr su preservación.
Del grupo de los invertebrados, conviven una enorme cantidad de mariposas y arañas. Igualmente, se visualizan aves como águilas, loros, papagayos y tucanes. Aunque también ronda un equipo voluminoso de mamíferos compuesto por peludos acorazados, murciélagos, coatíes, lobos de río, zorros, nutrias y carpinchos. Igualmente, quienes no se quieren quedar afuera de la lista son los monos. El carayá rojo y el caí son de los más apreciados cuando se busca fotografiar animales en la selva.
A algunos les pinta el exhibicionismo y en cambio, otros son del orden antisocial. Sí, son los felinos del orden del puma y el ocelote que con su exótica impronta se hacen desear para dejarse ver. No obstante, a no desanimar si no se los encuentra. Esta fauna no te va a dejar a pata y ofrece tortugas, lagartos, yacarés, caimanes, víboras y serpientes para coleccionar en el álbum.
Argentina, más específicamente de tierras litoraleñas. Nací en Entre Ríos y soy Comunicadora Social. Me especializo en la redacción en todas sus formas e intento crear imágenes mentales a través de las palabras. Melómana y apasionada de la semiótica por las miradas que nos aportan del mundo. La curiosidad siempre me mantiene en movimiento.