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A 114 kilómetros de la Ciudad de Mendoza se ponen de pie paredones de arena y arcilla labrados por el agua durante siglos. Se los conoce como Huayquerías y, en algunos casos, superan los 50 metros de altura. Es un verdadero laberinto natural que nos hace replantearnos qué somos y cuánto duramos en la inmensidad y lo infinito de nuestro mundo.
El nombre proviene de la definición “zanjones provocados por la erosión”, en el idioma quechua, o “Lanzas de Agua”, por la nación mapuche y los pueblos pehuenches que habitaron el territorio sancarlino. Cabe aclarar que, técnicamente, la zona de los paredones se la conoce como “El cañadón de la Salada”, que está dentro del desierto de las Huayquerías. No obstante, localmente se trata de “las Huayquerías”. También es oportuno mencionar que este es otro de esos lugares que muchos mendocinos no conocen, como el caso de la Laguna del Sosneado, que aquí también se ha tratado.
Lo cierto es que la zona se puede recorrer de manera particular o con contingentes que parten con un guía desde la Dirección de Turismo de San Carlos. En el caso de que decidas ir en tu vehículo particular, debés saber que tendrás que pagar un ingreso, de bajo valor, ya que se trata de una zona de propiedad privada. En el caso de ir junto a los guías municipales, se paga también en la Dirección, pero desde allí serás trasladado en combi hasta el puesto donde comienza la aventura.
La excursión puede durar hasta 2 horas, aunque algunos se quedan un tiempo más. Consiste en algo tan simple como caminar y contemplar. Tocar, oler y escuchar. Toda una experiencia sensorial. Al tacto, las paredes parecen ir descascarándose. La arena y la arcilla rojizas caen a nuestros pies y son arrastradas por los arroyos de agua que permanentemente surcan el lugar.
Sin embargo, el lugar también es tentador para los amantes del deporte aventura. Se puede practicar mountain bike, trekking, rappel y otras actividades. Incluso, algunas motos suelen desandar los caminos entre los mayestáticos paredones.
Con ese nombre, la Municipalidad de San Carlos impulsa una travesía nocturna, en noches de luna llena. Ofrece un recorrido verdaderamente mágico y místico. Donde los amantes de las energías y la naturaleza pueden tener una conexión verdaderamente especial. El cielo libre de contaminación permite que la luna tiña de plateado el agua de los arroyos y le dé una pincelada metalizada a los paredones del cañadón. Una experiencia única.
Fecha de Publicación: 11/03/2022
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