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El camino del año

El Camino del Año es una ruta típica de montaña, un sinfín de curvas y un abanico de paisajes únicos. Pumas, guanacos y flora autóctona.

El Camino del Año tiene su nombre bien ganado, es que algún viajero empedernido las habrá contado alguna vez: son 365 curvas. Claro, nadie esperaba menos al tratarse de un camino de alta montaña y de 57 kilómetros de longitud. Algunos lo eligen para pasear, otros para llegar a algún destino en particular. Hay quienes lo recorren en 4x4, otros en auto, algunos en moto y, por último, más de una vez me crucé unos cuantos osados ciclistas.

Une dos localidades importantes de la provincia de Mendoza. El Camino del Año se completa en dos horas, en cualquiera de sus sentidos. En un extremo, Villavicencio. El mismísimo lugar que da nombre al agua mineral. Y ahí mismo está el hotel, ese que se ve en las etiquetas. Algunos pinos y una proveeduría, no mucho más. En la otra punta, Uspallata. Villa principal de la alta montaña mendocina. Grande. Con escuelas, hospital, comisaría, estación de servicio, restaurantes, hoteles, etc. Quizá por eso la mayoría elige partir desde Villavicencio, para terminar en Uspallata y degustar una rica parrillada, con chivo y cordero, o unas buenas pastas.

Imágenes para grabar en la retina

Las postales que quedan en la memoria de los smart phones son alucinantes. Aunque mejor aún si lo capturamos todo con nuestros ojos y lo guardamos para esos momentos aburridos en los que hurgamos en nuestra memoria para trasladarnos a algún recuerdo. Y entonces encontraremos guanacos que se acercan, nos miran, y parten. Cóndores que sobrevuelan más cerca de lo que quisiéramos; es que su tamaño es de temer. Nieves eternas en algunos picos alejados. Y, si el cielo despejado acompaña, el mismísimo Aconcagua surge en el horizonte hacia el oeste.

Está ahí. No es un típico atractivo turístico de nuestra tierra. Pero eso lo hace, para los que lo conocen, más fascinante aún. El turista que lo transita no es nuevo en Mendoza, ya estuvo en Puente del Inca, ya fue al Valle de Uco y visitó San Rafael. Aun así quedan atónitos. Y entonces no hay dudas: el Camino del Año es una joya que no podemos dejar de visitar.

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