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Ir a la secciónBuenos Aires - - Sábado 02 De Julio
Las circunstancias sociales en Chile han disuadido a los argentinos en su idea de veranear en el vecino país. No obstante, todavía queda una gran cantidad de personas que parece decidida a cruzar la cordillera para pasar unos días de playa. Sobre todo, los del oeste argentino, los más alejados de la Costa Atlántica. Y, si bien parece un viaje corto, con solo 400 kilómetros de distancia entre Mendoza y Reñaca, suele llevarnos unas cuantas horas.
El camino hacia Chile es, obviamente, de montaña. Esto quiere decir que es un camino sinuoso, con pendientes, curvas cerradas, animales en la ruta y otro tipo de obstáculos que hacen más largo aún nuestro viaje. Pero, por otro lado, hay un factor clave en cuanto al tiempo que nos demoramos en llegar al destino. Se trata de la aduana.
Viajar a Chile implica viajar a otro país. Suena algo totalmente obvio, pero la frase connota un sinfín de aspectos a tener en cuenta. Debemos controlar, por ejemplo, que el seguro de nuestro vehículo tenga cobertura en ese país. Es importante, también, conocer las normas de tránsito porque, en algunos casos, son diametralmente opuestas. En Chile, se puede sobrepasar a otro auto tanto por la izquierda como por la derecha. Además, no es obligación llevar las luces bajas encendidas permanentemente. Entre otras cuestiones.
Pero, seguramente, lo más importante para tener en cuenta al momento de ingresar a otro país son los trámites migratorios y de aduana. Para ingresar a Chile, en cuanto a documentación, basta con el DNI de cada persona que va en el auto. A eso hay que sumarle la tarjeta verde o la tarjeta de autorización de manejo del vehículo. Una vez ingresados en el recientemente inaugurado edificio de aduana, en Chile, debemos seguir las instrucciones de los no muy amistosos chilenos.
Pero, básicamente, lo que hacemos es completar dos formularios. Uno es sobre el tipo de equipaje que traemos con nosotros. El instructivo nos indica qué cosas debemos declarar a parte y qué cosas forman parte del equipaje normalmente aceptado. En el 90% de los casos nuestro equipaje es el que se acepta sin declaración extra. El otro formulario es sobre el vehículo. Allí nos solicitan datos que aparecen en la tarjeta verde, tales como número de chasis, de patente, modelo, marca, etc. Es importante advertir que la misma persona que ingresa el vehículo al país es la que debe retirarlo. Es decir, una persona no puede entrar a Chile con el auto y después tomarse un avión a Japón, dejando el auto en Chile. En ese caso, las autoridades aeroportuarias obtendrán la información por sistema y no nos dejarán salir.
Continuando con el trámite, después de completar los formularios debemos dialogar con personal de la Policía de Investigaciones (PDI) quienes nos van a solicitar nuestros DNI y van a constatar que nuestra apariencia coincida con la del documento. Finalmente, el periplo acaba con la revisión que hace el SAG (Control de ingreso de alimentos) en nuestro auto.
Una vez concluido todo hay que tener en cuenta dos factores. En primer lugar, al salir del complejo tendremos que entregar uno de los papeles que nos dieron adentro, con información del vehículo. Se entrega el duplicado y nos dejamos el original, que será requerido en la aduana argentina, a nuestro regreso. Y, en segundo lugar, tenemos que guardar cuidadosamente las tarjetas migratorias. Se trata de papeles con forma de tiques y que tienen la inscripción “PDI”: esos también serán requeridos en nuestra vuelta al país.
Ahora ya sabés lo que hay que hacer para chilecruzar a Chile. No es sencillo, pero tampoco es la Teoría de la Relatividad Especial. Lo único que hay que hacer es seguir instrucciones y preguntar, siempre preguntar. No dudar, preguntar.
Fecha de Publicación: 27/12/2019
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