¡Escribí! Notas de Lector
Ir a la secciónViajar en auto tiene momentos de aburrimiento como la Ruta del Desierto, en La Pampa con sus 205 km en línea recta, con la jarilla como único paisaje. Pero hay otras en las que uno realmente vive experiencias únicas. Caminos donde se siente que ya se está de vacaciones, aunque no se haya llegado al destino. Vamos con 4 tramos de rutas que se deben hacer al menos una vez en la vida.
En el extremo norte de la Patagonia Argentina, se encuentra la famosa Ruta de los Siete Lagos, un camino sinuoso a través de un paisaje épico de bosques extensos y multicolores, picos imponentes y lagos serenos.
¿Es suficiente un día para viajar por la Ruta de los Siete Lagos? En cuanto a los viajes de un día, este es épico: en total de ida y vuelta son unos 216 kilómetros. Se puede hacer, pero no garantizamos que ante el paisaje tan fascinante las detenciones no sean cada 500 metros. Lo ideal es concretarlo en dos días con acampe agreste en alguno de los lagos que conforman el recorrido.
Saliendo de La Angostura, sobre el Nahuel Huapi, a poco de andar y luego de pasar un puente se divisa el lago Espejo. En el camino hay varios miradores, recomendamos detenerse en el desvío de 'Playa y Camping Agreste Lago Espejo', el paisaje desde la playa es impresionante, incluso en un día nublado. Continuando la marcha aparece el Correntoso, cuyas aguas son alimentadas por el deshielo de las montañas que bordean la orilla derecha. Aquí hay un buen mirador para contemplar el paisaje.
El siguiente tramo largo de la ruta es un hermoso y sereno recorrido a través del paisaje montañoso boscoso del Parque Nacional Nahuel Huapi hasta llegar al mirador del lago Escondido, el más pequeño de los siete.
Justo luego de subir un cerro se encuentra el Villarino, un lugar popular para la pesca de truchas. Luego se continua para pasar por el Falkner. Más adelante se transita una zona de cascadas se llega al lago Machónico, de ahí hasta San Martín de los Andes, la bonita ciudad situada a orillas del Lacar.
La RN 9 conocida en Buenos Aires, sobre todo, como Ruta Panamericana, nace en la Capital Argentina y concluye en La Quiaca. El origen de esta ruta se remonta al Camino Real del Alto Perú, que era utilizado en la época colonial para realizar el recorrido desde Buenos Aires, pasando por Córdoba, Santiago del Estero, San Miguel de Tucumán, Salta, San Salvador de Jujuy, Potosí, llegando al puerto de El Callao en Perú.
El tramo de esta ruta desde la capital jujeña hasta donde se encuentra el único paso fronterizo habilitado en la provincia hacia Bolivia, el Puente internacional Horacio Guzmán, es de una belleza sin par. Son 284 kilómetros que se podrían hacer en una salida de un día, pero nuestra recomendación es programarlo para hacer en una semana. Así se tiene la posibilidad de pernoctar en algunos poblados y vivir el turismo rural comunitario jujeño.
Desde San Salvador de Jujuy, el camino comienza a ganar lentamente altura, pasa por Purmamarca que se caracteriza por el trazado urbano alrededor de una Iglesia de estilo clásico quebradeño, que data de 1648. Más adelante se encuentra Tilcara un pueblo ideal para pernoctar. En sus calles se encuentran hoteles, restaurantes, peñas folclóricas y locales de artesanías. Ambos poblados están en la Quebrada de Humahuaca, Patrimonio Natural de la Humanidad. Un poco más allá se pasa por Abra Pampa, la Capital Nacional de la Puna. Los carnavales y el ritual de la Pachamama son acontecimientos dignos de admirar en este lugar, como así también sus ferias artesanales y los típicos tejidos puneños. Este es el último poblado antes de La Quiaca de la que dista 73 kilómetros.
Las opciones turísticas que da la emblemática Ruta 40 son tan imperdibles como variadas. Tanto sea porque atraviesa los glaciares en Santa Cruz, hasta visitas a pueblos maravillosos del Norte Argentino.
Y dentro de esta región de nuestro país los Valles Calchaquíes no pueden quedar afuera de ningún programa de quien lo visita por primera vez. Posee fastuosos paisajes con quebradas y cerros de todos colores, construcciones únicas y una cultura propia: La Vallista. Algunos pueblos que se cruzan están detenidos en el tiempo, y abrigan la historia y las tradiciones con intacta convicción.
Los Valles Calchaquíes comienzan en Punta de Balasto, Catamarca, un caserío de 190 almas que se hizo tristemente famoso en 1973 cuando un alud la sepultó. Nuestra recomendación es iniciarla en Santa María, a tan solo 30 kilómetros que tienen excelentes servicios de hotelería y gastronomía. El tramo de la RN 40 hasta Cachi, Salta, que es donde terminan los Valles, son 235 kilómetros, que como en el caso anterior se necesita una semana para conocerlo en plenitud.
En la provincia de Catamarca la ruta termina en Fuerte Quemado para comenzar el tramo Tucumano de apenas 37 kilómetros. A poco de andar se encuentran la Ciudad Sagrada de los Quilmes. Luego se atraviesa el pueblo de Colalao del Valle, desde donde puede accederse a la pequeña localidad de El Pichao, 8 kilómetros hacia el oeste. Unos 10 kilómetros más al norte finaliza el tramo en la provincia más pequeña de la Argentina.
El camino sigue por los Valles Calchaquíes hasta Cafayate, la región vitivinícola Salteña, donde se encuentra el empalme con la RN 68. Desde dicha ruta se pueden apreciar curiosas formas en las montañas que forman la Quebrada de las Conchas, como Los Castillos, El Obelisco, El Fraile y El Sapo. Continuando por la Ruta del vino de Salta que superpone a la 40, los valles llegan a su fin en el pueblo de Cachi a 2280 msnm.
El Paso Internacional de San Francisco se encuentra ubicado a 200 kilómetros de la ciudad de Fiambalá sobre la RN60.Los majestuosos paisajes convierten a este recorrido en un viaje imborrable. Este tramo de la ruta, que nace en Córdoba, se encuentra dentro de las diez carreteras más altas del mundo. El límite internacional propiamente dicho se encuentra a 4750 msnm. El recorrido desde Fiambalá posee lugares para detenerse a tomar fotografías del entorno.
Conforme se va ascendiendo, la vegetación se transforma, es mayoritariamente de arbustos y pastizales. En lagunas y arroyos, se encuentran cortaderas y juncos, que cubren totalmente el suelo y se entremezclan con, flamencos, gallaretas, entre otras aves. Las montañas muestran una variedad de colores que van de rojo al amarillo. Se lo debe transitar con precaución porque suelen cruzarse manadas de vicuñas, guanacos y llamas. Momento para detenerse a tomar fotografías.
El Paso de San Francisco es, sin dudas, una experiencia inolvidable que brinda escenarios como la Quebrada de las Angosturas, el Valle de Chaschuil y los volcanes que conforman la imponente Cordillera de los Andes, con cumbres que varían de los cuatro mil a más de seis mil metros de altura denominando el área como “Los Seismiles”.
Fecha de Publicación: 27/02/2021
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