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La Perla se encuentra en Malagueño, a 15 km de la capital cordobesa. El pueblo está ubicado sobre la RN 20 que une la ciudad de Córdoba con Carlos Paz. Es un lugar que nos devuelve al origen, que nos recuerda quiénes somos. Y que nos conecta con lo más horroroso de nuestra historia. Este lugar tiene mucha carga simbólica para la historia cordobesa. Es conocido también como “la Universidad”, y fue el primer centro clandestino de detención (CCD) de la provincia, fuera de la capital.
Se estima que por allí pasaron 3000 detenidos, de los cuales la mayoría permanecen desaparecidos. En este centro, las sesiones de tortura eran prolongadas y los personajes que las llevaban a cabo son famosos y temidos. “La Cuca”, “Charlie Moore”, “Pipo Romero” y “La Tía Pereyra”. Oscuros personajes portadores del terror cordobés.
Este espacio comenzó a funcionar antes del Golpe de Estado del 24 de marzo de 1976. En 1975 funcionaba como laboratorio de tortura. Y siguió hasta fines del ‘78. Es una marca viva que recorre la memoria del pueblo de Córdoba. Los episodios que nos narran las paredes de este lugar son estremecedores. Sin embargo, no deja de ser un lugar para visitar. Un espacio que nos enciende la memoria y la conciencia colectiva.
Una visita que invita a la reflexión y al proclamar un “¡Nunca más!” al terrorismo de Estado. Nunca más a los desaparecidos, ni a la tortura. Nunca más a las violaciones, y al poder en manos de las Fuerzas Armadas. Este espacio nos abre una herida que nunca cierra, porque es preferible así. Que se mantenga abierta, latiendo, recordándonos lo que no debemos repetir. Recordándonos quiénes somos y hacia dónde vamos como país, como argentinos, como cordobeses.
Esta Perla no brilla, sin embargo, ilumina los hechos del pasado, para que los tengamos bien presentes. Hoy funciona como un espacio para la evocación. Allí se encuentra la Comisión Provincial de la Memoria. Este espacio trabaja en las áreas de investigación, comunicación, conservación, mantenimiento, cultura, museografía y educación. Todas éstas, operan de una manera armónica para reconstruir los recovecos que quedaron. Para devolvernos, de a poco, lo que se llevaron. Para narrarnos las historias de los argentinos y argentinas que hoy no pueden contarnos con su propia voz.
Fecha de Publicación: 08/10/2020
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