Se trata de un veloz recorrido por sitios y paisajes para atesorar en la memoria. Por supuesto que hay más. Pero acá te hacemos un resumen para que no te vuelvas loco. El criterio es uno, entre varios posibles. En este caso prioriza los sitios con cierta perspectiva de turista: los mejores paisajes, la naturaleza y el valor histórico-cultural son los ejes de la selección. Se trata de postas muy puntuales y localizadas. Pero también hay recorridos o circuitos.
1. Mar Chiquita
La quinta laguna salada más grande del mundo, en el noreste provincial. Naturaleza asombrosa en una enorme laguna que se asemeja a un mar interior. Es una reserva de aves de renombre mundial. Miramar, la única localidad costera, es su principal centro turístico. La primera de las postas imperdibles.
2. Cerro Colorado
En el norte, el mayor reducto con vestigios de los pueblos originarios en Córdoba. 120 aleros y cuevas con 40 mil pictografías de arte rupestre que dejaron los aborígenes. Además, un paisaje atrapante y la casa que habitó Atahualpa Yupanqui, hoy museo.
3. El Camino Real
Recorre el norte cordobés, desde Caroya hasta San Francisco del Chañar. Valen las paradas en las postas de tiempos coloniales (como la de Sinsacate) y en los varios pueblos que conservan alma histórica. Como Villa Tulumba y Villa del Totoral.
4. Tres estancias jesuíticas juntas
Las de Jesús María, Colonia Caroya y Santa Catalina se ubican a corta distancia entre sí, en el centro-norte provincial. Son parte del conjunto jesuita declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco. Un circuito para asombrarse con el pasado de los jesuitas: iglesias, museos y más.
5. Capital, urbe histórica
Imposible obviar la ciudad de Córdoba, fundante del resto de la provincia que lleva su nombre. Puede atraer su fortaleza comercial, industrial y cultural, pero es imperdible un recorrido por la Manzana Jesuítica, Patrimonio Mundial de la Humanidad.
FUENTE: La Voz
Argentina, nacida en Córdoba. Investigadora en el área de lingüística. En formación constante sobre las Letras y sobre la vida, gracias a la Universidad Nacional de Córdoba. Mis experiencias en viajes me llevaron a aprender cada vez más idiomas y querer conocer diversas culturas desde adentro. Pienso en la escritura como una herramienta para transformar el mundo y volverlo un espacio justo y equilibrado.