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Ir a la secciónPrácticamente no existe calle más famosa en nuestro país que Caminito. Quizás esté a la altura de la 9 de julio o de Corrientes. Pero Caminito tiene más colores, es más divertida y tiene más historia. Por si fuera poco, el barrio es hermoso.
Caminito, la calle más visitada por turistas de todo el planeta, está ubicada en el alma de la “República de La Boca”, en la zona que también se conoce como “Vuelta de Rocha”. Además, claro, linda con el Riachuelo y está a solo cuatro cuadras de La Bombonera. Una explosión de porteñitud recorrible a pie. Además, como si fuera poco, es fácil llegar en transporte público y, gracias al turismo que recibe, es súper segura (acá, nobleza obliga, hay que aclarar, sobre todo para algún turista que esté pensando en visitarla, que el barrio en general no es tan seguro, por lo que, si van, traten de hacerlo de día y no alejarse mucho de la movida turística).
En la traza que hoy tiene la calle, a principios del siglo XX pasaba el tren. Llegando a la década del treinta, esa vía dejó de usarse y se abandonó. En 1950, vecinos del barrio (entre ellos el reconocidísimo pintor Benito Quinquela Martín) pusieron manos a la obra y avanzaron donde el Estado no lo hacía: limpiaron todo y recuperaron el espacio para darle un uso público.
Desde un principio, el callejón tuvo una fuertísima impronta artística: fue decorado con esculturas y murales de artistas, primero del barrio y de la zona, luego de toda la ciudad y por último de todo el país. A mediados de la década del sesenta ya era directamente un museo a cielo abierto.
Otra cosa muy típica de Caminito son sus conventillos, las típicas casas de los primeros inmigrantes italianos que se instalaron en el barrio. En su origen (algunas todavía funcionan así), eran viviendas colectivas, en las que cada familia disponía de una habitación (las suertudas dos) y compartían el patio, la cocina y los baños. Muchos de ellos hoy se restauraron y funcionan casi como galerías comerciales, pero en un principio eran viviendas muy humildes. De hecho, la típica pintura multicolor de las casas tiene su origen en que los primeros habitantes pintaban sus viviendas con sobras de pintura de gente más acaudalada: por, eso, como a caballo regalado no se le miran los dientes, a pinturas regaladas no se le miran los colores.
Quien quiera conocer un pedacito de la historia de Buenos Aires, que vaya a Caminito. Es imposible que se arrepienta.
Fecha de Publicación: 16/03/2022
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