¡Escribí! Notas de Lector
Ir a la secciónMuchas de las grandes ciudades del mundo tienen uno. Por eso, no podía faltar en Buenos Aires: el Barrio Chino es uno de los paseos imperdibles para hacer en la ciudad. Ubicado en el barrio de Belgrano, nos ofrece un viaje relámpago a una cultura muy lejana y, sobre todo, diferente. ¿Listos para conocerlo?
A lo largo de las décadas, Buenos Aires fue el destino elegido por miles de inmigrantes de distintas partes del mundo para echar raíces y proyectar un futuro mejor. Los asiáticos llegaron, en su mayoría, en la década del 80 y muchas de esas familias se establecieron en esta zona de Belgrano. Si bien es conocida popularmente como “Barrio Chino”, la realidad es que los inmigrantes que allí se instalaron provenían de distintos países del Oriente, como China, Taiwán y Japón.
Lo que hoy conocemos como Barrio Chino es un sector ubicado entre las calles Arribeños, Juramento, Olazábal, Montañeses, y sus alrededores. Las familias asiáticas que se asentaron en esa área cambiaron por completo la fisonomía del barrio. Se abrieron restaurantes típicos, locales a la calle e, incluso, templos budistas. Uno de los primeros de la ciudad fue el Templo Chong Kuan, inaugurado en 1988 sobre la calle Montañeses.
En la actualidad, en nuestro país viven unos 200 mil chinos, de los cuales el 70 por ciento reside en la Ciudad de Buenos Aires y el área metropolitana, según el último relevamiento de la Subsecretaría de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural porteña. Esto posiciona a la comunidad china como la cuarta más grande del país, detrás de la boliviana, la paraguaya y la peruana.
El Barrio Chino es un paseo habitual tanto para los porteños como para los turistas. Si bien hay muchas formas de ingresar, prácticamente todos eligen la misma: a través del imponente arco de acceso, ubicado en Juramento y Arribeños. Es que, cuando pasamos por debajo de esa estructura, sentimos que realmente estamos dejando atrás Buenos Aires y entrando en un mundo completamente diferente.
Este arco, elaborado en cemento y piedra, fue traído desarmado de China y luego ensamblado en el acceso de la calle Arribeños. Mide 11 metros de altura, tiene tres niveles de tejas y los extremos de los techos adornados con dragones. Cada columna termina con un león de piedra tallado en la base.
Ya pasamos por debajo del arco, ahora nos queda comenzar el recorrido. A ambos lados de esa calle, empieza la aventura: tiendas y supermercados con productos típicos orientales de todo tipo, desde alimentos importados hasta objetos de decoración o locales de manga y anime. Los comercios están abiertos de lunes a viernes, pero se llenan de visitantes especialmente los fines de semana, cuando se suman también puestos callejeros de todo tipo.
El plan es caminar, recorrer e ir metiéndonos en los locales que más nos llamen la atención. Lo más divertido es descubrir la gran cantidad y variedad de cosas que podemos encontrar allí. La gastronomía es otro de los puntos fuertes del paseo. Hay restaurantes con platos típicos, pero también muchos puestos de comida al paso a precios realmente accesibles. La oferta es para todos los gustos y para todos los bolsillos. Eso sí: infaltable la galleta de la fortuna para terminar la comida y conocer qué nos deparará el destino.
Apreciar los detalles que nos remiten a la cultura oriental también es parte de la experiencia que nos ofrece el Barrio Chino. En el arco de entrada ya mencionado, los leones se erigen como guardianes de acceso. Hay quienes creen que tocarles las garras trae suerte. Pero, en realidad, la tradición indica que hay que buscar dentro de sus bocas una bola escondida y acariciarla. Esa bola simboliza la sabiduría.
Sobre Arribeños, hacia Juramento, hay otra escultura típica, que también fue donada por la comunidad china en 2016. Es un dragón protector que, según las estaciones del año, trae diferentes elementos para el bienestar. Los murales adornan el barrio y, en varias ocasiones, los peces son los que dominan la escena. Para la cultura china, el pez es señal de abundancia.
Los colores también poseen una gran simbología para los asiáticos. El rojo es el color fundamental, y se lo puede ver por todos lados, comenzando por la bandera china. ¿Por qué rojo? Se dice que ahuyenta los malos espíritus. El dorado, por su parte, significa poder y riqueza.
Un buen momento para visitar el Barrio Chino es entre fines de enero y principios de febrero, cuando tiene lugar la celebración del Año Nuevo chino. En los festejos confluyen las comunidades china, coreana, vietnamita, japonesa y tailandesa afincadas en Buenos Aires. Espectáculos musicales, actividades y una gran feria con puestos de comida, artesanías, souvenirs y todo tipo de objetos orientales hacen que realmente valga la pena la visita.
Fecha de Publicación: 02/11/2020
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