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¿Qué tienen en común estos pueblos de Buenos Aires?

Pigué, Berisso y Carlos Casares tienen una historia que los atraviesa y que merece ser conocida en tu próxima escapada de fin de semana.

Las nutridas inmigraciones que vivió el país hacia finales del siglo XIX y principios del XX, son parte de nuestra identidad, y en la provincia de Buenos Aires hay marcas muy profundas. Cuños culturales a través de la gastronomía, la danza, las festividades, sus historias y, incluso, en la producción de cultivos.

El 4 de septiembre de 1949 el gobierno de Juan Perón decretó que ese día sería el Día del Inmigrante. La fecha fue elegida en conmemoración por la disposición del Primer Triunvirato (1812) la que afirmaba “el Gobierno ofrece su inmediata protección a los individuos de todas las naciones y a sus familias que deseen fijar su domicilio en el territorio".

Si trazáramos un recorrido histórico, podríamos reconocer la presencia de distintos grupos de inmigrantes a lo largo de distintas épocas. Un inmigrante que va cambiando, que no es siempre el mismo, pero que conserva algunas características en común que, más allá de su lugar de procedencia, lo definen como tal.

Ya en 1853, y también hoy, con posterioridad a la reforma de la Convención Constituyente de 1994, el prólogo de la Constitución Nacional hace referencia a "todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino".

En Carlos Casares, Pigué y Berisso, se puede palpar claramente ese legado que forma parte de su patrimonio intangible.

Desde Europa del Este

En 1891 arribaron los primeros inmigrantes judíos al partido de Carlos Casares. Gran parte provenía de las zonas de Rumania y Ucrania. Llegaron a América de la mano de la Jewish Colonization Association (J.C.A.) creada por el Barón Mauricio de Hirsch, que posibilitó, en esa época, que se sentaran las bases de la colonización judía en la Argentina, fundamentada en un proyecto agrícola que se desarrolló en distintas provincias de ese país. A partir de esta idea se creó la "Colonia Mauricio" en las afueras del pueblo.

El asentamiento tuvo sus buenos y malos momentos asociados al proceso de desarrollo económico. El desconocimiento de la tierra, las lluvias y el clima los llevo a experimentar sobre los tipos de cultivos. Así pasaron del trigo a la alfalfa y luego al girasol.

En el pueblo, aún hoy, la tradición oral indica que este cultivo ingresó a Carlos Casares no por la búsqueda de mejorar la situación económica sino por el valor estético de su flor y a la conexión sentimental con su país de origen.

Cierto o no está oleaginosa comenzó a ganar prestigio en la producción local. Asimismo, la economía y los valores afectivos inspirados por el girasol, encontraron el punto de equilibrio que terminó por constituir a Carlos Casares, en 1962, como sede para celebrar el Día Nacional del Girasol.

La festividad se inicia con la bendición de la semilla, y luego se realiza la apertura por parte del Intendente de la ciudad. El evento abarca generalmente un fin de semana largo, de jueves a domingo. Incluye obras de teatro, números musicales, grandes bailes populares, desfiles culturales, espectáculos de danza, mesas redondas en las que se aborda la problemática de la industria del girasol, además de la elección de la reina. La entrada a la fiesta es libre y gratuita.

 

 

La colonia francesa en el sudoeste

Pigüé, por su parte, tiene un acento francés, ya que de ese país de Europa llegaron la mayor parte de inmigrantes. La ciudad fue fundada como una colonia francesa en 1884. Sus primeros habitantes eran originarios de la región histórica francesa del Rouergue en Occitania.

Enclavada en las antiguas haciendas del cacique Calfucurá, esta localidad, que contaba con 2000 habitantes hacia 1900, ha crecido a un ritmo sorprendente. Su nombre, Pi-Hue, deriva del mapuche y significa algo así como "lugar de reunión o parlamento". Se eligió, precisamente, porque en estas tierras tuvo lugar la Batalla de Pihué (15 y 16 de febrero de 1858), durante la cual la vanguardia de la última línea del fuerte, al mando del coronel Nicolás Granada, se enfrentó a los pueblos originarios comandados por los cacicazgos que respondieron al cacique Juan Calfucurá (la derrota de estos los hizo parlamentar).

Pigüe es un lugar para una escapada gastronómica de fin de semana ya que se disfrutan platos de la cocina aveyronesa como el aligot (una suerte de puré con mucho queso y ajo); las papas trufadas (también con queso) y las pascadas, bocadillos de buen tamaño. Las hibridaciones con poblaciones diversas como criollos e inmigrantes de otras regiones de Argentina y de países limítrofes fueron imprimiendo otra impronta en los platos: por ejemplo, las papas trufadas se hacen con quesos como el Sardo argentino fresco y las pascadas, se degustan con un acompañamiento salado como acelga o con mermelada de ciruela casera (una delicia)

Pero claro lo que trasciende fronteras a principios de diciembre es la Fiesta de la Omelette Gigante, un evento que se realiza sólo en siete localidades del mundo, una de ellas Pigüé. En ese momento 15 mil huevos, 100 kilos de jamón y varios kilos de distintos condimentos se convierten en el centro de la mirada de los visitantes. La fiesta incluye la designación de nuevos caballeros que se incorporan a la Cofradía de la Omelette. Es tan importante el evento que los funcionarios de la embajada francesa en el país se hacen presentes. Agendalo para conocerlo en diciembre.

 

 

La capital provincial del inmigrante

La instalación de dos grandes corporaciones frigoríficas como la Swift y Armour junto a el puerto y los astilleros de Río Santiago, transformó a Berisso en un polo laboral para los cientos de inmigrantes no agricultores que llegaban al país. Por eso la ciudad fue desde sus inicios, cuna del trabajo.

En 2008 se creó el Museo Asociación 1871, que lleva ese nombre por el año de la fundación de Berisso, en el edificio de la Toma de Agua que pertenecía a la vieja Obras Sanitarias de la Nación. El Museo tiene exposiciones permanentes y cuenta con una biblioteca especializada en literatura e historia local; con una hemeroteca con ediciones realizadas dentro o fuera la ciudad, pero siempre referida a ella; además de realizar actos relacionados a la difusión del arte y la vida de Berisso. Recomendable para recorrer.

Desde 1977, Berisso se viste de fiesta para recibir entre los meses de Septiembre y Octubre a más de 100 mil personas que se acercan a vivir, desde distintos puntos del país, la "Fiesta Provincial del Inmigrante"

Año tras año, durante ese mes se realizan torneos deportivos, un desembarco simbólico, funciones de teatro, conciertos, conferencias, exposiciones, y principalmente los Festivales de Colectividades, que comprenden espectáculos musicales y de danzas. La gastronomía también deja lo suyo en un lugar especialmente acondicionado al efecto. Allí se ofrece una multiplicidad de sabores. Sopa de remolacha, varenikes (pasta rellena con papa, carne y cebolla), kapus- tai (repollo), tarta de amapola, los bigos pierogi (pasta polaca), fatay y kepi, dos íconos de la cocina árabe. Estas son algunas de las delicias de una lista interminable y tentadora.

La celebración culmina con la elección de la Reina y el Desfile de Cierre de las Colectividades.

 

 

Fuente: Subsecretaria de turismo de la provincia de Buenos Aires
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