¡Escribí! Notas de Lector
Ir a la secciónCon la llegada del invierno la naturaleza se tiñe de ocre y al sur de la provincia de Buenos Aires, el paraje de Cura Malal, en Coronel Suárez, se convierte en una postal única para esa estación. La pulpería La Tranca irrumpe en ese paisaje con su fachada rosa y su puerta turquesa, e invita a un viaje imaginario por las noches de guitarreada, cartas, amistad y payadas.
Este pequeño poblado de poco más de cien habitantes, ubicado a 15 kilómetros de la ciudad cabecera de ese partido, vio como a través del tiempo la centenaria pulpería adquirió nuevas características, con colores intensos, comidas que dan calor y encuentros fraternos.
La artista plástica Mercedes Resch es la responsable de esa transformación. Después de estudiar en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires decidió volver a su lugar para seguir jugando, como le gusta decir a ella, y también recuperar imágenes de su infancia.
Así se llamaba, donde se compraba con libreta y la gente pagaba a fin de mes cuando cobraba, recuerdan los vecinos.
Resch comenzó a pensar el proyecto hace veinte años. Compró esta construcción de barro y ladrillo que ya no estaba en funcionamiento y empezó a darle forma y contenido a la pulpería desde hace una década.
Todo el mobiliario que hoy se disfruta cuando se la visita son regalos de los vecinos. Las mesas están hechas con maderas que encontraron en el pueblo, lamentablemente una parte del piso no se pudo recuperar porque era pinotea. Esa madera, al igual que unos enjaretados del techo, son parte del mostrador, de las patas de la mesa y de las estanterías. Casi toda la casa está hecha con materiales reciclados y eso le da una característica particular.
La Tranca debe su nombre a los palos que se utilizan detrás de las puertas para asegurarlas. Lo que antes era el gallinero, hay es un hospedaje para visitantes.
Al igual que hace más de cien años la pulpería es el epicentro de Cura Malal. Antes de la cuarentena, allí se realizaban talleres de danzas, de arte, muestras artísticas y cualquier actividad sinónimo de compartir, expresar y crear.
A las guitarreadas, las payadas, los juegos de cartas, al encuentro de personajes pintorescos, a comer empanadas y a disfrutar de una copa de vino.
En las noches de verano el espíritu de celebración se extiende a la calle del pueblo, y durante el invierno se disfruta de la calidez y del olor a leña de La Tranca. Cada estación aporta una nueva mirada. En invierno hay un cielo azul con sepia en la naturaleza que queda como recuerdo para toda la vida.
Te invitamos a descubrir Cura Malal con ojos propios, un paraje al sur de la provincia donde también podrás encontrar costumbres y tradiciones alemanas que llegaron con los primeros inmigrantes desde el Volga y perduran hasta hoy en el partido de Coronel Suárez. Gastronomía de excelencia, bailes y fiestas, pincelan el paisaje de este destino de cuento.
Fecha de Publicación: 08/07/2020
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