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Buenos Aires - - Jueves 23 De Marzo

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Historia de los barrios porteños. Villa Real, puro pilar de vecindad

El segundo barrio más pequeño de Buenos Aires hunde sus pies en historias de inmigración y progreso. Transparente el alma de, avista en lo alto un barrio de mate y pelota en la vereda.

Buenos Aires
Villa Real, CABA

En el noroeste porteño había pica. Entre los aristocráticos vecinos del veleidoso Versalles y los humildes de la cercana Villa Real, los del Barro. Así se los conocían porque hasta bien entrados los sesenta del siglo pasado varias calles aún conservaban el paisaje de la Buenos Aires entre urbana y campera. Zanjones y pasos de piedras eran la realidad para esta comunidad de inmigrantes, de españoles e italianos a eslovenos. Las sucesivas modernizaciones dieron a la barriada un toque actual, en medio algún botarate desarrollador inmobiliario, pero sin perder las veredas amigas y las puertas abiertas. Esas que cobijaron a la guionista del premio Óscar “La Historia Oficial” Aída Bortnik y al hijo pródigo, el jugador y DT Carlos Bianchi. Otras que acompañaron las salidas de las fábricas y las vueltas de los colegios de obreros cercanos y del conurbano, que se arrimaban a caballo. O que escucharon los tangazos de los cuarenta, con las mejores orquestas, en el Club Amanecer y el bar Los Bohemios, hoy que se continúa en el Buenos Aires de Nogoyá. En fin, que iban al almacén de ramos generales de las gallegas Pura y Pilar en Nazarre y Gallardo y siempre volvían con yapa. El vuelto de la Vida.

Quizá por la lejanía del Fuerte, el controvertido Virrey Sobremonte eligió estos parajes inundables por los afluentes del Arroyo Maldonado. Dicen que desde allí partió a Córdoba con el erario público durante la primera invasión británica de 1806. Su quinta veraniega, la Quinta de los Virreyes o Real, conferiría el posterior nombres al segundo barrio más chico, detrás de San Telmo y antes de San Cristóbal. A mediados del siglo XIX pocos ranchos en esta zona que incluía los futuros barrios de Monta Castro, Villa Devoto y Floresta, muchas chacras de verduras, que solo se interrumpían con ralos almacenes célebres como “La Figura” y lo de Cervetto, más la silueta lejana de los cuarteles de Ciudadela. De hecho, la avenida Lope de Vega fue durante décadas el paso obligado de tropas en desfiles y ejercicios.  

Somos los del Barro

Si bien en las primera oleadas inmigratorias aparecen las primeras tímidas construcciones, y los primeros hornos de barro, sería 1909 el año decisivo para Villa Real. En terrenos adquiridos del ministro Norberto Piñeiro la compañía Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico realizó el tendido de rieles que lo unirían con el Ferrocarril del Oeste, de la estación Sáenz Peña a la de Villa Luro. Y edificó en la zona la estación más importante del ramal, Villa Real. Denominación que el Poder Ejecutivo autoriza un 18 de marzo de 1909, instaurándose la fecha de conmemoración barrial. Y aunque fue distinto a otros barrios, no se diseñó plaza ni iglesia en los alrededores de la estación que funcionaría hasta 1939, el crecimiento poblacional fue sostenido por la instalación de complejos fabriles como la Societá Anónima Tabacchi Italiani (1931), tabacos y cigarros, que llegaría a emplear a 1200 personas, la mayoría mujeres -en la calle Francisco Beiró, luego fue un supermercado que se incendió en 1996.

Con respecto a la estación, la historiadora Susana Boragno informaba en 2009, “La estación Villa Real era la más importante del tendido y disponía de salas de señoras, del jefe, auxiliar, sala de espera y boletería, encomiendas, baños y vivienda para el jefe. Estaba ubicada entre Tinogasta y Simbrón". Hoy una placa frente al único barrio de la zona recuerda este rico legado, al cual volveremos más adelante.    

Los del Barro de Villa Real, como los llamaban despectivamente los barrios aledaños, continuaban creciendo con la prepotencia del trabajo aunque varios servicios esenciales tardaron en arribar. Así que la vida social, la solidaridad comunal, tuvo un gran importancia en club y cafés, incluso en los almacenes como el de “Pura y Pilar” de Nazarre -hoy se conserva la fachada por una parrilla-. Para ingresar al mismo había que cruzar un puente por la calle Gallardo y las mismas propietarias iban a buscar la mercadería hasta el adoquinado de Nogoyá en los días de intensas lluvias, barro y más barro. “Ir al almacén, no solo era para comprar lo necesario, sino era enterarse de los noviazgos, casamientos, nacimientos, fallecimientos, peleas entre vecinos”, contaba Alicia Graciela Martínez de la Junta de Estudios Históricos de Villa Real, sobre el tiempo que las despensas no solo alimentaban el estómago, verdaderos Centros Sociales de esos barrios alejados del bullicio céntrico.

Villa Real

Nada ni nadie podría olvidar las tardecitas de Villa Real

Entre los treinta y  los cuarenta, cuando la Corporación de Transportes instala un cementerio de colectivos en la vieja estación, aparecen los clubes, otros actores fundamentales en las cartas de ciudadanía barriales, como el "Villa Real" (1930), "Amanecer" (1932), "Jorge Newbery" (1942), "Ciclón de Devoto" (1943). El primero, los Diablos Rojos, gritaría los goles del purrete Carlos Bianchi. También aparecen los primeros templos, la iglesia de la Inmaculada Virgen de Fátima, recién terminada en 1988, y se instala la comunidad evangélica, que levantaría una de las joyas arquitectónicas porteñas, la Iglesia Transparente de Tinogasta 5850, obra del arquitecto Antonio Murillo Luque (1970). También aparecen los espacios verdes, con sus singulares palmeras, ya en los cincuenta, con el primero, la Plaza Juan Bautista Terán de 1956. En simultáneo, por ese entonces, se oficializa la nomenclatura de varias calles, Lope de Vega, Espronceda, Víctor Hugo, Moliere y Virgilio, que dan la pauta de la avidez cultural de los vecinos de Villa Real.    

“Tirando la manga por la tardecita/ salgan a la puerta llegó la murguita,/ llegó la murguita de Villa Real/ tomándose en joda la vida real”, cantaba en los ochenta Alejandro del Prado, en el disco producido por Lito Nebbia, y en el muy escuchado “Los locos de Buenos Aires”. Aún estaba la sombra de la vieja estación Villa Real, que sería demolida lamentablemente en 1995. Por aquellos años se instala el Museo del Automóvil en Irigoyen al 2200, el único en la ciudad con vehículos que pertenecieron a Jorge Luis Borges, Diego Maradona y Óscar Gálvez, entre otros.  Ahora, una historia de amor barrial. Y un ejemplo que la memoria, el patrimonio de generaciones, el barro de la Historia, es una tarea de preservar y difundir entre los porteños. Juntos y Todos.

“En la esquina de Tinogasta e Irigoyen funcionaba la estación Villa Real. Pasaba un tren que unía Sáenz Peña y Villa Luro. Hasta 1939. Después se construyeron las oficinas de la Corporación del Transporte. Para los 90 llegó la construcción”, recodaba una vecina al diario Clarín en 1999, cita de barriada.com.ar, “Una manzana de dúplex con seguridad privada. Las únicas del barrio que todavía tienen custodia. Hasta ahí todo bien. El tema fue ver el nombre del complejo el día de la inauguración. Fue bautizada como “La manzana de Versalles”. Era como que en Núñez un complejo se llame “La Boca”. Alicia y la Junta Histórica no podían permitirlo. Era un puñal al corazón para todo un barrio. Hoy, después de muchos años, reuniones y permisos en la Legislatura porteña, hay una placa en esa esquina. Fue una movida vecinal. Recuerda a la estación y deja en claro qué territorio es. Uno de los menos poblados, uno de los más pequeños. La cuna de Carlitos Bianchi. El paraíso para locos como Alicia - Graciela Martínez -y la Junta -de Estudios Históricos-, que se ponen más locos cuando no se respeta al barrio” Así son los vecinos de Villa Real, con la camiseta puesta de su querido barrio.  

 

Fuentes: Nogués, G. Buenos Aires. Ciudad Secreta. Buenos Aires: Sudamericana. 1999; MIcko, C. J. "Villa Real, la cumbre máxima de Buenos Aires" en serdebuenosayres.blogspot.com; Savloff, J. “Villa Real, diablos y mates en la vereda” en diario Clarín, 16 de marzo de 2018; buenosaireshistoria.org/juntas/junta-villa-real/

Imágenes: Buenos Aires.gob

Fecha de Publicación: 18/03/2023

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