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El lazo invisible entre Santa Fe y Los Cocos

En Santa Fe, todos recuerdan con mucha nostalgia la desaparecida aerosilla. Sus enormes pilares siguen en pie, a través de la laguna Setúbal.

La laguna Setúbal, ese gran espejo de agua que baña las costas del este de la ciudad de Santa Fe, ha sido siempre objeto de estudio de proyectos que la involucran y que, en un 90%, no han llegado a materializarse. En el porcentaje menor, la concreción de uno de ellos fue un hito en el desarrollo turístico de la ciudad, que sorprendió, en primer lugar, a sus habitantes y a quienes la visitaban y disfrutaban de la atracción que era poco frecuente a lo largo y a lo ancho del país: una aerosilla.

Antiguamente, cruzaba la laguna, de oeste a este, un puente ferroviario, al que se llegaba por una traza de vías en lo que hoy en día se conoce como Boulevard Muttis (en homenaje a quien fuera intendente de la ciudad). Con el  tiempo, ese cruce cayó en desuso y los pilares permanecieron asomándose intactos sobre la superficie del agua.

Un emprendedor, Federico Block, conoció Carlos Paz a mediados del siglo pasado y, entusiasmado por los imponentes cerros del lugar, decidió construir una aerosilla, la misma que hoy en día es conocida y visitada por turistas argentinos y extranjeros. Con ese antecedente, al instalarse en Santa Fe, su hijo recuperó la idea de la aerosilla cordobesa para montarla sobre los pilares de la laguna. Así comenzaron los trámites ante Nación para conseguir del Gobierno nacional la concesión de los pilares y del terreno de la costa este, frente a la costanera ya existente.

Una obra estupenda

Comienza así a funcionar el cablecarril, con 40 sillas dobles. Se constituyó en un atractivo paseo que consistía en el cruce de la laguna Setúbal. Partía de una plataforma elevada, bajo la cual funcionaba una coqueta confitería/restorán, e incluía la visita al Complejo Piedras Blancas, donde se construyeron casitas alpinas en las que funcionaban un comedor y comercios variados. Había también una plaza con novedosos juegos para niños. Una peculiar fauna autóctona podía apreciarse en el predio, la que convivía con el público que tenía, además, la posibilidad de disfrutar de la playa, perfectamente acondicionada. Todo esto permitía vivir no solo la aventura del cruce en aerosilla, sino además poder pasar un día de playa con comodidades y atracciones para grandes y chicos.

A fines de 1982 una gran inundación cubrió todas las instalaciones de Piedras Blancas, y sus casitas y demás instalaciones quedaron cubiertas bajo tres metros de agua, ya que esa costa no había sido intervenida aún para elevar su cota. Esto se concretó muchos años después, y permitió que hoy en día en ese lugar exista la Costanera Este, con una Reserva Natural, playa con balnearios y comedores, instalaciones deportivas y un hotel de cuatro estrellas, a los que se accede por el viaducto Oroño o por el tradicional Puente Colgante.

Los pilares del antiguo puente ferroviario quedaron desnudos, esperando que otro emprendedor aporte idea y capital para ser utilizados. El cablecarril, que durante algo más de dos años enorgulleciera a esta ciudad, nos recibe intacto en el parque de Los Cocos, en la provincia de Córdoba. Los santafesinos no podemos menos que sentir algo de nostalgia, al pensar que la silla en la que nos sentamos ahora, tal vez haya sido la misma que usamos tres décadas atrás para cruzar nuestra querida laguna Setúbal.


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