¡Escribí! Notas de Lector
Ir a la secciónDicen que la nacionalidad de cualquier persona son sus primeros años, que uno nunca deja de ser, a lo largo de toda su vida, un ciudadano de la propia infancia. Yo diría, en cambio, que esa idea quizás no esté mal, pero hay que sumar algo más: el barrio.
No es lo mismo ser de Boedo que de Villa Crespo, de Mataderos o de Flores. De más está decir que ninguna opción es mejor o peor que la otra (bueno, ¿para qué engañarnos?, en realidad sí hay barrios mejores que otros, pero vamos a evitar mencionarlos para no generar discordia innecesaria), pero hay cierto pathos que no se puede disimular ni chamuyar.
Lo mismo pasa con los clubes de fútbol: no es lo mismo ser hincha de cualquiera, y en este punto es inevitable remarcar los puntos de contacto entre barrio y fútbol: de algún modo comparten ciertas características. Pero el barrio, además, es el testigo de las primeras veces en todo: los primeros partidos en la vereda, los primeros besos, las primeras rivalidades, las primeras amistades. Si alguno tuvo la suerte, como la tengo yo, de seguir viviendo en el barrio en el que nació, cuando pueda aproveche y salga a caminar un poco por esas cuadras. A que se le pianta un lagrimón.
Fecha de Publicación: 18/04/2018
¿Qué sería de nosotros sin la palabra "boludo"?
La buena onda es contagiosa (y la mala también)
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