El barrendero

Los barrenderos eran, en su mayoría, inmigrantes italianos. Vestían uniforme color gris cerrado al cuello y gorra del mismo color, que llevaba una chapa de metal con un número identificador. Empujaban un recipiente cilíndrico de hierro, color gris con tapa, montado sobre un par de ruedas metálicas con rayos, una pala y un cepillo con un mango largo. Diariamente y a la misma hora desarrollaban su tarea barriendo el ángulo formado por la calle y el cordón de la vereda, donde formaban pequeños cúmulos de basura, separados varios metros unos de otros. La abundancia de bosta en todas las calles, consecuencia del intenso tránsito caballar, integraba los montículos previamente formados. Luego arrastraban el recipiente que habitualmente dejaban próximo a la esquina y recogían todo, repitiendo la operación en la acera opuesta. En algunas esquinas se instalaron en las veredas receptáculos subterráneos, donde almacenaban la basura transitoriamente, que estaba integrada por hojas de árboles, bosta de caballo y papeles. Era importante que en las esquinas no se obstruyeran los desagües, por lo que había un celo muy especial en recoger todos los cúmulos próximos a las alcantarillas. La basura recogida se dejaba en la esquina, contra el cordón de la vereda, a la espera del carro recolector que diariamente recorría las calles de ese Buenos Aires de ayer.