¡Escribí! Notas de Lector
Ir a la secciónEl año 1982 transcurrió para Charly García como una serie de torbellinos y huracanes con un efecto emocional decididamente catártico para el hombre del famoso bigote bicolor. A principios de ese año, Serú Girán dio sus últimos conciertos en Obras (5,6 y 7 de marzo) cuando Pedro Aznar anunció que dejaba esta banda para irse a estudiar a Estados Unidos. Recluído durante la guerra de Malvinas en su casa componiendo las siguientes canciones para publicarlas a tono personal, editó en la misma época un famoso vinilo doble con todo ese material llamado “Yendo de la cama al living – Pubis Angelical”, que incluía en su segundo volumen la música de la película de Raúl de la Torre protagonizada por Graciela Borges, Alfredo Alcón y Pepe Soriano. Tras ausentarse del Festival B.A.Rock donde todos suponían que estaría mostrando los temas sin sus legendarios compañeros. Charly encaró un Ferro con su banda nueva, salió de gira por la costa y cerró esa etapa con un triplete de funciones en Obras para clausurar aquella fase que marcó su debut en solitario. Bastante agotado por una temporada cargada de gran presión, a mediados de 1983 decidió recluirse en un departamento en Nueva York, sitio al que pobló de instrumentos y una porta-estudio de seis canales de grabación.
En ese clima veraniego de los Estados Unidos que presidía por Ronald Reagan, el fundador de Sui Generis estuvo solo en esa ciudad icónica de Norteamérica componiendo canciones, con varios teclados bastante modernos y algo que terminaría signando el sonido de aquél disco: la batería electrónica Roland 808, una caja de ritmos con sonidos muy especiales que había cobrado una gran notoriedad en el primer disco como solista del gran cantante y músico inglés Phil Collins llamado “Face Value”. En una de sus incursiones por las tiendas o convenciones de instrumentos, hizo gala de su talento sampleando en un Emulator 3 la voz del artista de soul James Brown, lo que fascinó a los especialistas yanquis en esa reunión. Estaba por nacer una de sus obras más conocidas y populares a lo largo de su carrera. Determinado a grabar todo en suelo estadounidense con la compañía de algunos sesionistas, recibió el respaldo de su colega Pedro Aznar, quien enterado de su presencia en Norteamérica viajó a Nueva York con la intención de completar el staff de artistas que estarían en ese nuevo disco en solitario.
Con su socio en Serú, la inclusión del baterista norteamericano Casey Scheverrell y Doug Norwine en el saxo, Charly García entró a los Electric Lady Studios en agosto de 1983, permaneciendo varias semanas para grabar su segundo disco solista. Ayudado en la ocasión por el ingeniero Joe Blaney, que también corrió en esas semanas con la función de productor musical, el músico argentino jamás imaginó que el resultado de ese proceso de grabación terminaría convertido en la obra pop más aclamada de la Argentina, trabajo que curiosamente al ser presentado en Buenos Aires no recibió la convalidación de varios medios o comunicadores del momento. Con muchas letras relacionadas con su país, entre ellas “No soy un extraño” o la testimonial “Los dinosaurios”, sobre los desaparecidos en la dictadura militar del lapso 1976-1983, Charly mostró varias composiciones que todavía seguían en sus shows hasta sus recientes problemas de salud, como “Nos siguen pegando abajo” o “No me dejan salir (Estoy verde)” que incluía sampleada la voz de James Brown en su pegadizo ritmo. Lanzado por SG Discos, sello de Daniel Grinbank que respaldaba al artista nacido en Caballito, el arte de tapa mostraba al rockero sentado en una esquina de Nueva York con una silueta pintada detrás suyo y las palabras “Modern Clix”. Llegaba el tiempo de los “Clics Modernos”.
El espectáculo que luego sería estrenado en Buenos Aires sobre ese particular disco, tuvo su prueba de fuego a fin de noviembre de 1983 en el Polideportivo de La Plata. Para el momento de presentar aquel álbum, Charly ya tenía su nueva banda y la misma constaba de varios referentes distintos de la música nacional. Pablo Guyot, Willy Iturri y Alfredo Toth (GIT) eran el nuevo power trío rockero del cantautor porteño, conjunto que sumó en esos meses la incorporación de un novato Fito Páez en los teclados y voces, adicionando al mismo tiempo a Daniel Melingo y “El Gonzo” de Los Twist como su gran sección de vientos en vivo, sin olvidar la incorporación de Fabiana Cantilo, que había dejado Los Twist y había puesto coros en el primer disco de Charly. La prueba de fuego de esa nueva banda fue en el enorme espacio del Polideportivo de La Plata a fines de noviembre de 1983, concierto que sirvió como un ensayo general para lo que serìan los cuatro recitales previstos los días 15, 16 17 y 18 de diciembre en el estadio Luna Park. Esa primera noche en suelo bonaerense, García dejó traslucir sin titubeos que el grupo que lo acompañaba era una explosiva mancomunión de ejecutantes de enorme calidad y jerarquía, dándole a su música otro sonido y potencia que jamás había impactado de esa manera en la gente.
Ya con el presidente Raul Ricardo Alfonsín ejerciendo como primer mandatario argentino, los aires de la democracia comenzaban a corporizarse en la gente a fines de esa histórica temporada, ocasión en la que Charly decidió usar el Luna Park con el formato a lo largo colocando el escenario sobre la Avenida Corrientes, permitiéndole al aplicar esa utilización reunir casi diez mil personas por noche. El concierto de ese trabajo estaba dividido en tres bloques, un primer tramo con lo mejor de su álbum debut y varios temas de “Clics Modernos”, tras lo cual llegaba el momento llamado “Velador Time”, un intermedio donde García quedaba solo con su piano apenas iluminado por una lámpara de mesa de luz. Allí tocaba algún viejo tema de Sui Generis como “Rasguña las piedras” sumando en esa trilogía de canciones una descontracturada versión de “Peperina”, para ir al bloque final con varios hits de sus discos, entre ellos “No me dejan salir” o una potente reformulación de “No llores por mí Argentina” con su gran pareja de saxofonistas.
Una de las últimas actuaciones del súper grupo armado por Charly García para tocar este disco tan especial, aconteció la noche del 14 de enero de 1984 en el Estadio San Martín de Mar del Plata, con más de 25 mil espectadores presenciando el concierto. Esa noche el rockero salió con los tapones de punta y disparó algunas frases inusuales, como cuando se dirigió muy en broma a los de la cabecera popular con “ustedes que están ahí atrás, ¿son una escenografía o son más pobres?”, chiste que no cayó nada bien en todo el público que estaba en ese sector. La noche se calentó más cuando el rockero juntó sus manos, dando a entender que la unión de las mismas simbolizaba los genitales femeninos, diciendo que eso era el nuevo “símbolo de la paz”, en disonancia con el logo de los tiempos de Lennon en Nueva York.
A pesar de ofrecer un concierto magistral, los medios lo fustigaron en sus diarios pocas horas después, incluso el clima denso venía exacerbado por Gloria Guerrero en la revista Humor, quien se preguntaba por qué Fito Páez tocaba de espaldas al público, lo que jamás recibió respuesta del artista. Varios meses más tarde, después de preparar la música para la famosa obra de Antonio Gasalla “Terapia Intensiva – Alicia en el País de las Maravillas”, Charly ya sin todos los vientos y Fabiana Cantilo, tocó cuatro noches en el Teatro Astros, adelantando el material de “Piano Bar”. Aquél fenomenal disco “Clics Modernos”, lanzado en la temporada anterior, ingresaba sin titubeos en el gran olimpo de los álbumes más importantes de la historia del rock argentino de todos los tiempos.
Imágenes: Télam / Prensa DG Discos
Fecha de Publicación: 09/11/2023
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