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Que no siga siendo solo una consigna

Hay un femicidio que por estos días conmueve a la provincia de Mendoza y es el de Ivana Milio.

Hay un femicidio que por estos días conmueve a la provincia de Mendoza y es el de Ivana Milio. El caso avanza y hace pocas horas se entregó su pareja, que además es el principal sospechoso. Pero, ¿qué es lo que pasó? Empecemos por el principio. Ivana era una empresaria de 46 años, que fue muerta a golpes (por más que es casi cotidiano que haya alguien muerto a golpes no dejo de sorprenderme cuando lo leo: ¿cómo se mata a alguien a trompadas? ¿Cuánto tiempo lleva? ¿Qué imágenes quedan grabadas en la mente del asesino?). 

Hasta que Julio Mendoza se entregó, los investigadores no tenían demasiada información. El hombre era un misterio. De hecho, algunos sostenían que estaba con lo puesto y otros que tenía un círculo de gente que lo estaba ayudando. La cuestión es que estuvo 24 horas prófugo y cuando se entregó se negó a declarar. Se sospecha que nunca salió de la provincia y que fueron sus propios familiares los que lo convencieron de entregarse. 

Ivana y Julio eran pareja desde no hacía mucho y llevaban solo 60 días de convivencia. La familia de Ivana declaró a la prensa que nunca habían tenido noticias de que la pareja estuviera atravesando alguna situación problemática. 

El hijo mayor de Ivana, Lucas, sospechaba un comportamiento violento de la pareja de su madre. Si bien, ya no vivía con ella conocía a todos los vecinos del lugar, porque trabajaba en un gimnasio cerca de ahí, y le habían comentado que las pocas interacciones que tenían con Julio no eran muy amables. Lo veían hosco y algo bruto, pero hasta el momento del femicidio nadie sospechó que desembocaría en tan terrible desenlace. 

A veces, lamentablemente, ese tipo de personalidades no se manifiestan hasta que lo hacen con la peor brutalidad. Un dato que los investigadores están evaluando es algo que en su momento pasó un poco desapercibido, pero que ahora cobra una importancia mayor: hace no más de tres semanas, una vecina había visto a un hombre sentado en la puerta de la casa de Ivana. Como no lo conocía (era nuevo en el barrio), salió a tratar de ver quién era. Se trataba de Julio, quien le contó que había tenido una pequeña discusión con Ivana, que por ese motivo no lo dejaba entrar a la casa.

Otro dato que ahora se carga de importancia es que un vecino del nuevo barrio le pidió que bajara la velocidad (parece que Julio era amante de apretar el acelerador) cuando anduviera por la zona, porque estaba lleno de niños. El asunto, para sorpresa de nadie, terminó a las piñas. Si se rasca la cáscara, empiezan a aparecer indicios, como las capas de pintura vieja que se van acumulando una sobre otra, se fueron acumulando las impresiones e imágenes que tenian los vecinos sobre este hombre.

Quizás una de las peores imágenes del caso es la que tuvo que vivir Renata, la hija menor de Ivana, quien al golpear la puerta de su casa y no tener respuesta de su madre, saltó por la medianera del vecino y vio sangre en el piso del garaje. Una imagen difícil de borrar. En ese momento la nena corrió a la casa de una vecina para contarle lo que había visto, ahí se hizo la primera llamada al 911. Acto seguido la vecina va a buscar al padre de la menor.

El cuerpo fue encontrado por la ex pareja de Ivana sobre su cama, lleno de golpes en la cara y uno especialmente fuerte en la frente, que le dejó una hendidura profunda. 

Dicen que ese dia no se escuchó nada que indicara una pelea, menos una golpiza, en el domicilio de Ivana. Lo único que llamó la atención es que los perros no paraban de ladrar desde las 6 de la tarde. De hecho, tuvieron que llamar a la empleada doméstica de Ivana para que calmara a los perros y dejaran que los forenses pudieran hacer su tarea. 

Lamentablemente, el “Ni una menos” sigue siendo solo una consigna.

 

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