¡Escribí! Notas de Lector
Ir a la secciónLo que van a leer ocurrió en La Pampa, más específicamente en la localidad de Castex. La verdad, todavía me cuesta creerlo. Cuando me crucé con la noticia, entré porque me pareció que lo que decía el titular no podía ser cierto, que quizá habían puesto mal el titular o algo así. Pero era cierto. Lo que leí fue lo siguiente: “Mató a una mujer, violó a otra, prendió fuego la casa y huyó”. Un poco hiperbólico, ¿no les parece? A la realidad le da igual ser hiperbólica o no. Se limita a ser (esto en griego suena más lindo, se los juro).
El hecho en sí mismo es el siguiente: un “individuo” (no sé qué palabra usar para describir a este ser humano) se metió a robar en una casa –que ya que estamos aclaro que la casa se sitúa a metros de la comisaría y de la plaza céntrica de la localidad− donde había una mujer de 85 años. El individuo atacó con un elemento contundente en la cabeza a Josefa Moreno de Giovannini, lo que le produjo la muerte casi al instante. Al escuchar los ruidos, una vecina de 65 años conocida de Josefa, que estaba barriendo la vereda, se metió a ver si la anciana necesitaba algo. No tuvo tiempo ni siquiera de reaccionar para llamar a alguien que las ayude porque el individuo la golpeó a ella también y después la violó. Antes de irse prendió fuego la casa. Al haber fuego de por medio se complica determinar si hubo un robo o no cuando se hacen las pericias correspondientes, lo que impide determinar el móvil de semejante barbaridad.
El jefe de policía de La Pampa calificó el episodio como aberrante y totalmente atípico para el lugar. No descarta que haya habido más de un individuo implicado. Recordemos que el lugar era tranquilo, céntrico y estaba tan cerca de la comisaría que por lo menos tendría que hacer que cualquier delincuente pensara dos veces antes de cometer un delito cerca de allí. Pero, como dijo el Comisario, estamos ante un hecho aberrante y atípico. Lo repito querido lector porque no quiero que nos olvidemos de esto.
Todo este tema me hizo pensar en una historia que creo leí en un libro de Foster Wallace, un escritor estadounidense de lo mejor del siglo pasado. Si no lo leyeron, léanlo, es un poco pesado pero vale la pena. La historia cuenta que van dos pececitos jóvenes nadando tranquilos y se cruzan con un pez ya mayor, que los saluda: “¿Cómo están, chicos? ¿Qué tal el agua hoy? Una temperatura hermosa, ¿no?”, a lo que los jóvenes le responden “Sí, hermosa, tiene usted razón”. Una vez que el anciano se aleja, cuando ya no puede escucharlos, uno de los jóvenes le dice al otro: “¿Qué demonios es el agua? ¿De qué habla este viejo?”. La anécdota, bastante simplona hay que admitirlo, adquiere cierto valor cuando se la piensa un poco más: si nos acostumbramos mucho a algo es probable que dejemos de detectarlo. ¿Somos conscientes del oxígeno que hay en el aire que respiramos o lo damos por hecho?
En términos de inseguridad, me parece que vamos en esa dirección: no puede ser que aceptemos tanta inseguridad repetida. Aunque este tipo de eventos aberrantes no suceden con regularidad, no nos acostumbremos, por más que sea esporádico,a que un tipo mate a una anciana, viole a su vecina y prenda fuego una casa. Que no llegue el día que estos hechos nos pasen desapercibidos. No permitamos que se nos forme el callo. Porque una vez que se formó, la sensibilidad se pierde para siempre.
Fecha de Publicación: 13/04/2019
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