El otro día, mirando un video en YouTube, me apareció una publicidad con Julián Weich diciendo que, en Argentina, más de la mitad de los niños son pobres.
Estamos tan acostumbrados, en este país, a esa realidad que ya, prácticamente, parece no movilizarnos. Solo, tal vez, cuando la pobreza empieza a golpear puertas cercanas a la de nuestra casa los ojos se nos van abriendo.
Otra manera de palpar un poco más el duro flagelo de la pobreza es el anclaje local. Por la pandemia, la cuarentena y la recesión, en 12 meses la pobreza aumentó del 29,9% a 34,2% en Rosario y alrededores (Gran Rosario) y del 35% al 38,1% en el Gran Santa Fe. En tanto, por edades, sobresale la pobreza entre los menores de 14 años: 50,7% en el Gran Rosario y 53,7% en el Gran Santa Fe.
Estos datos –que surgen de las bases de microdatos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del tercer trimestre 2020 que distribuyó el Indec– indican que, en Rosario y alrededores, hay 450.000 personas que viven por debajo de la línea de pobreza y en el Gran Santa Fe poco más de 200.000. Y que en el Gran Rosario hay más de 130.000 chicas y chicos pobres y en el Gran Santa Fe más de 67.000 Así, más de la mitad de los chicos de esos dos grandes centros urbanos santafesinos viven, se alimentan y se desarrollan en hogares con ingresos que, descontando que no pagan alquiler, no les alcanzan para adquirir una canasta de alimentos y gastos generales básicos. Y constituye un factor reproducción de la pobreza. Estas cifras son menores a las del segundo trimestre 2020 -los meses más duros de la cuarentena- pero superiores a los trimestres anteriores a la pandemia.
¿Hay vuelta atrás?
Esos números impactan porque estas familias recibieron en el tercer trimestre del año pasado diversas ayudas, como el IFE, AUH, planes sociales que, a la luz de estos datos oficiales, marcan que fueron insuficientes para amortiguar la pobreza. Además, en ese trimestre, la medición oficial considera el cobro del medio aguinaldo de los asalariados registrados. Como se mencionó, estas cifras surgen de las bases de microdatos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) que distribuyó el Indec. Este no difunde las cifras de indigencia y pobreza por la alteración que provoca en la medición trimestral el cobro del medio aguinaldo, en junio y diciembre. Por eso el Indec da a conocer las cifras de indigencia y pobreza cada seis meses, tomando en cuenta los meses enero-junio y julio-diciembre. No obstante, con esta aclaración, los especialistas que manejan ese programa del Indec pueden calcular esos dos indicadores claves. También las cifras oficiales dicen que en el Gran Rosario la tasa de desocupación subió del 8,7% al 11,1% y en el Gran Santa Fe del 5% al 9,5%. Y disminuyeron la tasa de actividad y de empleo. Por la flexibilización de la cuarentena posterior a la medición de esos indicadores, hay en la actualidad una mayor actividad y mucha gente que cayó en la inactividad en los meses más duros de la cuarentena volvió a contar con un ingreso. Pero la inflación pegó un salto al 4% mensual y la inflación de los pobres (suba del valor de las canastas básica de indigencia y pobreza) aumentó aún más y ya no está vigente el IFE, que llegó a beneficiar a 9 millones de personas.
¿Qué podemos hacer los santafesinos que aún nos estamos salvando de la miseria para cambiar esta realidad? Mirar un video de YouTube no creo que alcance.
Argentino, nacido en la ciudad de Santa Fe. Licenciado en Comunicación Social, especializado y apasionado por la redacción. Amante de las canciones, los idiomas y la interculturalidad. Me gusta emocionarme con un lindo texto y dejarme sorprender como un niño. Juego a que soy escritor y músico.