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El caso Barreda

Quizás el de Ricardo Barreda sea uno de los casos policiales más famosos de todos los tiempos.

Quizás el de Ricardo Barreda sea uno de los casos policiales más famosos de todos los tiempos. Lo más probable es que el motivo principal de este hecho tenga que ver con dos cuestiones principales. En primer lugar, que asesinó a su familia completa (un total de cuatro personas). Pero en segundo lugar, y quizás más importante, que las cuatro eran mujeres. Esto lo convirtió, lamentablemente, en un famoso femicida y a su vez en un chiste de mal gusto para aquellos que toman a Barreda como símbolo del hombre dominado por su mujer que toma venganza. 

Repasemos los detalles. Barreda era odontólogo, tenía el consultorio al lado de la casa, en la ciudad de La Plata. El 15 de noviembre de 1992, con una escopeta (que tuvo que recargar más de una vez), asesinó a su esposa, sus dos hijas y su suegra. Ya es famoso el sobrenombre que le decían en la casa, y en el propio juicio Barreda declaró que los escopetazos arrancaron cuando una gota derramó el vaso: su mujer le habría dicho “limpiá el baño, que los trabajos que mejor hacés son los de conchita”. Barreda enojado, le contesta que “el conchita no va limpiar nada, se va a atar la parra”. 

Se dice que Barreda realmente estaba a punto de ponerse a podar un árbol que tenía en el frente de la casa y que al ir a buscar los elementos necesarios se encontró con la escopeta que, ironía de la vida, le había regalado su suegra muchísimos años antes. No dudó, dejó de lado la escoba y las tijeras de podar y agarró la escopeta. Una vez con el arma cargada y varios cartuchos en los bolsillos fue hasta la cocina donde estaba su esposa Gladys McDonald, y la hija mayor, Adriana.Le disparó a la primera, a quemarropa. No falló. Después le disparó a la hija y casi enseguida a la suegra, Elena Arreche, que, alertada por el ruido de los tiros, bajó la escalera hasta la cocina. La hija menor, Cecilia, entró cuando su abuela ya estaba en el suelo, sin vida. Se tiró arriba del cadáver y empezó a insultar al odontólogo. Dicen que era su hija preferida y que dudó un segundo si dispararle a ella también. Finalmente, lo hizo. Recogió los cartuchos ya vacíos y los guardó en el baúl del auto. La idea original era presentar todo como un asalto. 

Desordenó la casa, se subió a su auto y descartó la escopeta en Punta Lara. De ahí se fue al zoológico, durante el juicio diría que lo relajaba ir a ver a los elefantes y las jirafas. Más tarde se encontró con su amante (sí, Barreda tenía una amante), se fueron a comer una pizza y a un hotel alojamiento. Recién después de todo este “tour” volvió a su casa y llamó a la policía. En un primer momento dijo que volvió de pescar y se encontró con la casa revuelta y su familia muerta. 

A la policía no le cerró la versión del robo y les llamó la atención la frialdad del odontólogo para indicar dónde estaban los cuerpos. Dicen que se paseaba por la escena del crimen fumando y acariciando a su perro sin inmutarse. Finalmente confesó que había sido él  “las maté porque me humillaban” le habría dicho al comisario Angel Petti. Luego en el mismo tono monocorde, daría todos los detalles de cómo cometió el asesinato. 

Después vino el juicio, la condena a perpetua. Los años en el penal número 9 de La plata donde se ganó el respeto de los presos y "La cumbia del odontólogo". El resto, es historia conocida.

 

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