No todos los fantasmas tienen que ser malos. Ese es el caso del “Pescador de El Carrizal”. Un hombre que aparece y desaparece de un instante para el otro, pero, durante su presencia, se convierte en un buen consejero. Corrige y enseña a los pescadores del lugar.
La historia se ha convertido en una leyenda, y todos los pescadores la conocen. El Carrizal se ubica a 65 kilómetros al sudeste de la Ciudad de Mendoza. Es el espejo de agua más cercano que existe. Por eso, es frecuentado permanentemente por amantes de los deportes náuticos, bañistas y pescadores.
Lo que más se saca en sus aguas es el pejerrey. Y cada pescador lo hace con su técnica preferida. Sin embargo, en horas de la tarde (uno de los momentos indicados para practicar la pesca), si el pique no es bueno, y la caña se mantiene quieta durante largas horas, llega la ayuda del más allá. Muchas personas han confesado que, ante esa situación, escuchan, de la nada, y desde atrás, la voz de alguien a quien no han sentido llegar. Al girar, se advierte la presencia de una persona, presuntamente un hombre, por sus características fisonómicas, pero con capucha. Esto, sumado a la oscuridad del atardecer, hace imposible poder ver su rostro. Gentilmente, ofrece algunos consejos como “probá con mojarra y no con plateada” o “el pique está en aguas más profundas”. Y, en cuestión de segundos, el buen consejero se retira. Mientras que los pescadores, inmediatamente, aplican los consejos y rápidamente consiguen su primer pescado.
Muchos aseguran que se trata del alma de un pescador que perdió la vida trágicamente en El Carrizal. Lo cierto es que, de cualquier manera, se trata de buen consejero.
Argentino, mendocino. Licenciado en Comunicación Social y Locutor. Emisor de mensajes, en cualquiera de sus formas. Poseedor de uno de los grandes privilegios de la vida: trabajar de lo que me apasiona. Lo que me gusta del mensaje escrito es el arte de la imaginación que genera en el lector. Te invito a mis aventuras.