¡Escribí! Notas de Lector
Ir a la secciónSi leíste alguna de mis notas sabés que odio al ‘ventajita’. Que considero a la ‘viveza criolla’ como un pecado capital. La deshonestidad me mata. Me parece de perdedor total recurrir a un artilugio desleal para conseguir un objetivo. Pero el ‘Bidón de Branco’ me supera. Voy a hacerme bien el idiota para justificar la fascinación que me provoca y voy a decir que hay historias que son tan maravillosas que no importa si son verdad o mentira o si están exageradas hasta perder la rigurosidad. Hay relatos que mal contados son hermosos de todas formas. Y claro que este es uno.
Seguro que sabés de qué hablo. Fuiste a la cancha, lo viste por la tele o en Youtube o te lo contaron. Pero no me voy a detener en los sucesos acaecidos sino que pretendo revisar todo lo que estuvo y está alrededor, que es muchísmo más rico. La verdadera historia creo yo. Y lo que justifica que adore a esta muestra de viveza criolla sin parangón.
Tranca. No voy a romper la magia. Solo empezar por recordar de qué se trata todo. Porque hay ciertas certezas corroborables. Se jugaban los octavos de final del Mundial Italia 90. 24 de junio. Stadio delle Alpi, Torino (Estadio de los alpes, Turín). Brasil versus Argentina tal cual había resultado de la fase de grupos. Brasil tenía un equipazo y nosotros no. Veníamos de ser Campeones Mundiales en México 86 pero no estábamos sólidos como entonces. Maradona en el final de su esplendor, Caniggia, Ruggeri, Basualdo, Trogglio, Olarticoechea, el Goyco. En el primer tiempo no pasamos la mitad de cancha. Literal. El palo y el travesaño nos salvaron tres veces. El Goyco la veía pasar a milímetros de la raya; le pateaban de todos lados. Llegaban por todos los costados, especialmente por nuestra derecha por donde se proyectaba Branco. Nos cabeceaban adentro del áera.
En el entretiempo, la famosa alocución de Bilardo en el vestuario. Estuvo catorce minutos callado. Y cuando llamó la chicharra a volver a la cancha, ‘El narigón’ les dijo a los jugadores: “Muchachos si se la siguen dando a los de amarillo perdemos seguro”. Solo eso. Les tocó el orgullo como nunca antes, confesaría ‘El cabezón’ Ruggeri años después. De todas formas, la cosa siguió igual. Salvo por dos detalles: el gol de Cannigia dejando en el camino al gran Taffarel después de una apilada y un pase filtrado de Diego.
Y el bidón de Branco. Que fue así: Pedro Trogglio quedó tirado en el piso después de un foul. Entraron el Doctor Madero a atenderlo y Miguel Di Lorenzo (“Galíndez”, por su parecido con el fallecido Campeón Mundial de Box argentino), el utilero, con un cajón con botellas de agua. ‘El vasco’ Olarticoechea agarró una botella, “Galíndez” le dijo algo con un dejo de urgencia y el jugador cambió de botella. Trogglio miraba y parecía no entender. Giusti tenía una botella en la mano y pareció tomar, pero no. Y le dio la botella a Branco, que llegaba hasta el grupo para hidratarse. Branco dio un sorbo pequeño y después se tiró agua en la cabeza. Hasta acá un relato fidedigno y comprobado de los hechos. Troglio se levantó y siguió jugando. Vino el gol argentino. Cruzamos alguna vez más la mitad de cancha de contragolpe. Terminó el partido y pasamos a cuartos de final con una alegría de esas que se dan cada cuarenta años.
Acá lo más maravilloso es que como buen mito todo lo que se dijo y dice es difuso. Ningún relato prueba o certifica al otro. Pero voy a contar brevemente lo más difundido y dejar el análisis para el final, que es lo mejor de lo mejor.
Cuenta la leyenda que ese agua tenía Rohipnol, un potente miorelajante que te pone a dormir a un elefante. Branco no volvió a atinarle a la pelota después de tomarla. Deambulaba por la cancha. Después del partido se subió al micro de la delegación que estaba estacionado al lado del de la nuestra y le gesticulaba a “Galíndez” que lo iba a matar.
Vamos a jugar a que buscamos desenredar la historia y encontrar la verdad. Porque en ese juego es en donde nos vamos a divertir más.
¿Con los antecedentes de Bilardo, discípulo directo de José Zubeldía en “Los pincharratas”, sorprendería que hubiera hecho preparar un bidón de agua con relajante para dárselo a los brasileros? Su pasado lo condena. Solo basta con recordar que otros mitos futboleros sitúan a ese Estudiantes de La Plata con jugadores que salían a la cancha con alfileres en los pantalones para pinchar a los rivales. O que pisaban al arquero rival en los corners para que no pudiera saltar.
Y acá arrancan las bellezas: Roberto Mariani que era asistente de la Selección, desliza en una entrevista que Bilardo es especialista en Bioquímica y por lo tanto tenía la sabiduría como para elaborar la famosa pócima. Fernando Signorini, el preparador de Maradona de toda la vida (el que lo hizo ‘llegar’ al Mundial USA 94), comentó que él estaba masajeando a Diego cuando vio por la puerta entreabierta de algún lugar no especificado de un vestuario no especificado cómo Bilardo y Mariani se sonreían complices de algo no especificado que él después del partido comprendió de qué se trataba... Como dije: a Bilardo lo condenó el pasado. Y los jugadores, que nunca lo aseguraron pero que en cada oportunidad que tuvieron se encargaron de hacernos creer que la historia es verídica. Ni hablar del propio “Galíndez” que no solo lo aceptó sino que dijo que Bilardo lo sabía (cosa que “El narigón” negó toda su vida).
El famoso bidón nunca existió. Mal arranque para la verdad. “Galindez” llevaba botellas plásticas tipo 500 cc algunas transparentes y al menos una verde.
Y si lo contrastamos contra el relato de Maradona sobre los hechos todo se va al carajo. Típico de Diego. Es verdad; sorry. La gran mayoría de sus relatos no son como los contara. Son grandes fantasías propias y en esta sola lo banco porque la historia es tan maravillosa como verdad tanto como mentira.
Digo esto porque Diego no aparece cerca de la escena en ningún video. Pero de alguna manera se las arregla para decir que él le dijo a Giusti que no tomara y que el volante simuló tomar para engañar a Branco. Quien no solo debería ser sordo porque estaba a cincuenta centímetros de Giusti sino que no debería entender castellano, que todos sabemos que es muy parecido al portugués.
Maradona amplió la falacia diciendo que les convidó agua a otros rivales de “La verdeamarella”, pero que ninguno aceptó. Se supera al decir que Branco le pifiaba a la pelota y de ninguna manera sucedió eso. El lateral siguió jugando y pasando temerariamente al ataque como en el primer período. Y que se apoyaba en sus compañeros al hacer barrera en un tiro libre que nunca sucedió porque no atacamos casi. De todas maneras, es muy gracioso pensar a Branco como borracho por la cancha... y que el técnico decida dejarlo a pesar de quedarse afuera del mundial... También que al retirarse del estadio, con ambos micros estacionados uno enfrente del otro, Branco amenazaba a "Galíndez" aun bajo los efectos del somnífero y que él le decía que no tenía nada que ver, desperdiciando una oportunidad ficticia de hacerse el guapo.
Yo no se qué pasó en verdad y pienso que lo que pasó es mucho menos interesante que el mito. Es cierto que los brasileros protestaron al final del partido. Que Branco insiste aun el día de hoy con que lo drogaron. Hacía mucho calor y creo que eso es lo que le sucedió realmente al brasilero, y su frustración encontró una justificación en una historia de película. Terminó el partido jugando normal, sin ser reemplazado como debería haber sucedido si no hubiera estado en condiciones físicas.
¿Pero qué importa la verdad? Lo divertido y apasionante es que es una truchada bien argenta por donde la mires. Algo ilegal totalmente, no descubierto y que nos benefició fuerte. Un secreto a voces que se logró mantener por décadas. Y con un silenzio stampa de todos los protagonistas que los hace quedar como ‘vivos’ de alguna manera non sancta (que se disfruta más).
El bidón de Branco. Puede que sea una leyenda urbana. Puede que no. Puede que sea uno de los más maravillosos mitos de nuestra historia.
Fecha de Publicación: 18/06/2023
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