Un duende que habita en los montes y forma parte de las leyendas del litoral argentino. Hay quienes aseguran que aparece por las noches, pero han llegado a verlo de día. Su origen proviene de la mitología guaraní, aunque es muy popular en la provincia de Formosa, por lo que su historia cobra fuerza en el noroeste argentino.
Puede llegar a ser tan amigo del hombre como enemigo, eso dependerá de la conducta que se tenga. Inclusive hay quienes buscan tenerlo de aliado. Se dice que estas personas le piden favores, sobre todo los que viven del campo y desean ver crecer sus cultivos o cuidar a sus animales. Para ello, le dejan ofrendas como tabaco, miel, caña o agua ardiente. Como recompensa, el Pombero también retribuye al gesto y, a su modo, deja un obsequio a quienes se acuerdan de consentirlo.
Lo que sí, no pueden olvidarse de repetir estos regalos durante todas las noches durante la menos 30 días ya que, si no lo hacen, podrían desatar el enojo de la criatura, quien descargará su furia contra todo un hogar. Otras cosas que pueden molestarlo es que escuche que hablen mal de él o que silben de noche. Cuentan los habitantes que solo basta tener un roce con sus manos peludas para caer en una especie de atontamiento por lo que nadie querrá despertar su furia.
Mide un metro y medio, aunque en otras regiones lo definen como alguien rebusto que alcanza la enorme estatura de los dos metros. Afirman que se esconde entre los arbustos y que molesta tirando piedras. Otros aseguran que se dedica a imitar voces de animales salvajes para asustar a los visitantes.
Esta criatura suele habitar los bananales y se ensaña con las mujeres que están embarazadas. Aunque también se le han atribuyeron todo tipo de sucesos terroríficos y misteriosos. Su forma de accionar puede ser tan intrigante como desconcertante. Cuando silba de cerca, puede que se encuentre muy lejos y, cuando se siente cerca, quizás este a kilómetros. Pero, además, le gusta el calor del fuego, por lo que algunos creen que se esconde para dormir en los hornos de barro.
Orígenes del mito
Se cree que la historia nace desde los tiempos de las misiones jesuiticas. Los pobladores originarios eran capturados por reclutas y siempre buscaban volver a la selva. Allí eran perseguidos por los colonizadores hasta ser nuevamente recapturados por la necesidad de conseguir esclavos para las plantaciones. De este modo los captores buscaban asustarlos para que no intenten escapar.
Lo cierto es que son muchas las culturas que intentan definir el modo de actuar de esta criatura. Las versiones sobre su aspecto físico o su conducta pueden variar según la región. Sin embargo, todos coinciden en que se trata de un habitante que ronda las noches en la profundidad del monte. Los que han tenido la poca fortuna de toparse con el Pombero sostienen que emana un sonido muy particular que imita una especie de silbido.
Por otra parte, los que buscan una lógica frente a este fenómeno difícil de explicar, indican que estos extraños sonidos son el origen de algunos intentos fallidos de comunicación que resuenan en el vacío de la noche y que los supersticiosos suelen confundir. Mito, fantasía o simple superstición, lo cierto es que solo nombrarlo causa cierto pavor. Su espíritu, real o no, habita en quienes temen adentrarse en las profundidades de la oscuridad formoseña.
Argentina, nacida en La Plata y criada en Jujuy. Licenciada en Comunicación Social y especialista en Comunicación Digital de la Universidad Nacional de La Plata. Los últimos años me dediqué a la redacción para medios de alcance nacional, enfocado en noticias locales.