Ser Argentino. Todo sobre Argentina

La necesidad de recuperación del ser cultural argentino

En un país deteriorado, el espíritu vivo de nuestros mejores artistas, nos recuerda quienes somos y quienes fuimos

La gélida noche del pasado sábado 25 de Agosto fue desafiada por una entusiasta cola que se extendía por la avenida Rivadavia y doblaba por Bolaños. El frío exterior contrastaba con el cálido clima interior y humano que se sentía una vez traspuestas las puertas del imponente y clásico teatro Gran Rivadavia, que, colmado, recibió con generosidad a las casi dos mil personas que ansiaban reencontrarse con sus héroes musicales, convocados por el poeta y periodista  Miguel Grinberg a modo de homenaje y recital. El evento, nombrado “Mariposas de Madera”, conducido por Gustavo Lutteral, entregó distinciones a los asistentes y homenajes a las figuras de Luis Spinetta, Miguel Abuelo, Pappo, y tantos otros magos del alma que ya nos han dejado;  y permitió momentos musicales hermosos y exclusivos como las increíblemente poderosas y actuales reuniones de Polifemo, Alma y Vida, Aquelarre, Engranaje y Porsuigieco. Lito Nebia, León Gieco, Nito Mestre, Raúl Porchetto, Ricardo Soulé, Edelmiro Molinari, Claudia Puyó, Pedro y Pablo, María Rosa Yorio, entre otros y todos los integrantes de las nombradas bandas, regalaron inolvidables  actuaciones que comenzaron cerca de las 22hs y terminaron alrededor de las 4 de la mañana cuando el incansable público y los generosos artistas se abrazaron en un aplauso que tenía más de mutua gratitud que de admiración.Curiosamente, la atmósfera del evento no fue de nostalgia. Si en su etimología la “algia” de la palabra alude al dolor por lo que ya no está, más bien lo que se respiraba en las butacas era una dulce alegría y una intensa emoción. La  celebración de volver a escuchar música en un teatro y no en un estadio, y de disfrutar de la poesía y la entrega de artistas de honda alma en lugar de mediáticas performances basadas en la espectacularidad visual o tecnológica. Todos los artistas pusieron el acento al hablar y al tocar, en la enorme usina humana y cultural que la Argentina siempre ha sido.En un país deteriorado éticamente, jurídicamente, socialmente, económicamente, y afectivamente, en donde la idea de prójimo tiende a desaparecer, en donde el dolor ajeno que se vuelve menos lo propio y más lo otro, en una curiosidad desapegada que se ve a través una pantalla táctil, el espíritu vivo de nuestros mejores artistas, los que lucharon por un mundo mejor, los que generaron un movimiento determinante y fundamental para la cultura nacional, nos recuerda quienes somos y quienes fuimos. Entonces, quizás, el contraste climático entre el frío exterior y el calor que bombeó el corazón del Gran Rivadavia el sábado a la noche, sea una metáfora que nos sirve para no olvidar el gran país que aún podemos seguir siendo.Foto de Andrea Luque

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