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Volver a las canchas

Francisco Marroco jugaba al hockey, tuvo un accidente y estuvo en coma. Se recuperó para volver a las canchas y estudiar en la universidad.

El “Panchito Marroco” tiene 34 años, es licenciado en Administración de Empresas, juega al golf y también es escritor. Los estándares que impone el sistema podrían decir que Francisco tiene la vida ideal. Sin embargo, tal idealización no existe. Es que, hurgando un poco en la vida de nuestro entrevistado, advertimos que tuvo que sortear muchos obstáculos para llegar hasta acá. Sin embargo, fuerte de mente y espíritu, Panchito tuvo la resiliencia necesaria para salir adelante, aun cuando ese obstáculo fue, ni más ni menos, que un accidente que lo dejó en coma.

“Empecé a jugar al hockey desde chiquito. Llegué a jugar en primera en YPF. Toda una vida de deportes”. Así comienza la charla Marroco, distendido y relajado. Con la sapiencia de quien sabe que lo que está por contar acaparará la atención de todos.

En hockey sobre patines, como en la gran mayoría de las disciplinas, irse a jugar a Europa es uno de los objetivos de muchos jugadores. Y Francisco lo consiguió desde muy joven: “Tuve la posibilidad de irme a jugar a Italia, a un equipo de la Liga A1. Con 18 años fui a jugar una temporada allá. Fui a Seregno, en la ciudad de Milán. Es un lugar chiquito, ahí jugaron Pablo y Gabriel Cairo, en los 80”, dice, en referencia a dos hermanos que son una eminencia para el hockey mendocino. Sin embargo, para esa época, eran muy pocos quienes lograban cruzar el charco para jugar. “En ese momento, en los 2000, no era frecuente que un jugador se fuera a Europa”. Cumplido el primer año, Marroco estaba satisfecho con su desempeño: “Tenía buena proyección, por lo que me decían. Tenía ofertas de otros clubes, llegando al final de la temporada”.

Una noche fatal

Sin embargo, lo que era gloria se convirtió en perdición, de un segundo para el otro. “Una noche salimos a bailar con mis compañeros del equipo y tuvimos un accidente automovilístico. El que manejaba se quedó dormido. Yo me pegué en la cabeza y quedé inconsciente. Quedé en coma por más de 20 días”.

Cachetazo si los hay. De un segundo para otro, a Francisco casi le arrebatan la vida. “Con ese episodio se me cortó mi vida. El daño principal fue en la cabeza, donde tuve el golpe. Después, lo físico, fue solo un golpe en la cadera”.

El despertar

“Cuando desperté no era consciente de nada. Solo abrí los ojos y nada más. No recordaba el accidente, ni nada. No podía mover mi cuerpo, no podía hablar, no podía comer, no podía hacer nada. Me desperté como un bebé”, describe Francisco, con las palabras justas como para generar la empatía suficiente de esa desesperación.

Pero Panchito, una persona ligada al deporte durante toda su vida, no se iba a dar por vencido. “Tuve que empezar de cero a aprender a caminar, a hablar, a moverme y a comer. Empecé una larga recuperación. Primero, dos meses en Italia y después en Argentina”.

Incluso, fue más allá. Quería volver a ponerse los patines, como lo hizo el día anterior al accidente. “El objetivo de volver a jugar al hockey era casi imposible. Pero empecé a hacer de todo para poder estar de vuelta en condiciones de volver a jugar. Eso me llevó cerca de 5 años de recuperación física”.

La vuelta a las pistas