Gustavo y Marianela pasaron mucho tiempo esperando que el trámite de adopción avanzara en Argentina. Algo que nunca terminó de concretarse. Estuvieron algunos años cuidando a la nena de una familia conocida, pero tampoco pudieron adoptarla formalmente. Sin embargo, de casualidad, y cuando ya creían que no podrían concretar el sueño de formar una familia, en un viaje a Colombia conocieron a una jueza que les propuso la idea de adoptar en África. El trámite no era sencillo, pero sí era más rápido.
Efectivamente, el trámite duró sólo cuatro meses y medio. Viajaron a África cuando se resolvió el caso. Los dos nenes son Agostinho y Edimilson, de Guinea Bissau, África. Eran dos chicos de 5 y 8 años que habían quedado huérfanos. Su mamá había muerto y su papá los dio en adopción porque no los podía cuidar. El padre biológico estuvo algunos días con la nueva familia y les comentó por todo lo que habían pasado. Los pequeños estaban en un orfanato, adonde se debe cumplir con todos los trámites legales, porque no hay forma que salgan sin los papeles de adopción plena. Aunque, como no hay consulado argentino en esa ciudad de Guinea, entran al país con una visa precaria humanitaria y, una vez en Argentina, son los padres los que deben tramitar el documento argentino por adopción.
Adaptación en Argentina
Los padres adoptivos aseguran que sus hijos se adaptaron de manera increíble y tienen un poder de resiliencia que no tiene nadie más en la familia. Más allá de tener un cambio importante de idioma, clima y color, la adaptación resultó maravillosa. Ya llevan cuatro años acá y jamás tuvieron un problema de discriminación. Gustavo y Marianela se encargaron de preparar la escuela antes, fueron a avisar que hicieron una adopción y los compañeros los esperaban con pancartas y carteles.
Después de un mes, el más chico empezó a hablar perfecto el español. Al más grande le costó un poco más, pero empezó las clases y, como estaba bien escolarizado, a los tres meses aprendió y hablaba perfecto.
Como los chicos habían tenido mala alimentación, debieron ir a un nutricionista para recuperar peso. Como todos los niños de su edad, los pequeños tienen celular y tablet, pero no los usan mucho porque son sumamente sociables y juegan mucho con sus amigos y entre ellos. Los pequeños invitan a sus amigos a la casa permanentemente y les piden a los padres que organicen juntadas, dejando en claro una adaptación sin inconvenientes.
Promesa de reencuentro
Al haber estado algún tiempo con su padre biológico, los chicos extrañan un poco sus raíces. Por eso, la familia mendocina les ha prometido que, cuando terminen la secundaria, visitarán a su padre para volver a verlo.
Hoy los pequeños tienen un contexto distinto al que habrían tenido en África. La escuela hizo un trabajo excelente. Preparó a sus compañeros previamente, a los padres y los recibieron con pancartas, carteles. África es una cultura diferente. Allá los chicos son objetos, son peor que los animales. Por fuerte que suene, es así: son diferentes culturas. Y la familia sabe que tiene que adaptarse.
Argentino, mendocino. Licenciado en Comunicación Social y Locutor. Emisor de mensajes, en cualquiera de sus formas. Poseedor de uno de los grandes privilegios de la vida: trabajar de lo que me apasiona. Lo que me gusta del mensaje escrito es el arte de la imaginación que genera en el lector. Te invito a mis aventuras.