Ser Argentino. Todo sobre Argentina

Una chocolatería y mucha calidad de vida

Dejó su trabajo y el bienestar que supone una cómoda vida en la ciudad. Se mudó con toda su familia a la montaña, en Mendoza, donde ganó calidad de vida.

Llegamos hasta Piedras Blancas, Mendoza. Allí, desde hace años, funciona la chocolatería Hansel y Gretel. Pintoresca, de montaña. Ideal para consumir sus especialidades en un día de nieve y mucho frío. Sin embargo, lo que realmente atrae en el lugar es su historia de vida. Es que Hugo lo tenía “todo”. O, al menos, lo que el sistema nos plantea como el progreso o el éxito en la vida. Pero, en realidad, más que tenerlo, Hugo lo entendió todo. Pegó el portazo en la empresa, le propuso la idea a su familia, y desde hace años vive en la montaña. Una decisión con la que perdió dinero, pero ganó calidad de vida.

Es ingeniero y trabajó como jefe de mantenimiento durante largos años en una de las bodegas más importantes de Mendoza. O, al menos, con los vinos más caros. No obstante, no estaba conforme. Es que el dinero que ganaba no alcanzaba para la calidad de vida que quería. Y no hablamos de lo material, sino de lo sentimental. “Nosotros nos vinimos hace 13 años. Siempre tuvimos ganas de hacer un giro en nuestra manera de vivir y hacerlo más acorde a la naturaleza. Veníamos siguiendo la receta mágica que te da el sistema para ser feliz. Te dicen que tenés que estudiar, trabajar, formar una familiar. Y uno siente que nunca alcanza esa zanahoria que cada día te corren un poquito más”.

Decisión tomada

“Nos cansamos y nos vinimos para acá, siguiendo un sueño. Estamos tranquilos. Nos alcanza para tener nuestras necesidades básicas cubiertas: techo, comida, calefacción, educación para los chicos. Después tenemos mucho tiempo para disfrutar. Hay un ítem que se llama calidad de vida. Si uno le pone un valor a eso y lo metemos dentro del balance económico, nos va a dar un resultado totalmente distinto a lo que uno normalmente sigue”, comenta Hugo, generando una inevitable comparación y un replanteamiento en cualquiera que lo escuche.

Sin embargo, la chocolatería no fue el primer proyecto. “Arrancamos con un hostel. Estuvimos 5 años con eso, nos fue muy bien. Viajamos por todas partes del mundo sin movernos de casa, porque un día comíamos con un japonés, otro día con un boliviano y al otro con un mexicano. Me iba de una punta del mundo a la otra. Toda gente bellísima”.

Los horarios de atención en un hospedaje son permanentes, por eso decidieron virar hacia otro proyecto, garantizando la calidad de vida que habían encontrado: “Pero ya cuando nació mi segundo hijo, nos propusimos buscar algo más tranquilo, que nos dé tiempo. Porque el hostel es dedicación full time. Uno tiene que estar toda la noche atendiendo gente, y te levantás a la mañana y seguís”.

Hansel y Gretel

Así, llegó el sueño de la chocolatería que, cuando uno la visita, advierte que tiene detalles y algunos aspectos de cuentos fantásticos. “La chocolatería es más tranquila. Nos permite tener horarios de atención. De repente tenemos un evento una noche, pero a las 23 cerramos y listo”.