Un barbero solidario

Hay una antigua historia que tiene mucha vigencia. Como mínimo, tiene dos mil años, porque está presente en la Biblia cristiana. Es la famosa Parábola del Buen Samaritano. Es toda una lección de vida. Una invitación a reflexionar sobre cómo reaccionamos ante la presencia de un necesitado. Su vigencia es tal que la última encíclica de Francisco está basada en este texto.  

Una de las cosas que desnuda con crudeza la parábola es la indiferencia ante la necesidad. Peor aún, la indiferencia de quienes “supuestamente” más solidarios deberían ser. Aquello de predicar con el ejemplo. Lamentablemente, esta indiferencia ante los rostros sufrientes de nuestra sociedad, es moneda corriente. Quienes no conocemos lo que es nacer y crecer en un rancho. Quienes no compartimos el lecho con padres, sobrinos, y hermanas... quienes no vivimos rodeados por un entorno donde la delincuencia parece la salida laboral más accesible somos, muchas veces, los culpables de esta triste realidad.  

En este panorama, cada tanto, surgen historias que merecen ser contadas. Quizás, por la divulgación, se puedan replicar. Quizás nos ayuden a ser más como el buen samaritano. 

Emiliano Gisbert es dueño de una barbería. Este rubro creció mucho, de la mano de la moda hipster. Pero, al menos en Santa Fe, la mayoría de los locales más “top” están en la zona céntrica. Es lógico. Sin embargo, la barbería de Emiliano está ubicada en Blas Parera al 7100. Una zona donde la vida del necesitado está mucho más próxima. El asunto es que este barbero sintió la necesidad de ayudar a un joven en situación de calle. Le cortó el pelo y arregló su imagen. El motivo de esta acción fue para que Marcos, un muchacho de 25 años, pueda conseguir trabajo. 

La Biblia, hoy 

Cuando se conoció esta historia, Emiliano explicó que tuvo en cuenta que estamos es un momento complicado por la pandemia. Dice que ve a mucha gente que está nerviosa. Y creyó necesario juntar fuerzas y tratar de no pensar únicamente en nosotros. Pensar también en la gente que no tiene las mismas posibilidades económicas y sociales que tenemos algunos. 

Además, el peluquero contó que Marcos está en situación de calle desde hace algunos años. Tiene amigos que están en la misma situación que él, con los que hacen malabares y piden limosna. Dice que se conoce de toda la vida y le sorprendió verlo en la calle. Ahí nació ese sentimiento, hoy, tan nombrado: la empatía. 

Hace un par de días Emi cruzó a Marcos en la calle y le ofreció sus servicios gratis. Lo pasó a buscar y se fueron al salón. Como Marcos no se quiso afeitar del todo, le cortó el cabello y le dio forma a la barba. 

De esta forma Emiliano logró el efecto que quería: un cambio en el ánimo y la confianza de Marcos. “Conseguimos mucho más que un antes y un después, cuando llegó tenía un perfil cabizbajo, y después se lo nota totalmente cambiado, con más seguridad, alegre”, dijo en redes sociales. 

Marcos emocionado le agradeció. Dice Emi que es muy respetuoso, y le dijo que se sentía otra persona. Más allá de tener una imagen del antes y después, Emiliano quiso que Marcos se sienta más seguro y que trate de salir adelante, de cambiar su vida. Le dijo que lo iba a intentar. Ahora, entre vecinos, le van a preparar un currículum para que salga a buscar trabajo con su nuevo look.