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Ir a la secciónAnabella Albornoz es una joven entrerriana que dedica su vida a dar esperanza a otras personas abandonadas por la sociedad. Podría decirse que la tarea de Anabella es una forma de reciclar personas. La mujer, de 41 años, hace 10 visitó el Volcadero de Paraná, un basurero a cielo abierto.
Allí encontró gente que vivía en el basurero, comiendo de los restos que otros desechan, con los peligros a los que se exponen. Viven ahí, en medio de la basura, comen de ahí, si tienen la suerte de encontrar algo. Familias enteras habitan allí y lo asumen como su hogar en la provincia de Entre Ríos.
Cuando llegó al Volcadero, la idea de Anabella era ayudar a las familias a construir casas. Lo hacían reciclando palets para crear las estructuras. Luchar contra la crisis habitacional no alcanzó, había otros problemas igual de importantes: la alimentación, la educación y la situación laboral.
La tarea solidaria y titánica de Anabella empezó con un grupo pequeño de amigos que iban en un auto. Hoy son más de 140 voluntarios y que realizan las tareas en la agrupación llamada Suma de Voluntades.
Rescatar personas no es fácil. Anabella y sus compañeros de Suma de Voluntades empezaron por la comida. Para reciclar personas y cambiar sus vidas, la entrerriana planteó tres prioridades: comida, educación y trabajo.
Desarrollaron tres comedores que permiten entregar raciones de alimentos a las familias cada día. La educación es un pilar fundamental para el futuro. La agrupación logró que los niños de cada familia del Volcadero reciban asistencia escolar tres veces por semana.
El trabajo dignifica, y había que dar un orden y una organización a las tareas que realiza cada familia en busca de recursos. Albornoz y sus compañeros crearon la cooperativa “Recicladores del Paraná”. Esto hace que el trabajo sea en equipo, con un objetivo claro. Esto cambió la vida de los recicladores y les dio una nueva perspectiva de sus futuros.
Crearon un servicio de catering, que está liderado por las mujeres en los barrios linderos al basural. Esta posibilidad de trabajo y organización les permitió tener sus propios ingresos para ellas y sus hijos. Además, la actividad representa un espacio donde relacionarse con otras familias, conocerse y trabajar unidas.
Este trabajo arduo de Anabella Albornoz tomo transcendencia a nivel nacional y estuvo entre los elegidos por Abanderados, una organización que reconoce y destaca el trabajo solidario en todo el país. Reciclar personas no es fácil, implica trabajar sobre su mentalidad, su fortaleza y mostrarles que pueden cambiar su realidad por una mejor.
Fecha de Publicación: 25/02/2020
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