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¿Querés que te dé tutuca?, parte 1

La motivadora historia de vida del santafesino que creó la tutuca. Alcides, un maestro.

En Santa Fe decimos “te voy a dar tutuca” cuando amenazamos a alguien, en chiste, con golpearlo. O cuando queremos intimidarlo con darle una paliza deportiva, por ejemplo. Pero este texto no está en la sección Cómo hablamos. A eso lo vamos a dejar para otra ocasión. Hoy vamos a homenajear a un verdadero fenómeno del interior de Santa Fe que acaba de cumplir 90 años. Conocé al señor que inventó un manjar: la tutuca.

Alcídes Klenzi nació en el corazón del campo santafesino. Su padre era dueño de una pequeña porción de tierra en San Carlos Sud, en el centro de la provincia de Santa Fe.

Alcides recuerda que no tenía ningún problema familiar. Gracias a Dios, en el campo familiar tenía un buen pasar. Pero ya desde chico crecía en él una forma de ser que no le permitiría permanecer en esa paz tan pero tan serena del San Carlos Sud de primera mitad del siglo XX. Alcides recuerda, también, que la rutina de los jovencitos de su época era más o menos así: trabajar en el campo de lunes a sábado y jugar a las bochas los domingos. Solo había un máximo de 10 sábados en el año en los que se organizaba alguna fiestita nocturna para bailar y tomar algo. La misma tranquila, serena y monótona rutina, toda la vida. Alcides, desde chico, tenía una certeza. Esa rutina no era para él. Así se lo planteó un día a sus padres y, tras el servicio militar, se instaló en la localidad cordobesa de La Falda. Primero, se instaló en la hostería El Paraíso y comenzó a trabajar en una fábrica de juguetes. Como el negocio de juguetes no duró mucho, comenzó a dar clases de música, una de sus muchas pasiones.

¿Vender maíz inflado?

Siempre destacando que fue un afortunado, de entrada su vida en el interior cordobés fue exitosa. Obtuvo muy joven la representación en esa provincia del gigante sancarlino de las golosinas: Leritihier. Pico Dulce y un sinfín de caramelos llegaron a Córdoba de la mano de Alcides. En poco tiempo, era alguien de peso en el mundo de los dulces. Pero un día le llegaría una propuesta que cambiaría todo.

En La Falda conoció a José Fernández y Alfonso y Jaime Betancur (padre e hijo de origen boliviano). Una tarde, Fernández le dijo: “Mirá Alcides, a este producto lo están haciendo unos bolivianos y me parece que puede andar”. De este episodio ya hace más de medio siglo. Sin darse cuenta, estaban dando origen a una marca que aún hoy integra lo más hondo de la argentinidad. Nacía la tutuca.

Hay marcas que tuvieron tanto impacto en los consumidores que pasaron a ser parte de sus vidas. Se unieron tanto al producto que identifican que pasaron a formar parte él y del vocabulario popular. Algunos casos emblemáticos de nuestra cultura son la gilette, la birome y ni hablar de la coca. Y este es, sin dudas, el caso de Tutuca, marca que pasó al uso frecuente de todos aquellos que quieren referirse al maíz inflado. Pero la verdad es que muy pocos saben que Tutuca no es el nombre del producto sino una marca, un nombre de fantasía que nació hace más de 60 años.

Esta popular golosina fue perfeccionada, comercializada y su nombre de fantasía registrado por Alcides, Fernández y los Betancur. Era, originalmente, la primera producción vendida en la cantina de una escuela de la misma localidad, en la avenida Edén.

No te pierdas la parte 2 de esta nota, donde ahondamos en la hermosa personalidad de Alcides.

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