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Para volver a TOC.ar nos

Una pareja de Villa Giardino y un invento millonario. Te contamos la historia de TOC.ar, un triunfo internacional pero cordobés, en medio de una pandemia.

El golpe que está dando la pandemia a nivel mundial es muy fuerte. En términos económicos, sociales y culturales. Nos encontramos todos revisando nuestras costumbres y transformando elementos constitutivos de nuestra identidad. Como, por ejemplo, las formas de compartir un mate. La pandemia nos demuestra a todos realidades diferentes. Por un lado, los sectores privilegiados que cuentan con todos sus derechos básicos cubiertos, se ponen a explotar sus habilidades creativas, e invierten su tiempo en nuevos proyectos. Por otro lado, los sectores vulnerables sufren la pandemia de una forma terrorífica, ya que no cuentan con los derechos básicos. Ni siquiera con los insumos necesarios para poder higienizarse como corresponde. En medio de este caos desigual y desenfrenado que poco a poco va descongestionándose, surge un proyecto ganador. Ya hablamos, reiteradas veces, sobre la capacidad creativa y la facilidad de adaptación que tenemos los argentinos. Y, sobre todo, los que residimos en Córdoba y respiramos inventiva. Este es un caso de estos en los que el reinventarse y el buscarle la vuelta al asunto se convierte un éxito inminente. Es la historia de Micael López y Natalia Dyszel que, teniendo en cuenta el panorama y analizando la “nueva normalidad” con la que vamos a vivir, diseñaron un producto único: TOC.ar. Este artefacto surge de las nuevas necesidades de aseo, protección y prevención que se difunde en las campañas contra el COVID-19.

La historia de los inventores

Micael y Natalia nacieron en Buenos Aires, pero eligieron Villa Giardino para vivir. Este proyecto conjunto, que constituye una novedad, fue desarrollado en plena provincia cordobesa. La pareja se dedica a la producción de contenido audiovisual publicitario, por lo que cuentan con diversas habilidades que fueron clave. Usaron su sentido común, su ingenio y los recursos disponibles.

El primer impulso fue en abril, cuando tomaron conciencia de que el cambio sería radical. E iría mucho más allá de la cuarentena. De a poco fueron craneando el proyecto y creando prototipos. A su vez, mejorándolo y pensando miles de posibilidades. Hasta llevarlo a cabo y corroborar que, evidentemente, sería un boom. Sin embargo, el proceso fue muy rápido y, al cabo de unos días visualizandolo, lo hicieron realidad.

Para no TOC.ar

El nombre elegido fue TOC.ar y se trata de un artefacto simple, pero que, en contextos de pandemia, podría volverse indispensable. Micael dice que TOC.ar es una “herramienta”, porque se utiliza con un fin determinado para facilitar los procesos de cuidado e higiene. Esta herramienta tiene como fin hacer que nuestras manos toquen la menor cantidad de superficies posibles. En ese sentido se trata de un complemento para las medidas de bioseguridad a las que todos nos estamos adaptando y aferrando en este último tiempo. El dispositivo es simple y eficaz. Es una herramienta de agarre que tiene un tamaño único y universal, aproximadamente de las medidas de un Iphone 5.

TOC.ar permite tocar superficies, sostener objetos y manejarse en ciertos espacios sin tener contacto directo con factores externos. El material con el que está fabricado es rígido, pero a la vez dúctil, ya que puede adaptarse a las circunstancias, como nosotros. Permitiendo pasar de la función de soporte, a la de agarre e incluso de abridor. Con este invento podés abrir puertas sin tocar el picaporte, llevar las bolsas del super e incluso viajar en colectivo sin tocar la baranda. Con múltiples funciones y con la posibilidad de convertirlo en llavero, para llevarlo a mano, TOC.ar se convierte en una novedad.