Providencia es una pequeña localidad del interior de Santa Fe. Con menos de mil habitantes, está separada unos 70 kilómetros de Esperanza. Providencia también es el lugar donde nació, el 9 de noviembre de 1909, Ángela Peralta Pino. Durante 22 años, esta mujer dictó clases en el departamento 9 de Julio en un vagón de tren arrastrado de un sitio a otro por tractores. Fue esto lo que le valió el título de "maestra caracol", cuya Escuela Rural móvil tenía el Nº 942.
La maestra caracol comenzó sus estudios de docente en la ciudad de Rafaela, pero no los pudo completar. Sin embargo, su inquebrantable vocación por enseñar la llevó a los parajes más inhóspitos del norte santafesino. Allí comenzó a enseñar en las estancias a niños y adultos. Una docente que combatió el analfabetismo entre los quebrachales.
La maestra caracol, como ella misma decía, permitía acercar “los beneficios de la escuela al interior de los montes”.
En su adolescencia, y a pesar de la oposición de su familia, se marchó a Rafaela para estudiar. Fue en La Perla del Oeste que se inscribió en la carrera de magisterio, en la Escuela Normal “Domingo de Oro”. Pero, tras cursar el primer año, por cuestiones familiares, Ángela se vio obligada a abandonar los estudios. Apenas estaba iniciando el segundo. Quizás sea éste su primer gran renunciamiento en beneficio de la concordia familiar. Sin embargo, al visitar una estancia importante del departamento 9 de Julio, le pidieron que comenzara a enseñar a los hijos de los peones. Fue así que se inició en la labor docente. Labor en la que la maestra caracol se destacará por su pasión y su entrega, sobre todo con los más necesitados.
El valor de la enseñana rural
El recorrido de Angelita y su escuela rodante duró 22 años. Su escuela quedó abandonada durante muchos. En 1982 fue rescatada y convertida en museo. Desde entonces, está ubicada en el ingreso a la ciudad de Tostado.
La maestra caracol tuvo la virtud de registrar en fotos su experiencia pedagógica. El fotógrafo Fernando Raber cuenta, en un libro del gremio Amsafé, que aprendió lo necesario para usar una cámara de aquella experiencia y los lugares que recorrió. Cuenta que son 250 fotos las reunidas por la maestra. Una buena parte de esas imágenes el fotógrafo las reunió en un capítulo de su libro. Raber recibió en 1989, como legado de Aneglita, una buena cantidad de negativos en los que reconoce de inmediato el valor documental que tienen.
¿Qué podemos rescatar para nuestros días de la vida de esta maestra caracol?
En la provincia de Santa Fe, las primeras escuelas en volver a la presencialidad, en tiempos de pandemia, fueron rurales. A mediados de octubre, 56 escuelas del norte y centro provincial recuperaron las clases presenciales postergadas por el coronavirus. Uno percibe el fuerte compromiso que tienen estas escuelas rurales y sus maestros con la educación.
La distancia afectó mucho la enseñanza en estos lugares, dada la falta de recursos de los alumnos para asistir a clases virtuales. Sin embargo, los docentes se las ingeniaron para llevarles casa por casa las tareas. Como fuera, acordaban con las familias la entrega de cuadernillos y materiales fotocopiados para garantizarles aprendizajes y sostener los vínculos necesarios.
Un homenaje para la maestra caracol es honrar a alguien que fue un bastión para la enseñanza rural. Imitando su accionar, docentes anónimos de la ruralidad han construido escuelas. Han hecho posible que los niños de los lugares más alejados puedan seguir aprendiendo.
Argentino, nacido en la ciudad de Santa Fe. Licenciado en Comunicación Social, especializado y apasionado por la redacción. Amante de las canciones, los idiomas y la interculturalidad. Me gusta emocionarme con un lindo texto y dejarme sorprender como un niño. Juego a que soy escritor y músico.