El 2 de junio de 2018 la vida de Jaqueline Rodríguez tuvo un giro de 180 grados: fue atropellada en la localidad rionegrina de Catriel, y desde ese momento está impedida de caminar. El hecho ocurrió cuando la mujer y su marido se desplazaban en moto y fueron atropellados por una camioneta. La consecuencia del accidente fue una fractura en el tobillo y también se quebró la tibia y el peroné. Desde ese momento, es decir, más de dos años y medio, que está esperando para ser operada y volver a caminar.
Desde el día en que fue atropellada, la mujer, de 39 años, comenzó un eterno periplo en hospitales y profesionales que parece no tener fin. El mismo 2 de junio de 2018 se le realizó la primera cirugía, en Catriel, en la que le pusieron una férula en el talón con el objetivo de inmovilizar la pierna a la espera de una prótesis, que llegó dos meses más tarde, el 2 de agosto.
Con la prótesis lista, fue operada y continuó su tratamiento kinesiológico pero el dolor no cesó, y luego de siete meses ya se le hizo imposible apoyar el pie. Tras la realización de un estudio, los médicos pudieron constatar que la férula que le habían colocado estaba tocando el tobillo y eso era lo que le generaba el dolor que le impedía pisar.
Ante esta situación, se gestionó una nueva prótesis -se retiró la anterior y se le colocaron tornillos- y la derivaron al hospital de Cipolletti. Esta llegó el 19 de febrero de 2019 y señalaron en el almanaque el 23 de mayo de ese mismo año para ponerle fin al calvario. Sin embargo la pesadilla de la mujer de Catriel continuó.
Al abrirla para proceder la cirugía, vieron que su pierna estaba infectada y, por ende, no podrían insertar la nueva prótesis hasta tanto la infección no esté curada y le pusieron un tutor externo para no empeorar la situación y se le recetó un tratamiento con pastillas para curar la infección.
En diciembre de 2019 volvieron a ilusionarla y le dijeron que ya estaba lista para la cirugía pero otra vez recibió un cachetazo: nuevamente, al momento de la operación advirtieron que la infección no se había curado y que en esas condiciones era imposible poner la prótesis, por lo que volvió a foja cero: la colocaron un tutor y la enyesaron.
Finalmente, el nuevo tratamiento de Jaqueline culminó el mayo, pero pasaron cosas. La pandemia de coronavirus jugó su papel y el sistema sanitario ahora vive una situación compleja, y las cuestiones que no están vinculadas al Covid, pasaron a un segundo plano.
Mientras tanto, la mujer de Catriel lleva dos años movilizándose en silla de ruedas y eventualmente en muletas, aunque desde hace un tiempo comenzó a sentir dolores que podrían estar relacionados con el uso de las muletas. Cansada de todo, presentó un recurso de amparo y clama por ser operada porque necesita "volver a tener una vida normal".
Por si fuera poco, el seguro del conductor que atropelló a ella y a su esposo no ha respondido y, como frutilla del postre, el muchacho que manejaba la camioneta nunca se preocupó por saber el estado de salud de Jaqueline.
Burocracia de un lado e indiferencia del otro, una combinación que también le duele a la mujer de Catriel, que iba en moto con su esposo y lleva más de dos años y medio a la espera de poder volver a caminar y terminar de una vez por todas con esta pesadilla que comenzó el 2 de junio de 2018.
Licenciado en Comunicación Social. Nacido y criado en Chubut, actualmente alejado del pago. Siempre que puedo, hablo de la Patagonia. Tengo buena memoria –para cosas bastante intrascendentes, pero buena memoria en fin–. Le meto ganas a lo que hago, porque sin pasión no vale la pena.