Karina Pintarelli tiene 65 años, es poeta y fue la primera sobreviviente trans de la dictadura en recibir una reparación del Estado Nacional. Su historia sigue haciéndose eco, tal como las voces de muchos desaparecidos. Sin embargo, su testimonio tiene una importancia fundamental para el reconocimiento de los derechos humanos y la lucha LGBTTTIQ+.
En 2022 obtuvo el reconocimiento por parte del Estado Nacional por las violencias sufridas durante la última dictadura cívico-militar, en virtud de las detenciones reiteradas y arbitrarias con motivo de su identidad de género. Su testimonio es de gran importancia, porque a partir de su vivenciay (pequeña, pero gran) victoria, otras voces trans pudieron luchar con más fuerza por la reparación histórica.
Karina sufrió persecución y torturas policiales por su identidad de género durante años. Hoy, a 47 años de la dictadura, su lucha se visibiliza y su fuerza acompaña a otras víctimas. Actualmente vive en “Casa Leonor”, en Merlo, junto a Morena, Agustina y Cielo, también mujeres trans. Forma parte de No Tan Distintes, una organización social que acompaña a mujeres cis y trans, lesbianas, travestis e identidades no binaries en situación de calle. Ese grupo sostuvo el proceso con el que pudieron reconstruir la memoria y hacer un pedido de justicia.
Muchas vidas, una maestra
El testimonio de Karina es de vital importancia, porque es de las pocas personas travestis y trans que se encuentran con vida para contar lo que vivió en el período dictatorial (1976-1983). También en democracia, cuando las violencias no cesaron para el colectivo LGBTTIQ+.
A sus 65 años, Karina tuvo muchas etapas en su vida. Algunas con muchísimo dolor y otras, con menos. Hoy, escribe poemas que retratan sus vivencias, los cuales reunió en el libro "Me quedé en Karina" (2019). Su memoria se transforma en versos que dan fuerza y que no permite que el fuego de la lucha se apague.
El arte de la memoria
Sus vivencias en hospitales psiquiátricos, cárceles, viviendo en la calle, en Argentina, en Europa. Su labor como trabajadora sexual, su transición y todo lo vivido, la hicieron convertirse en la mujer luchadora que es hoy. El proceso de reconocimiento y la lucha por la reparación histórica hicieron que miles de recuerdos se despertaran y, con el tiempo, pudo transmutar su historia en arte. Así fue que, finalmente, desarrolló una obra multifacética que se llamó “El tiempo en mis manos”.
La obra final compilaba sus poemas y junto a Serigrafistas Queer, se transformó en una propuesta visual. Además, Mariela Scafati y Daiana Rose hicieron de esta producción, una instalación audiovisual curada que se llamó "Prontuario”. Allí se puede ver parte del expediente con el cual Karina pudo obtener su reconocimiento como víctima del Estado en los tiempos de la dictadura cívico eclesiástico militar.
Sobre esto, Karina dice:
“Me gusta expresar lo que siento, lo que viví, mis sentimientos. De todo lo que fue mi vida. Hay muchas personas en mi misma situación”
Fueron 30.400
Mientras algunos sectores cuestionan que los desaparecidos hayan sido más o menos de 30.000, otros, siguen luchando para que se reconozca la invisibilización y la violencia sistemática por parte del Estado.
La consigna “Fueron 30.400” busca difundir los testimonios de las personas trans y visibiliza a las 400 personas LGBTTTIQ+ que fueron víctimas del terrorismo de Estado. Se trata de un número simbólico que evidencia que las investigaciones no están cerradas y que debemos seguir pidiendo por justicia, al grito de “Nunca Más”. El testimonio de Karina ayuda a dilucidar cuánto nos falta por aprender, y cuántos derechos debemos conquistar.
Imagen: Télam
Argentina, nacida en Córdoba. Investigadora en el área de lingüística. En formación constante sobre las Letras y sobre la vida, gracias a la Universidad Nacional de Córdoba. Mis experiencias en viajes me llevaron a aprender cada vez más idiomas y querer conocer diversas culturas desde adentro. Pienso en la escritura como una herramienta para transformar el mundo y volverlo un espacio justo y equilibrado.