Ser Argentino. Todo sobre Argentina

El santafesino que alzó al Diego 

La última vez que los argentinos tocamos el cielo, un santafesino alzó al Diego en sus hombros. 

Esta es la historia de un santafesino que se dio el gran gusto de su vida. Se trata de Roberto Cejas, un empleado de la Lotería de Santa Fe que, en 1986, hizo una locura. Sus compañeros de trabajo se reían cuando él tiró: “Che, me voy a México”. El tipo consiguió pasaje y llegó justo para la final. Accedió a una entrada con mucha suerte y, luego, lo impensado. Un sueño hecho realidad es poco decir. A minutos de que la albiceleste alcanzó la gloria, Roberto prácticamente estuvo en el paraíso: cargó en sus hombros a Maradona. Este, a su vez, cargaba en sus manos la Copa del Mundo. Sí. Aún si esta nota no tuviera foto, vos ya la imaginás en tu mente. Sabés de qué foto hablo, aun sin verla. Bueno. Ese es Roberto: el grandote que lleva en sus hombros al Diego más feliz de todos los Diegos. 

Argentina se había consagrado por segunda vez en su historia y Diego Armando Maradona fue el gran héroe de ese mundial. Finalizado el partido final ante Alemania (3-2), este santafesino tomó protagonismo por llevar al Diego en sus hombros en medio de los festejos del equipo que condujo Carlos Bilardo. 

Roberto fue entrevistado muchas veces por este hito. Siempre dice que fue algo que, si lo hubiese planeado detalladamente, no habría podido lograr. Esa mágica foto, que está guardada en la retina, en los recuerdos más emotivos y en el corazón de millones de argentinos, fue publicada en miles de periódicos de todo el planeta. Hoy, con el crecimiento de internet y la proliferación de las redes sociales, continúa apreciándose con muchísima vigencia. Un santafesino cualquiera alzó nada más y nada menos que al mejor jugador de toda la historia del fútbol con la Copa más preciada. 

¿Cómo logró que Maradona se le trepara? 

Roberto contó varias veces la anécdota. Dice que, mientras transcurría el partido, ya estaba pensando en ingresar a la cancha. Finalmente se decidió cuando llegó el pitazo final del árbitro. No era nada fácil entrar al campo de juego. Había una fosa de tres metros alrededor de la cancha, con un alambrado horizontal, cubriendo casi media fosa. En el fondo no había agua, sino que estaba lleno de policías con cachiporras para impedir que nadie invada el terreno de juego. Con un par de argentinos más, decidieron irse hacia el córner, donde había menos cantidad de uniformados. Ahí pegaron un salto de campeón olímpico y llegaron a la cancha. Una vez adentro, Roberto empezó a dar vueltas, a correr por todos lados y abrazarse con todo el mundo. En un momento, los jugadores argentinos se estaban preparando para recibir la Copa. La idea del santafesino no era más que llamar la atención, con el objetivo de verse en el futuro en algún video o foto. No se le ocurrió mejor idea que ponerse a saltar y a dar vueltas carneros en la mitad de la cancha con una peluca de argentina y con una bandera que le quitó a un mexicano.  

Una vez que el equipo recibió el trofeo, venía la vuelta olímpica. En ese momento, los argentinos “invasores” armaron una ronda, para que los jugadores festejaran solos. De repente, vio que alguien levantaba a Pasculli. Roberto trotaba junto a varios más, pero un jugador se le paró adelante. Era Maradona. Como Cejas es grandote, El Diego lo miró, como pidiéndole que lo levantase. Roberto calzó su cabeza entre las piernas del astro. En ese movimiento, perdió la peluca. En una entrevista, dice Cejas: “Por un momento, pensé en soltar a Maradona para volver a buscar la peluca. ¡Qué locura!" 

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