¡Escribí! Notas de Lector
Ir a la secciónEl cupo laboral trans es un derecho por el que debemos seguir luchando si nuestro horizonte es una sociedad justa y diversa. En el municipio de Tres Arroyos este derecho cada vez está más cerca. Este lugar se ubica al sur de la provincia de Buenos Aires, Argentina. Y hoy es uno de los pioneros, ya que finalmente incluye en su municipio a una empleada del colectivo LGBTTTIQ+. Se trata de Juana Villarreal, que se incorpora a la Municipalidad de Tres Arroyos para trabajar en lo que será el futuro proyecto de Casa de Medio Camino.
Juana fue entrevistada en los medios y se mostró emocionada, no solamente por su logro personal, sino también por la pequeña victoria que esto representa para su colectivo. La lucha por el cupo laboral trans es cotidiana y no da tregua, porque mientras más tiempo pase sin una ley que garantice derechos laborales, la brecha salarial y social será cada vez más grande. Porque la desigualdad social se combate únicamente adquiriendo cada vez más derechos., Juana expresó su felicidad por su nuevo puesto laboral: “Tengo todas las emociones juntas, no sé si hablar llorar, reírme me cambia para siempre la vida, me gusta trabajar y era lo que estábamos esperando todo el Colectivo. Seguimos trabajando por más cupos”.
En diciembre de 2020, algunos representantes de la Comunidad Travesti, Trans y No Binario de Tres Arroyos se presentaron en la Municipalidad. El objetivo fue solicitar la efectiva y pronta implementación de la Ley 14.783 de Cupo Laboral. Este pequeño acto tuvo su consecuencia y hoy se ven sus frutos.
La ley fue sancionada en el año 2015 y dictamina que el Sector Público de la Provincia de Buenos Aires debe ocupar, en una proporción no inferior al 1% de la totalidad de su personal, a personas travestis, transexuales y transgénero. Esta ley busca promover la igualdad real de oportunidades en el empleo público. Por suerte, fue adoptada por el Honorable Concejo Deliberante de Tres Arroyos bajo la Ordenanza Municipal Nº7344/20 y firmada por unanimidad por todos los bloques en julio de 2020. Sin embargo, su cumplimiento no estaba garantizado hasta el momento.
La inserción social y laboral del colectivo LGBTTTIQ+ no es para nada fácil. La discriminación, los prejuicios y la falta de oportunidades son una realidad para la mayoría de la población disidente. Esto es una realidad que se ve reflejada no solo en la vida cotidiana, sino también en la esperanza de vida de una persona trans o travesti.
Muchas personas transexuales o travestis recurren al trabajo sexual y a la explotación del propio cuerpo, porque el mercado laboral no las incluye. Solo algunas tienen la suerte de poder desempeñarse en otro tipo de actividades, aunque muchas veces desde la informalidad. En pleno siglo XXI, que esto sea una realidad y que el derecho al trabajo no esté siendo cumplido es signo de decadencia. Por eso, que hoy Juana ocupe un cargo municipal es una pequeña victoria digna de ser contada.
“Para nosotras es una batalla ganada, yo tuve la suerte de trabajar en un Parque de Diversiones y de recorrer la Argentina. Trabajando allí conocí 14 provincias y 4 países limítrofes, trabajé 11 años, pero estaba en negro, no tenía ningún tipo de cobertura, si nos pasaba algo, era el patrón quien se hacía cargo y después nos lo descontaba” .
El apoyo de la familia fue un factor fundamental en la vida de Juana. Sin embargo, no lo es para todas las personas de la comunidad LGBTTTIQ+. Por eso, también es nuestra tarea como sociedad generar oportunidades laborales y moldear una sociedad que no sea hostil con la disidencia. Y, sobre todo, que garantice que los derechos básicos sean cumplidos: “Yo era un chico gay. A los 16 años definí mi condición de Trans. Tengo la mejor familia del mundo. Desde que se los dije, soy la hija, la hermana, la tía, siempre tuvieron la cabeza muy abierta”.
La flamante trabajadora Municipal hoy divide su tiempo entre su nueva posición laboral y el estudio: “Estoy terminando el secundario, estoy en el último año, hice parte de ella en la Escuela Técnica pero abandoné y ahora la estoy terminando. Hoy mi tiempo se divide entre el estudio y mi nuevo trabajo por suerte me recibieron muy bien, es excelente la relación con mis compañeros de tareas. Este sueldo me ayuda muchísimo para terminar mi casita, voy a poder comprar los materiales que necesito porque la mano de obra me la regalan mis hermanos”.
Con el derecho a un trabajo digno, se le abren puertas para cumplir otras necesidades básicas: alimento, educación y vivienda. Por eso, Juana sigue luchando por más cupos laborales.
Fecha de Publicación: 05/05/2021
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