La pandemia saca a relucir nuestra creatividad cordobesa y solidaridad. En Río Tercero, fueron dos técnicos los héroes de esta pandemia. Iniciaron un proyecto sin fines de lucro, que intenta socorrer a personas con COVID-19.
Se trata del desarrollo de cicladores. Es un prototipo creado a base de otros modelos. El fin de este proyecto es tener una segunda opción, en caso de que falten respiradores. Ante todo, para la pandemia: prevención, previsión, planificación y creatividad cordobesa. Estos cicladores están diseñados para usarse en casos de emergencia extrema.
Los cicladores administrarán oxígeno a pacientes víctimas de COVID-19, en caso de no contar con respiradores artificiales. Por eso, este aporte es muy importante. Estos técnicos utilizaron las herramientas de su pequeño taller. Junto con los conocimientos adquiridos a lo largo de su trayectoria con máquinas y trabajos manuales, lo lograron. El invento fue desarrollado de la mano de Abelardo Oviedo, de 41 años, y Mauro Provenziani, de 35.
Cicla ¿qué?
Estos cicladores son “una fuente que alimenta a un motor de limpiaparabrisas de un vehículo, transmitido por un piñón, corona y cadena de moto de 110 cilindradas, que transmite el movimiento a un cilindro de PVC, que es un caño, con tapas y válvulas”, según cuentan los autores a los medios.
El taller, hoy, está preparado, produciendo al menos 10 cicladores para el Sistema de Salud Provincial. Si bien no suplantarían a los respiradores artificiales, son una alternativa válida y necesaria en caso de emergencia. Ya que se prevé su uso ante una posible saturación del sistema de salud. Además, estos cicladores son de bajo costo, lo que los hace más accesibles. Al ser un proyecto sin fines de lucro, sus creadores disponibilizan la receta del invento para que otros talleres se sumen a la propuesta. Y que el coronavirus no nos agarre desprevenidos.
Nosotros, contamos con la creatividad cordobesa.
Argentina, nacida en Córdoba. Investigadora en el área de lingüística. En formación constante sobre las Letras y sobre la vida, gracias a la Universidad Nacional de Córdoba. Mis experiencias en viajes me llevaron a aprender cada vez más idiomas y querer conocer diversas culturas desde adentro. Pienso en la escritura como una herramienta para transformar el mundo y volverlo un espacio justo y equilibrado.