Muchos son los términos con que se acostumbra a describir a las actrices en el mundo del espectáculo, pero no es común que sea “ángel” el elegido para una actriz adulta. Así se referían a Gabriela Gili gran parte de los actores que compartieron escena y vida con ella.
Santafesina, nacida el 23 de enero de 1945 con el nombre de María del Valle Gili, en la colonia agrícola inglesa Wheelwright, al sur de la provincia. A los 6 años se radicó con su familia en San Martín, provincia de Buenos Aires.
En su niñez no evidenció predilección por el cine, pero sí por los radioteatros. Se cuenta que admiraba tanto a Lolita Torres que, en la intimidad de su espejo, la imitaba a escondidas de la familia. Sin duda, su vocación por la actuación ya se definía y, aunque cursó sus estudios secundarios obteniendo el título de maestra, nunca ejerció esa profesión, sino que se dedicó a formarse como actriz, para lo cual tomaba cursos en la Escuela Nacional de Arte Dramático.
Fue la televisión el medio en el que desarrolló la mayor parte de su trabajo. A pesar de su bello rostro angelical y su mirada de transparente inocencia, obtuvo el primer papel importante interpretando a la malvada villana del teleteatro Estrellita esa pobre campesina en el que, como tercera en discordia, se empecinaba en deshacer la pareja protagonizada por Germán Kraus y Marta González.
Condenada al éxito
A partir de esa primera participación en telenovela, continuó como figura importante en muchísimas otras durante la década del 70. Una luz en la ciudad, Una vida para amarte, Así amaban los héroes y Esta mujer es mía la tuvieron, junto a Sebastián Vilar, como una de las parejas más románticas de la televisión. También fue figura en Malevo, Así en la villa como en el cielo, Yo compro a esta mujer, Cacho de la esquina, Un mundo de 20 asientos, No hace falta quererte, El gato, El cuarteador.
Ya en la década del 80 fue la protagonista principal en el horario de mayor audiencia en Canal 9, con las novelas Daniel y Cecilia, Crecer con papá, El camionero y la dama, Un día 32 en San Telmo, Amar al Salvaje. En Canal 13 fue protagonista de Historia de un trepador, junto a Claudio García Satur.
En 1988, apareció por última vez en televisión en el teleteatro Pasiones, protagonizado por Grecia Colmenares y Raúl Taibo.
El teatro también la contó en los escenarios, especialmente del verano marplatense, en los que fue parte del elenco de éxitos como 40 Kilates, Somos hombres y algo más, Cada vez me gusta más, y otros.
Poco tiempo en la tierra
Su vida personal estuvo caracterizada por un rasgo depresivo. El alejamiento de sus padres, que se habían trasladado al Uruguay, profundizó su tristeza. Otro golpe muy doloroso fue la muerte de Claudio Levrino, amigo y compañero en la actuación. Ya un desorden alimenticio la había llevado a atenderse con el doctor Walter Murúa, quien se convirtió en su marido y con el que tuvo a su primer hijo, Leonardo. Pero el romance y posterior matrimonio con Rodolfo Bebán acaparó la atención del público, que consumía todo cuanto los medios publicaban acerca de la pareja, conformada por dos personas de particular belleza, ella angelical y etérea y él de profundos ojos azules y una espléndida estampa de recio. De esta unión nacieron Facundo, Daniela y Pedro.
A los 46 años, estando descansando en su cama en la casa que ocupaban en San Isidro, sufrió una descompostura que determinó su deceso, a pesar de la asistencia recibida.
El público la recuerda con cariño, ternura y pena por su temprana partida, quedando grabada la imagen de ese rostro de ángel que no pudo retener la alegría y permitió que la depresión ganara su ánimo, hasta el fin de sus días.
Argentino, nacido en la ciudad de Santa Fe. Licenciado en Comunicación Social, especializado y apasionado por la redacción. Amante de las canciones, los idiomas y la interculturalidad. Me gusta emocionarme con un lindo texto y dejarme sorprender como un niño. Juego a que soy escritor y músico.