¡Escribí! Notas de Lector
Ir a la secciónHoy las chicas y las no tan chicas enloquecen porque Shakira canta “Las mujeres ya no lloran; las mujeres facturan”. Pabre mi ciela. Las talentosas siempre facturaron, amor. Entiendo que lo de la mujer de las caderas vibrantes va un poco por otro lado también. Lado que no me interesa para esta nota. Me interesa mucho más contarte sobre una diosa hasta hoy sin igual del espectáculo argentino: Nélida Roca. “La Roca”. Y sobre todo por qué la tildo de inigualada.
Nélida Roca fue la primera gran vedette argentina. La historia contará que era una cantante normal de jazz, música incipiente y preferida de la noche porteña elegante de la década del 50. Tenía dieciséis años y un novio músico (el señor Roca, con quien después se casó) que la llevó a cantar con su banda a la confitería Richmond, hablando de paqueterías. Hasta que alguien le pasó el dato a Luis César Amadori, dueño del Maipo, que quedaba a pasitos y ya era la meca de La Revista porteña. “La Roca” debutó sobre el escenario mayor de Buenos Aires a los diecinueve añitos. Claro que ya era toda una mujer. Un poco tímida, dicen. En todo caso revalidó eso de que los grandes desinhibidos arriba del escenario son grandes tímidos abajo del mismo.
El romance con el público dicen que fue inmediato. Así como no era una gran cantante tampoco era ni una gran bailarina ni tenía un gran tiempo para la comedia. Y todo esto la enaltece. Primero: sin ser una gran cómica compartió escenarios con los grandes capocómicos de la época (y de la historia, si sumás a alberto Olmedo que es un poco posterior). Adolfo Stray, Don Pelele, Héctor Barbieri, Juan Verdaguer... Y sin grandes talentos sobresalió al lado de actrices enormes del teatro de revistas, como Olinda Bozán, Tita Merello, Jovita Luna o Beba Bidart. Es que “La Roca” algo tenía.
Tenía un cuerpo maravilloso, sin siliconas ni operaciones. Y una cabellera negra azabache larga y densa. Pero por sobre todo tenía una presencia magnética, única. Como nunca ninguna tuvo jamás. "Pesaba en el escenario", como dicen los artistas. Quienes la vieron aseguran que el momento desde que entraba a escena desde la punta de la famosa escalera del Maipo y hasta que bajaba al escenario nunca volverá a repetirse. Hipnotizaba a la gente. Un descenso lento en tacos aguja que magnificaban sus piernas kilométricas, sin pronunciar palabra. No las necesitaba en absoluto. Era bellísma.
Pronto Nélida fue quien convocaba multitudes al Maipo. Era "Nélida y diez más". Dicen que una revista de ella facturaba cincuenta y siete millones de pesos por semana cuando entre todas las otras juntas recaudaban unos diecisiete (no teníamos casi inflación en esos años dorados...). Dicen que fue por ella que se inventó la reventa y el “Dos por una”: los boleteros guardaban las entradas de las dos primeras filas hasta agotar todas las demás y después las sacaban a la venta al doble o triple del valor real. O que les tenías que ofrecer pagar “dos por una” para conseguirlas.
Nélida había entendido todo y cada vez salía a escena con menos ropa. O vestidos más diminutos. Primero dejó de lado las mallas color carne tan comunes en la época para disimular defectos. No las necesitaba. Después llevó el tajo de la espalda casi hasta la cola. Más tarde salió en bikini. Y hasta en “hilo dental”. Cada vez el Maipo facturaba más. Y más.
“La Roca” tenía muy claro todo lo que generaba. No en vano su camarín estaba siempre lleno de regalos. Hasta llaves de autos recibía. Así que se convirtió en la primera mujer en compartir cartelera con los capocómicos. Abro un paréntesis: la cartelera es un campo de batalla entre los actores y actrices aun hoy en día. Quién encabeza, quién va con recuadro, quién va más grande o más chico o con una mención (“Con la participación estelar de...”). Lejos de ser una guerra de egos la mayor en tamaño corresponde a la mayor estrella. Y la mayor estrella se lleva más porcentaje de las entradas (“Borderaux” le dicen). O sea: la “cabeza de compañía” es la estrella más convocante y por ende la que más guita cobra. Después viene el ego. Así que Nélida logró ser la primera en poner su nombre junto y al mismo tamaño que los hombres. “La Roca” 1 – Shakira 0.
No solo eso. Fue la primera mujer en cobrar ese porcentaje del valor de la entrada además del “cachet” (sueldo). ¡2 – 0 in your face Shak!
Ahora para eso trabajaba como nadie. Según sus compañeros de elenco era la primera en llegar al teatro. Se maquillaba y peinaba sola. Los diseños de sus vestuarios eran de ella misma. Y las piedras de los vestidos eran de cristal de Checoeslovaquia (hoy República Checa; te suena “Swarosvski”?...) que traía de sus viajes por Europa. Era la última en irse del teatro y nunca salía con el elenco de juerga. Se acostaba temprano y, leeme: hacía ayuno intermitente. Sí. 1960 y no desayunaba ni almorzaba.
Nélida Roca fue la gran Primera Vedette argentina. Una mujer espléndida en todo sentido. Por algo facturó veinticinco años seguidos como la número uno.
Imágenes: Maipo / FB Teatro de Revista
Fecha de Publicación: 13/07/2023
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