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“Mujeres en el baño”: Una atractiva relectura de una obra que desnuda una realidad que merece otra consideración

La entretenida pieza escrita y dirigida por Mariela Asensio estrenada en el 2007, regresó a la cartelera teatral en una renovada adaptación que suma nuevos elementos que potencian el libro original, encarada por cinco actrices que demuestran gran versatilidad y talento.

La temática femenina universal es tan amplia y atractiva, que la misma de ninguna forma debería sumirse en una radiografía encasillante cárcel emocional y social en un tiempo y lugar. Necesita mutar, reversionarse y tomar elementos de cada época para mantener esa vigencia que la hace imprescindible a cada instante en nuestras existencias. Hay obras de teatro que ocasionalmente precisan un reseteo apropiado, no solo para ganar actualidad y contexto, sino también para exponer argumentos que sumados a los elementos de tiempos en constante mutación, pueden proporcionarnos una atractiva lectura de una sociedad que suele repetir sus errores, aumentarlos de tamaño y hacerlos mucho más peligrosos para las nuevas generaciones. En el 2007, la autora y directora Mariela Asensio estrenó “Mujeres en el baño”, una pieza que tuvo un moderado impacto en una época donde la sociedad no tomaba en cuenta, el alcance que correspondía asignar a determinadas cuestiones de esta permanente y tan cautivante reinvención de paradigmas sociales en el nuevo milenio. Las sociedades del mundo han reubicado en otro plano, afortunadamente, el lugar de la mujer en el contexto societario, modificaciones que permitieron una mayor visualización de esas problemáticas que antes quedaban bajo la alfombra. Las mujeres tienen una voz y ahora la masa planetaria les ha generado un mejor escenario para exponer sus necesidades, todas aquellas que antes se barrían bajo la alfombra hasta nuevo aviso.

 

 

A tan solo 15 años de aquél exitoso estreno, y luego de haberse representado en distintas ciudades de Argentina y el mundo, en el 2022 ha regresado la obra que revolucionó con originalidad y encanto la cartelera porteña, exponiendo con humor, ironía y mucho rock, pop y tecno el lado B de lo que implica ser mujer en el mundo actual. Aquella obra de la autora asoma en estas semanas en una versión 100% renovada, donde todas las mujeres que están en el baño regresan recargadas y por suerte no se callan nada. Creada y dirigida por Mariela Asensio; este nuevo planteo analítico teatral reúne a un elenco de talentosas y consagradas actrices argentinas como Maida Andrenacci, Laura Conforte, Laura Cymer, Esther Goris e Iride Mockert. Desde el pasado 14 de enero, fecha del estreno de la nueva relectura teatral bajo la producción de Paola Luttini, la obra convoca elevadas audiencias que agotan tickets todos los fines de semana, con funciones los días sábado y domingo en el Teatro Picadero. Antes que ese edificio a la noche se convierta en una discoteca para la audiencia post-juvenil, distintos tipos de público asisten religiosamente a un show teatral que mezcla contemporaneidad con temáticas que nunca pasan de moda. Utilizando todas las nuevas situaciones de una sociedad tecnologizada, los constantes cambios de ánimo y las tendencias sonoras de moda, la pieza exhibe una inteligente y divertida reinvención.

El mitológico lugar que convoca a cientos y cientos de mujeres para quitarse la ropa con la finalidad de expulsar toxinas o mejorar su aspecto estético, es causa de los más amenos y divertidos pensamientos sobre ese sector de la sociedad que ha elegido los mingitorios para reunirse y socializar cuestiones tan vitales como graciosas. Partiendo de la famosa pregunta ¿qué hacen tanto tiempo las mujeres en el baño?, la obra despliega un universo en el cual cinco mujeres exponen juntas o por turno todas sus fantasías, se transforman en estrellas de tecno o rock, recitan reggaetón, cantan, se tocan, se divierten, se cuestionan y bailan en un espacio en constante mutación que les permite estos tiempos. La obra exhibe cinco manifiestos desbocados acerca del cuerpo, los mandatos sociales, las relaciones, la pérdida, la obsesión, el deseo y el sexo. En esa intimidad a la que accede la audiencia, hay mujeres desesperadas, poéticas, irónicas, enojadas y deseantes, fusionan el sueño y toda la realidad. El baño como refugio deviene también en discoteca, confesionario, en videoclip, presenta infinitos escenarios que se construyen a través de relatos apasionados, canciones inesperadas y coreografías bastante furtivas. Un baño que siempre vuelve a ser lo que es: un espacio habitado por la fantasía y el deseo, la búsqueda y la fatalidad, la humanidad en todas sus formas, planteada en este caso con una teatralidad impactante y sin titubeos, una locación cotidiana que deja saber que las condiciones están dadas para dar rienda suelta a los pensamientos, revelarse ante el mundo y cuestionarlo todo sin ninguna formalidad.

Por más que los roles estén divididos y asignados puntualmente a cada actriz, la temática de la obra deja traslucir conductas que habitan en todas ellas, visión universal que expone una necesidad general y generacional de ser escuchadas, atendidas, comprendidas y sobre todo, defendidas ante un grave cuadro social que las coloca por resabios machistas de un milenio saturado en su final de ciclo, frente a la inagotable cadena de agresiones que ellas reciben sin que la sociedad tome nota de un flagelo, que no se soluciona escribiendo todas las palabras con la letra “e” al final de cada una. El destrato de una pareja que se llevó todo aunque ella añore su ventilador de pie, la mujer prejuzgada por su aspecto físico y llevada al extremo de la discriminación por su peso, aquella que confía ingenuamente en alguien hasta que la realidad la llama a la reflexión, sin olvidar aquella dama madura que vive en un limbo alterado por las noticias que le acercan sus pares más jóvenes. Ese gran laberinto de dudas, sufrimientos, tensiones y mucha indecisión para elaborar la respuesta correcta a esta gama de flagelos sociales, son temáticas que Mariela Asencio maneja con magistral y ecléctica gama de recursos histriónicos, posicionando a sus actrices con carisma en cada relato o historia que la obra muestra con activa dinámica en esos 82 minutos de duración del espectáculo.