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¿Los complejos cinematográficos regresan a la actividad esta semana?

A un año del cierre masivo, se contempla su reapertura: las inspecciones que realizaron distintos funcionarios confirmaron el regreso de las salas al 50 por ciento de su capacidad.

El jueves 12 de marzo de 2020, muy cerca de la medianoche, la mayoría de los complejos cinematográficos cerró sus instalaciones. Lo que se vivió después pertenece a una gran película de terror que ni los guionistas más experimentados pudieron escribir. Esos gigantes edificios que en el pasado recibieron a millones de espectadores, durante meses y meses acumularon polvo, luces apagadas y la sensación de un futuro insospechado.

Películas que quedaron sin espacios para ser presenciadas, muchísimos empleados que en ese trimestre otoñal perdieron sus fuentes de trabajo y la preocupación por el crecimiento del streaming en desmedro del contexto natural de observación de un largometraje. Todas las áreas vinculadas a esta industria, tal como sucedió en otros contextos similares, sintió el impacto de la cuarentena y el paso de los trimestres agrandó la preocupación. 

Cuando todo hacía presagiar lo peor, mientras el plan existente de vacunación avanza tan lentamente como los superhéroes cuando rescatan a la gente en la pantalla, diversos funcionarios inspeccionaron los complejos cinematográficos, tras las readaptaciones que los mismos debieron concretar para regresar a la actividad. Algo que de no mediar nuevos contratiempos podría ocurrir el próximo jueves 25 de febrero después del mediodía-

 

 

En esas extensas visitas chequeando cada uno de los sectores en los complejos Cinemark-Hoyts y Cinépolis, pudo verse al ministro de cultura porteño Enrique Avogadro, al titular de medios a nivel nacional Tristán Bauer y también al ministro de salud de la ciudad de Buenos Aires, Fernán Quiroz, chequeando las modificaciones efectuadas para ceñirse a los protocolos requeridos por el actual sistema sanitario frente a la problemática del “covid 19”.

La recirculación del aire dentro de las salas, el mecanismo de ingreso y egreso de todos estos lugares y las demás normativas implementadas para adaptarse a esta “normalidad de transición”, fueron los puntos evaluados por estos funcionarios, quienes aparentemente en las últimas horas dieron el visto bueno para que estos enormes edificios que reúnen gran cantidad de gente regresen a la actividad con un 50 por ciento de aforo autorizado.

La puesta en marcha de estos complejos cinematográficos deberá ser acorde a los tiempos que corren: no habrá contacto físico para la adquisición de entradas y las mismas serán compradas en los sitios de Internet de estas conocidas firmas. Chequeo de temperatura al ingresar, horarios escalonados para no superponer personas en las zonas de tránsito y un control de las reglas sanitarias llevado a su más minuciosa puntillosidad.

 

La gigantesca batalla del pochoclo y ciertos interesados no convencidos con el nuevo sistema

Durante la prolongada fase de confinamiento ocurrida el año pasado, llamó sobremanera la atención la demora en que los complejos cinematográficos aplazaron la entrega de las adaptaciones para cumplir aquellas indicaciones que figuraban  en el protocolo de la SRT a todas las autoridades correspondientes. Lo único que faltará para que todo se ponga en marcha es que se dictamine legalmente la excepción a esta industria de aquél apartado que aparece en el decreto establecido por el Poder Ejecutivo el 19 de marzo cuando se instituyó el principio de la cuarentena. 

La Superintendencia de Riesgos del Trabajo (SRT) en su momento dio a conocer el Protocolo para la Reapertura de Salas y Complejos Cinematográficos de la República Argentina. Un documento donde se establecen las medidas preventivas y recaudos que deben tomar los espacios dedicados a la proyección pública de películas para poder reanudar su funcionamiento en las numerosas salas de todo el país. Este retraso en entregar aquellas adaptaciones sanitarias para adecuarse a las nuevas necesidades tras el ASPO, supuestamente tiene una íntima vinculación con el interés de algunos en no abrir estos lugares si los mismos no funcionan al total de su capacidad.

Tras insinuarse esta postura, las firmas abocadas a este rubro comercial ligado al séptimo arte desmintieron la especie, pero no ocultaron su preocupación no por la cantidad de espectadores en cada sala, sino por una potencial prohibición de que estos no ingiriesen alimentos dentro de la sala. Este punto, controversial y decisivo a la hora de plantear una vuelta escalonada a la vieja normalidad, fue eje de la discusión entre diversas autoridades gubernamentales y los dueños de estos reconocidos complejos de proyección fílmica.

Finalmente, en lo que se puede considerar un principio de acuerdo entre las partes, todos estos complejos reabrirían sus puertas desde el próximo jueves 25 de febrero con límites operativos de aforo cercanos al 50 por ciento. Los complejos podrán vender alimentos para ser consumidos dentro de la sala, en tanto que los espectadores en el único momento que podrán estar sin protector naso-bucal será cuando estén consumiendo esta gama de productos. Personas encargadas de la seguridad ubicadas dentro de cada sala se encargarán de notificar a aquellos que no respeten esta indicación, punto clave para evitar que cualquier diseminación accidental de aire contaminado afecte a otros espectadores.  

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