¡Escribí! Notas de Lector
Ir a la secciónEn el lapso comprendido entre el pasado jueves 8 y el miércoles 14 de abril, la comunidad artística argentina vivenció en carne los estragos de la grave enfermedad que desembarcó a principios de marzo de 2020 en nuestra nación, demoledora secuencia en la que muchas personalidades de la farándula y el espectáculo padecieron los efectos del COVID-19, o las renovadas cepas cuyas variantes en estos últimos días evidencian sin dudas una mayor contagiosidad que la infección de origen chino descubierta durante finales de 2019. Todos los seguidores de conocidas personas de los medios de comunicación o las actividades del mundo artístico tomaron concreta conciencia que la inesperada enfermedad había herido muy fuerte a varios famosos en ese breve período de tiempo antes citado. Con el correr de las horas y mediante el habitual uso de las redes sociales, muchas personalidades hicieron pública la novedad sobre haber contraído este coronavirus, simultaneidad de casos que en esas jornadas sobrepasó velozmente cualquier expectativa o estimación que los medios y la gente tenía al ocurrir esta clase de novedades.
A medida que las personas afectadas notificaban que habían contraído la enfermedad, los medios digitales de comunicación no dieron abasto para dicha cobertura y sucumbió con instantaneidad al sobreponerse los anuncios de esas figuras de la colonia artística. Si bien al principio fueron un par de casos, corridos esos minutos del primer infectado, se disparó la cifra y ahí sí la conmoción general cobró forma efectiva. En menos de una semana, las personas que informaron dicha situación fueron la modelo Eugenia “La China” Suárez , la actriz Miriam Lanzoni, la influencer Candelaria Tinelli, su novio el músico Coti Sorokin, el periodista y conductor Horacio Cabak, la empresaria Claudia Villafañe, el periodista Mauro Viale, la actriz María Fernanda Callejón, el añejo comentarista deportivo Horacio Pagani, la columnista televisiva Any Ventura, el relator y conductor de radio y TV Víctor Hugo Morales, el presentador noticioso de televisión abierta Rodolfo Barilli, el humorista Dady Brieva, su esposa la bailarina Mariela Anchipi y el cantante Matías Conde, líder del grupo “Las Sabrosas Zariguellas”. De todos estos casos mencionados, obviamente dos de los ocurridos en ese período culminaron desgraciadamente con la inesperada defunción de los involucrados, tal los casos de Mauro Viale y Matías Conde, algunos días más tarde en un tiempo donde la partida física de estas figuras impactó bastante más de lo esperado.
Sin dudas la noticia que impactó con mayor contundencia fue la muerte de Mauro Viale, conocida figura del mundo de la comunicación que el pasado jueves 8 notificó a todos sus allegados una ostensible dificultad física que, al ser velozmente internado, derivó con los chequeos en la novedad de la infección de COVID-19, lo que fue agravando el cuadro que tenía el añejo conductor televisivo en el principio de esa afección. Internado de urgencia, lo más grave aconteció durante la tarde del domingo 11, cuando al hallarse en la terapia intensiva de un conocido nosocomio porteño, una severa manifestación infecciosa derivó en una falla corporal masiva provocando el fallecimiento de esta personalidad de la TV. A los pocos segundos de conocida la novedad, sus pares en los distintos medios vivieron la conmoción de lo ocurrido, especialmente en la señal de TV abierta América, emisora en la que se desempeñan numerosos comunicadores, tratándose de una famosa emisora donde la información en vivo juega permanentemente un rol esencial. La comunicación de esta triste novedad entre los personajes más destacados del periodismo, comenzó a generar en esas últimas horas de aquel feriado un sismo emocional realmente muy profundo que las distintas plataformas digitales y naturalmente sus concomitantes redes sociales. El hecho noticioso fue reamplificado miles de veces en un corto periodo de tiempo, provocando en los consumidores de medios un abroquelamiento informativo muy fuerte con respecto al resto de las noticias existentes por esas horas.
Internado por un fuerte malestar que no guardaba directa relación pero que ofrecía ciertos síntomas cercanos a las características que ostenta la nueva infección, el agravamiento de la salud del conductor televisivo y su posterior defunción ocurrida en menos de 48 horas pareció obrar como una bomba de acción expansiva que en la noche del domingo expuso una reconsideración sanitaria de lo que venía sucediendo en muchísimos medios hasta la inesperada partida física de un legendario personaje de la televisión abierta. Lo ocurrido abrió una intensa polémica sobre los cuidados sanitarios existentes dentro de los medios, y también la gama de protocolos que los mismos observan en su actividad desde que las noticias del exterior pusieron en alerta a nuestros gobernantes acerca del inminente arribo de una desconocida enfermedad gestada en un laboratorio chino. La primera reacción que algunos directivos asumieron por esas horas, más allá de las precauciones existentes y el respeto por las flamantes normas de seguridad post-pandemia, fue implementar el uso de barbijos para todas aquellas personas que aparecieran en pantalla. Esa determinación, una directiva que la Televisión Pública y la señal El Nueve comunicaron a nivel oficial, hizo al comenzar las transmisiones del pasado lunes 12 de abril, que todos los presentadores de programas o comunicadores de los mismos luciesen su protector nasobucal, implemento que hasta el momento solo empleaban los movileros que reportaban novedades desde los diferentes lugares en que ocurrían las informaciones. La tercera emisora en instaurar ese elemento con tono obligatorio tal como era de esperar, fue América, quien impactada por la triste noticia ocurrida pocas horas antes colocó un pequeño crespón negro en pantalla, evocando lo sucedido como señal de duelo tras la pérdida física de uno de sus principales referentes.
El lunes 12 del mes en curso puede denominarse como la jornada bisagra desde lo visual en que los canales de televisión abierta decidieron transmitir un único mensaje general, día que buena parte de la programación de las cinco emisoras de aire decidieron ubicar a sus conductores o panelistas, empleando el tradicional protector telado que la sociedad en estos meses viene portando como recurso protector. La determinación no fue acatada por algunos ciclos, especialmente aquellos vinculados a la farándula artística, fecha en la que la dietista Romina Pereiro manifestó su temor a la presencia de su esposo Jorge Rial en el estudio de América, habida cuenta que el ex–conductor de “Intrusos en el espectáculo” es paciente de riesgo. A pesar de la preocupación de su esposa, el ahora animador del ciclo “TV Nostra” fue al piso del estudio donde realiza su ciclo de lunes a viernes, ocasión en la que este periodista desarrolló su labor profesional junto a su equipo de panelistas, quienes en la oportunidad también utilizaron el protector nasobucal durante la emisión del ciclo en medio de la conmoción existente en América tras el fallecimiento de uno de sus históricos conductores. En la misma jornada, la decisión del grupo de panelistas del ciclo “LAM” de no utilizar el tradicional protector en el rostro chocó contra la decisión tomada por una de sus más añejas panelistas, quien criticó a sus compañeras por no protegerse en pantalla.
Con el paso de la semana, la difusión de esta especial medida que algunos canales de TV abierta tomaron con respecto a personal en pantalla se hizo profusa, pero al mismo tiempo la tesitura que otras emisoras y programas adoptaron mientras continuaba la conmoción por la muerte de Mauro Viale, fue contraria a mantener a sus dotaciones en pantalla con el protector nasobucal, argumentando distintos puntos para sostener esa determinación. Esos tres días posteriores a la defunción del conductor dominguero de América TV y todos los medios replicando viejas imágenes del periodista televisivo en sus conocidos programas, se erigieron en un discurso no premeditado buscando concienciar sobre la dura necesidad de reforzar protocolos y medidas de protección. También conviene destacar la hipocresía y cinismo reinante en la industria de la comunicación en las horas posteriores a la muerte del mediático animador televisivo. Antes de conocerse la trágica noticia sobre el conocido periodista y relator deportivo de TV abierta ocurrida el domingo por la tarde, la mayoría de los que luego se mostraron en las redes sociales muy conmovidos y apenados por el dolor de semejante pérdida, fueron casualmente los mismos que días antes del penoso hecho no titubeaban en calificar sin titubeos al comunicador recientemente fallecido por poco como el nuevo anticristo de este sistema solar. Confirmando aquella insistente postulación sobre que la muerte “abuena”, la polémica mirada de algunos compungidos mutó rápidamente a un contexto misericordioso y conciliador.
Con una desigual respuesta en la conducta de los conductores y panelistas de los distintos ciclos televisivos en las señales América, Viacom-Telefé y El Trece, la decisión inicial de utilizar barbijos en las transmisiones se fue aflojando lentamente con el paso de los días y de la noche a la mañana, varios ciclos concretaron sus emisiones nuevamente sin utilizar este implemento sanitario para la protección del personal artístico al aire, conducta que en esas primeras horas provocó diversas respuestas al ser consultados por este cambio. En la mayoría de los casos, los responsables de los programas donde ocurrieron estos cambios aludieron a insalvables problemas técnicos para alcanzar un buen nivel de sonido de todos los micrófonos corbateros que usan los conductores y panelistas, indicando al respecto que los barbijos impedían por sus filtros protectores una clara definición del audio que estos receptores alcanzan en condiciones normales. Uno de los ciclos donde más velozmente se percibió este cambio fue “TV Nostra”, programa animado por Jorge rial, un profesional que es persona de riesgo tras varios inconvenientes físicos en la última década y media, un detalle que todos percibieron hace exactamente una semana cuando el añejo fundador del ciclo “Intrusos” concretó una entretenida entrevista con el cantante “El Dipy”, nota que tuvo rebotes más por la cuestión sanitaria que lo hablando entre ambos personajes.
El factor principal por el cual muchos profesionales asumieron la decisión de no utilizar el barbijo en pantalla durante las transmisiones televisivas, en realidad es otro y guarda una estricta relación con un aspecto psicológico que ha devenido durante estas últimas jornadas en un brusco descenso del rating de los ciclos donde los conductores aparecen con la cara protegida por este adminículo. La mayoría de los programas que se emiten por la TV Pública, El Nueve y América TV descendieron entre 1 punto y 2, 50 las mediciones desde que sus conductores aparecieron al aire con la cara cubierta, guarismos que rating que fehacientemente alimento las mediciones de aquellos programas donde el personal de artística aparece con sus rostros sin la cobertura sanitaria. Algunos psicólogos que dieron entrevistas consultados por esta reacción de la audiencia televisiva, sostuvieron que gran parte de las personas que encienden la televisión en distintos horarios en busca de un poco de entretenimiento, manifiestan una profunda incomodidad al ver a los conductores de TV con la cara tapada, recordando lo que es la convivencia pública en las calles con enormes cifras de gente caminando con el tradicional protector nasobucal. El malestar anímico se hace inocultable cuando gente muy conocida aparece en pantalla con el rostro tapado, lo cual sumado a los problemas de sonido terminó de persuadir a que muchas personalidades de la televisión abierta optaran por salir al aire sin este implemento protector. Habrá que ver con el paso de las semanas y aplacado desde lo anímico el “efecto Viale”, hasta dónde sigue la tesitura de mostrar al personal con el rostro cubierto en pantalla y cuán fuerte es la rebelión de aquellos que prefieren aparecer sin el barbijo, en una pantalla chica que en las últimas jornadas lució muy conmocionada por la inesperada muerte de Mauro Viale.
Fecha de Publicación: 24/04/2021
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