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Ir a la secciónBuenos Aires - - Viernes 02 De Junio
Desafortunadamente, por esas circunstancias del destino, le tocó ser el centro de la noticia y conociendo como él manejaba su rol de productor en cada una de todas las actividades que encaró, se hubiese sentido defraudado por como se notificó su fallecimiento, ocurrido este último viernes en horas de la noche, cuando ya las seis redacciones de los matutinos estaban enviando el ejemplar del sábado a las rotativas. En la semana previa a su triste y penosa defunción, las informaciones sobre la grave enfermedad que padecía dieron pie a una cadena de confusas versiones, las cuales lejos de ser aclaradas permanecieron en esa triste cuenta regresiva para su fatal y lamentable desenlace. Amante de la comunicación y entregado de pleno a que sus contenidos nunca anduviesen por las ramas, por suerte no se enteró de lo mal que se manejaron a la hora de difundir su partida física, información que provocó como era de esperar una concatenación de tristes y apesadumbradas reacciones de todas las personas que lo conocieron personalmente, o en su recordada tarea como ese incansable productor de tv, más allá que el reconocimiento masivo le llegara al frente del ciclo que todos los domingos le permitió a su figura, emerger como simpático conductor.
Hace muchos meses que Gerardo Rozín estaba muy mal de salud, situación que se pudo advertir de manera elocuente cuando en la temporada 2021 debió abandonar su programa “La Peña de Morfi”, instantes donde una arritmia le generó una alteración circulatoria de enorme malestar en todo su organismo. El productor devenido a animador de un ciclo que supo aprovechar las enseñanzas de Juan Alberto Badía, sobre el valor de asignarle un muy destacado lugar a los músicos en la televisión, donde son prácticamente ignorados salvo a la hora de defenestrarlos en los formatos faranduleros, esos que acapararon la mayor cifra de horas en vivo de una pantalla cada vez más monótona y previsible, exhibió problemas de salud muy elocuentes y durante varias semanas, la señal Viacom-Telefé montó con los reflejos algo desacostumbrados una gama de reemplazos hasta que el bonachón animador pudiese poner la cara y llevar su ciclo a buen puerto. Todos esos meses sin su presencia, a esa altura de los acontecimientos, no parecieron despertar la atención de los movileros o los panelistas, que suelen ser aquellos que se dedican oportunamente de chequear todas las causas de ciertas situaciones. Para todos ellos, este productor devenido a animador estaba “enfermo” y punto. Fiel a su picardía, Diego Maradona hubiese recordado aquella frase de “se les escapó la tortuga” y se hubiera quedado realmente muy corto ante todo lo ocurrido.
En la última semana de vida, congregación de jornadas en las que el viernes las noticias fueron creciendo en dramaticidad, para brindar un contexto elocuente del durísimo estatus de salud del conductor, el mundo de la comunicación se permitió una dejadez sin mostrar señales de lo que acontecía. Para aquellos que todavía no se acostumbraron a ese lenguaje de visibilidad parcial que exponen los medios, para no decir algo de manera simple y bajo esa estructura evitar mencionar ciertos términos o palabras, la ensalada de informaciones a cada segundo permitió una patética cadena de enredos y confusiones que despertaron en aquellos que querían conocer la verdad, una insólita confusión. Después de tanto tiempo al servicio del público que desean informar, la expresión “una dura enfermedad” parece en estos tiempos, la excusa perfecta para no explicar lo que ocurre en definitiva. Todas las personas en este sistema planetario encuentran su defunción por algún motivo, ya sea una hemorragia cerebral, una irrigación sanguínea no corregida a tiempo en ciertas zonas, un severo daño en tejidos neuronales por impactos o golpes imprevistos, una infección que no puede corregirse del dañino curso corporal, y también de aquellos tejidos o sectores que de manera veloz o en forma progresiva se van dañando por la presencia de linfomas o nódulos enquistados en áreas vitales del organismo. Esta última afectación dentro del cuerpo humano recibe el nombre de “cáncer”, pero parece que quien lo tiene viviese una descomunal deshonra que mancha su prestigio, honor e integridad, a juzgar por como se manipula ese término en la industria de la comunicación. Créase o no, esto acontece en el nuevo milenio, cuando los tejidos digitales del mundo intercomunican todos aquellos contenidos en pocas milésimas de segundos.
Hasta siempre, Gerardo ❤️ Gracias por tantos años juntos. Por tu generosidad y sensibilidad que han dejado una huella eterna en todos nosotros. Gracias por venir. pic.twitter.com/yZZrAQ3xNi
— telefe (@telefe) March 12, 2022
Si las versiones sobre algo no son aclaradas desde el vamos, inevitablemente todas las cosas que se mencionen después solo aumentarán la confusión, por más que un cuerpo de ejecutivos de marketing se devane los sesos diseñando un lenguaje coloquial para dejar de lado la terminología que corresponde. Poca gracia le hubiese hecho a Gerardo Rozín, una persona que jamás eludió lo real como productor de contenidos, que la verdad sobre su cuadro de salud naufragara en tres versiones hasta conocerse su fallecimiento. Durante el lunes 7 de marzo, la primera versión dio cuenta de una afección en el páncreas, situación que algunos medios, especialmente los digitales, repitieron sin verificar con las fuentes en esa política difusional actual de sumarse a la monótona réplica de términos, sin poner tal como es de esperar las cosas con su nombre. Horas más tarde un amigo que dijo haberlo visitado, acaparó espacio protagónico indicando que el conocido animador televisivo por esas horas tenía una seria afectación de su próstata. Esa segunda versión pareció marcar la dejadez de los medios por establecer precisiones, porque hoy en la televisión parece que es más importante la cantidad de segundos que un movilero permanece en pantalla sin un mínimo de información, llenando minutos con incongruencias gramaticales, que brindar a la audiencia la información puntual y nada más que eso.
Desgraciadamente y sin que nada pudiese cambiar el curso de la enfermedad que terminó con la vida del querido productor y animador televisivo, pasadas las 20 horas del viernes 11 de marzo, finalmente se conoció la noticia del fallecimiento de Gerardo Rozín tras una comunicación de la emisora en la que se desempeñó hasta el año pasado. La novedad la confirmó Sol Tomaselli, representante de prensa de Viacom-Telefé. quien en un mensaje señaló: “Lamentamos informar que falleció nuestro querido Gerardo Rozín. Les pido respeto para su familia”, tal los conceptos de la comunicadora, quien empleó de manera imprudente el concepto de pertenencia antecediendo al de adjetivación, como si aquella persona fuera parte de un stock humano de dicha firma, término que solo le corresponde a su familia por ineludibles y lógicas razones. Sin un parte médico, conocer finalmente las razones de la defunción asomaron por ese momento como una curiosa utopía, hasta que algunas personas que tuvieron contacto con el recordado animador del ciclo “La pregunta animal”, no titubearon en señalar que Rozín padecía un tumor cerebral, cuerpo cancerígeno ubicado en dicha parte de su cráneo, tal como salió detallado finalmente en el elocuente informe de Emanuel Respighi del matutino Página 12.
Gerardo Rozín comenzó como redactor publicitario y más tarde trabajó en el periodismo gráfico en su Rosario natal, emigrando en los ‘90s a Buenos Aires, ciudad en donde hizo colaboraciones en la primera etapa del Diario Perfil dentro de la sección de humor. Tras esa labor, ingresó a la televisión como productor, con una primera experiencia en “Sábado Bus”, programa conducido por Nicolás Repetto, que lo lanzó definitivamente a la fama en aquél momento. Tiempo después se desempeñó en la programación de Azul TV y más tarde participó de ciclos políticos como 3 Poderes, junto a Sietecase y Montenegro como conductores. A partir del 2015, su peso en la televisión cobró vital protagonismo con el ciclo “Morfi”, palabra que Nicolás Repetto utilizaba en “Sábado Bus” con la frase “ahí viene la morfi”, programa semanal con el que se despidió de la TV, formato que iba todos los domingos al mediodía, siendo las últimas temporadas del ciclo, un envío que brindaba a los músicos un destacado lugar donde expresarse y mostrar sus recientes novedades.
Profundo pesar por la temprana partida del periodista y conductor, Gerardo Rozín. Un inmenso profesional, querido por todo aquel que tuvo la dicha de conocerlo.
— Alberto Fernández (@alferdez) March 12, 2022
Abrazo a sus seres queridos y familiares en este momento difícil. pic.twitter.com/rkIlm91iuK
Después que se conoció la novedad de su fallecimiento, las principales figuras de la televisión hicieron pública su tristeza, desazón a la que adhirieron los últimos dos presidentes de esta nación en sus redes sociales. Quien sorprendió a la mayoría fue el cantautor santafesino Rodolfo Páez, quien comentó que consciente de su grave enfermedad, Gerardo Rozín lo llamó a su celular para despedirse. “Fue un hombre fuerte de la cultura y el entretenimiento de su tiempo, había llamado para despedirse, hablamos bastante por teléfono en los últimos meses. En esos momentos le dije que lo quería mucho, lo vamos a extrañar muchísimo a este gran rosarino canalla de corazón que supo conquistar, incluso a todos los inconquistables con su encanto irresistible y su don de bien. Todo el amor de la familia Páez a su familia y amistades. Esta noche tomaremos varias copas en su nombre, nos reiremos recordando lo bueno que fue atravesar el tiempo con él”, señaló este veterano músico rememorando con afecto y simpatía su relación con el conocido productor y animador de la pantalla chica.
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Fecha de Publicación: 14/03/2022
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