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Fernando Samartín. Dos décadas de pasión por Sandro

El conocido cantante y actor celebra 20 años homenajeando a Roberto Sánchez. La rosa, rosa romántica, que no se apaga ni en la penumbra.

En el 2001, un año inolvidable por hechos como la caída de las Torres Gemelas o la crisis institucional en Argentina a mediados de diciembre, Argentina disfrutó de uno de los espectáculos más atractivos que brindó el cantautor Sandro, un histórico show llamado  “El hombre de la rosa”. Dos años luego de aquella recordada performance, Fernando Sanmartín tomó la decisión de homenajear aquél repertorio y a su responsable, un camino de enorme respeto y admiración por el legendario artista de Banfield. Celebrando durante el presente año dos décadas de labor con su recreación del recordado vocalista fallecido en los primeros días del 2010, el artista que interpreta sus canciones imitando a la gran figura pop rock romántica argentina, evocamos junto a Fernando al famoso Gitano. Para las nenas.       

¿Cuándo empezaste tu recreación homenaje a Sandro? ¿Alguna vez tuviste contacto con él para hacerle saber lo que estabas haciendo?

Fernando Samartín: Al principio tuve la gran ilusión de que algún día pudiese ver lo que hacía, pero al mismo tiempo tenía miedo, porque quien mejor que él para decir si lo que desarrollaba estaba bueno, en los últimos años Roberto estaba muy complicado por su estado de salud. Antes que se agravara su situación física, me animé y le mandé una carta acompañando un cuadro que le pinté. A la semana me respondió con una hermosa foto autografiada, no tomaba dimensión que alguien así de importante pudiese responder a mi contacto epistolar.

 

¿Sentís que la imagen del artista se modifica tras su muerte a principios del 2010?

FSM: Absolutamente. Está claro que tras su partida física, su leyenda se agigantó, muchos pensábamos que lo íbamos a tener para siempre. Lo que me puso feliz en aquellos años fue que Roberto me escribió y me tiró buena onda. Viste lo que son las cosas del destino, ahora los músicos de Sandro trabajaban conmigo. Tengo recuerdos maravillosos de él, le encantaba dar cátedra de todo y sabía de todo, desde asuntos de cocina a historia con los templarios, su estudio se llamaba Excalibur, era un tipazo.

De gira con los músicos de Sandro

¿Considerás que fue alguien del espectáculo que no hubiese resistido con su gran fama la tecnología actual en el contexto social?

FSM: Totalmente, las redes sociales y los celulares hubiesen sido una gran pesadilla para Roberto en los años ‘70s, con toda esa cosa misteriosa que alimentó su carrera, algo de misticismo que obró como un gran aderezo dentro de todo lo que tenía, está claro que el misterio fue su amalgama. Algunas personas me contaban que para poder salir a la calle sin ser reconocido, debido a su popularidad, él se ponía un bigote postizo y manejaba el taxi de un amigo, era muy jodón. Tocabas el portero eléctrico de su casa en Banfield y ahí atendía él simulando acento español y decía “el señor Sánchez no se encuentra” .Por eso, ahora cuando ves a toda la gente con los celulares y esas comunicaciones de las redes, advertís que son cosas que Roberto sin duda las hubiese padecido.

¿Cómo recordás tus primeras apariciones en vivo haciendo este tributo a Sandro?

FSM: En el comienzo de mi carrera hacía muchas “cena show”, iba gente con “hambre de Sandro”. Hoy viéndolo a la distancia, veo que desaparecieron ciertos sitios o lugares de “cena show”. Ibas a ver tres o cuatro artistas distintos, venían los fanáticos de Sandro, en ese arranque trabajaba con un minidisc, tenía cargados 400 temas de Roberto, la gente me pedía, los buscaba y cantaba.

Después del 2010 trabajé con los músicos de Sandro, hice el musical “Por amor a Sandro”, que fue muy importante en mi carrera, pues me enseñó a acomodar mi performance, el espectáculo tenia que ser más ordenado, algo que me costó mucho. Por ahí a mis presentaciones actuales la gente que iba a las “cenas show” ya no vienen, eran una comunidad especial que me pedía temas raros. Algunos pensaron que me agrandé y dejó de venir a verme, se acerca público que le gusta y nunca fue parte de un fan club, lo vio a Sandro en vivo dos o tres veces, son gente que empieza a redescubrir lo que hacía. Lo que me ayudó mucho últimamente fue la serie que se hizo sobre Roberto, ahí hubo bastantes personas que me vinieron a ver, eso me encanta.

El Gitano de Banfield y el Rey de Memphis

Así como en Argentina hay muchos que imitan a Sandro, lo mismo sucede en los Estados Unidos con Elvis Presley. ¿Cómo ves esa fenomenología?

FSM: Es verdad, hay algo de eso. En Argentina conozco a la mayoría de los que imitan a Sandro, pero muchos lo llevan al humor, yo no hago humor con eso, no salgo con el pulmotor. La mayoría que lo hace son fanáticos y los escucharon toda la vida, me encanta lo que hacen  En cuanto al fenómeno con Elvis y aquellos que cantan y se visten como él, conocí y canté con John Mc Inerny, actor y cantante que protagonizó la película “El último Elvis”. Es una muy buena persona, es un espectáculo medio aparte, porque a veces se viste con la ropa de Elvis, es muy personal y canta como la puta madre. En su momento ví a un inglés que cantó en el Ópera haciendo tributo, aquél show lo produjo Joaquín Galán, fue muy bueno, también consumo muchas bandas tributo a Queen.

 

 

¿Cómo definirías a Sandro ahora después de 20 años de cantar todas sus canciones?

FSM: Roberto era una gran entretenedor y conocía la llave del secreto de entretener, se abría la puerta de la heladera en su casa, se prendía la luz y empezaba a cantar, era un apasionado de lo que hacía. Cantaba para cinco o cincuenta mil personas, un maestro, cuando cantás delante de poca gente estás muy expuesto, en un cumple de alguno que te contrató cantás para ocho personas y te querés matar, es muy fuerte cantar algo como “tu boca sensual y peligrosa” ante poca gente que te mira fijo. Trato cuando salgo a la calle de pasar desapercibido, no me conocen en la vía pública, soy una especie de “Piñón Fijo”, salgo con mi gorrito y no me conocen. Una vez canté en Valentín Alsina y luego del show esperaba afuera a los músicos, una señora mayor se me acerca y me dice “¿cómo se llama el que cantó hoy?”, le dije que era yo y no me creía, ahí vino uno de los músicos a decirle que era yo y recién ahí se convenció.

 

 

Imágenes: Fabio Ferreyra, Prensa / IG Fernando Samartín

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